“Fuerte; que me produzca cansancio”.
“En la silla reclinable frente al mar. Ahí lo puedes dejar mientras ordeno el almuerzo en el restaurante”, le grité a la mesera mientras caminaba hacia el otro lado de la playa.
Son muchas las opciones ofrecidas en esta playa para beber—y aclaro que, sin trago, no es lo mismo—desde el Mojito clásico hasta el trago creado en la Florida: Sexo en la playa.
Como tal el trago es fuerte porque con tanta azúcar ni me di cuenta de cuánto alcohol me tomaba. Sin embargo, no me gustó, pero tenía que probarlo. Me pareció demasiado dulce, y aunque el nombre suena súper atractivo, no es mi tipo.
A la que si le gustó fue a mi mamá. Este fin de año se fue con nosotras de crucero y ¡cómo lo disfrutó! A sus setenta y pico se metió a una cueva de 40 metros con sus hijos y nietos, y se lanzó de la tirolina a mas de 50 metros de altura, y lo mejor fue sin decir ni “mu”.
Toda mi vida la escuché decir que si tuviera el dinero, se lanzaba de un avión en paracaídas, y muy sutilmente la puse a prueba. Es que es una arriesgada y atrevida, así como yo. No nos dio lidia para nada y sólo agradeció consistentemente las experiencias nuevas. El próximo año me la llevo a Dubai a cumplir su sueño de saltar en paracaídas.
Me enseñó que no hay edad para la diversión y que esos cuentos de que la gente mayor no es arriesgada son prejuicios de nosotros lo “jóvenes”.
Pasamos un par de días en Belize y Honduras, y otro par en México. Entonces por ahora, estoy preparando mi próximo artículo sobre Belize y sus más típicos recorridos. No se lo pierdan el próximo domingo pues les estaré escribiendo de lo económico que es viajar a esta parte de Centro América.
Así me despido, hoy desde Miami pero mañana desde Ecuador.
Salua Kamerow
Instagram: @skamerow