Javier Solís, el cantante en las 'sombras' de Pedro Infante

Mié, 19/04/2017 - 08:21
La historia de Javier Solís se concentra en una sola canción, «Sombras», no necesitó nada más para convertirse en ídolo. El día que murió se decía que había muerto «el señor de sombras»,
La historia de Javier Solís se concentra en una sola canción, «Sombras», no necesitó nada más para convertirse en ídolo. El día que murió se decía que había muerto «el señor de sombras», así lo conocía la gente y así lo conocen aún en la actualidad. Su verdadero nombre es Gabriel Siria Levario, nació el primero de septiembre de 1931 en Ciudad de México en el Hospital Nacional Homeopático. Cuando Gabriel apareció en el panorama musical mexicano a finales de los 50, la época de oro de la canción ranchera ya había comenzado. También es conocido como El Rey del Bolero Ranchero. La crianza de Solís fue urbana, entre los gimnasios de boxeo, los cines de piojito, las palomillas. Javier Solís también fue actor, un charro que desde la cuidad cantaba a la nostalgia del campo mexicano. Con su voz se conforma la trilogía mítica Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís. Fue el primogénito de los tres hijos que tuvieron Francisco Siria Mora, que era panadero y Juana Levario Plata. Juana tenía un puesto de mercado y debido al abandono de su esposo y la demanda de su trabajo decidió encargar al bebé Gabriel con su hermano Valentín Levario y su esposa Ángela López. [single-related post_id="680765"] Sus tíos eran sus padrinos, vivían en el barrio Tacubaya de la Ciudad de México. Ángela, siempre había querido un niño y por eso lo recibió con gusto. El futuro artista siempre consideró que ellos eran sus verdaderos padres. Javier logró cursar hasta quinto grado de primaria. Empezó a cantar desde pequeño, en las escuelas de Tibacuya participaba como cantante en los festivales musicales. En 1941, después de que Javier cumpliera los diez años su madrina murió. Tras la muerte de Ángela, su padrino lo sacó de la escuela y empezó a trabajar como recolector de huesos y vidrios. En las calles conoció el mundo de barrio. Además de estos oficios, en su adolescencia diversificó sus trabajos.

Javier Solís, el polifacético

Trabajó como panadero, carnicero, cargador de canastas en el mercado y lavador de automóviles. Después se interesó por los deportes, y fue aficionado del boxeo, beisbol, futbol y la lucha libre. El dueño de la carnicería, David Lara apoyó el entusiasmo de cantar que tenía Javier y lo envió a estudiar con Noé Quintero que anteriormente había orientado a Pedro Infante. A pesar de sus intereses polifacéticos, su verdadera pasión era cantar. En 1945 entabló amistad con Ignacio Reyes, un sombrero que hacía parte del trío Jarocho y le enseñó a Javier a tocar la guitarra. Solís empezó a cantar en el teatro Salón Obrero, en sus presentaciones, jamás cantó música ranchera. Su género favorito era el tango, un amigo le propuso cambiar su nombre por uno más sonoro y así nació Javier Luquín. A mediados de los años 40 surgió un nuevo género musical representado por Pedro Infante, «El bolero ranchero». Javier consiguió trabajo como solista en un restaurante en 1948 e insistía en cantar tangos. Más adelante trabajó en otro restaurante y por políticas del lugar dejó los tangos para cantar rancheras. Javier conoció a Enriqueta, una vecina, y tras dos años de noviazgo se casaron el 14 de noviembre de 1950. Al siguiente año nació su hija Ángela Levario Valdez. El parecido de la voz de Javier con la de Pedro Infante le proporcionaba trabajo continuo. Consiguió un buen contrato para cantar en el centro nocturno Guadalajara de noche en La Plaza Garibaldi. Enriqueta tuvo que bautizar su segunda hija Zoila sin su padre, ya que Javier se ausentaba por tiempos prolongados. Aún así la pareja tuvo otra niña, Elizabeth. Javier sostenía varias relaciones amorosas simultaneas, el nacimiento de varios hijos se convirtió en un enredo para su vida. En el cabaret le ofrecieron otro contrato, fue jefe de pista, animador y cantante. [single-related post_id="677934"] A los 24 años, empezó a trabajar en el bar «El Azteca», donde permaneció cuatro años, allí su amigo Manuel Garay le convenció de cambiar su seudónimo por Javier Solís. El Trío los Panchos le consiguió una prueba en su casa grabadora La Columbia. El Trío lo recomendó para una audición con Felipe Valdés, quien era director artístico de Discos Columbia de México. Javier resultó aprobado en la audición y se le hizo el primer contrato para grabar su primer sencillo. El lunes 15 de abril de 1957 murió Pedro Infante. Javier le rindió homenaje a su ídolo cantando ante su tumba las canciones que Pedro había hecho inmortales. Recibió su primer disco platino por las ventas de su primer sencillo el 5 de septiembre de 1957. Cuando Felipe Valdés logró que Javier dejara de imitar a Pedro Infante, su carrera fue fugáz, ya que en solo 10 años grabó 379 canciones. Se consolidó como unos de los cantantes más famosos de México. Incluso, participó en 33 películas en su corta carrera de 10 años. El 12 de abril de 1966 Solís, fue hospitalizado en el Hospital Santa Elena en la ciudad de México para operarlo de la vesícula biliar. Después de la operación, Javier mostraba una mejoría pero en la madrugada (5:45 a.m.) del 19 de abril de 1966 falleció debido a un fallo cardíaco por un desequilibrio electrolítico producido por la colecistectomía.
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