La historia de Dawn Loggins parece la de una cenicienta del siglo XXI. Creció en Lawndale, Carolina del Norte, en un hogar en el que su madre y su padrastro no pudieron darle una infancia normal porque estaban en sumergidos en las drogas. La madre, ajena al mundo, no pagó los servicios públicos por lo que Dawn y su hermano Shane permanecían varios días, hasta semanas, sin bañarse.
Para cocinar, los dos hermanos debían caminar 20 minutos hasta el parque y llenar envases con las llaves callejeras, según publicó CNN.
Se acostumbró a vivir sin luz, y como los gallos se levantaba temprano y terminaba las tareas cuando iniciaba el crepúsculo. En la casa no había dinero ni para las velas.
Después de regresar de un curso a 300 kilómetros de su casa descubrió que sus padres la habían abandonado.
En la escuela pública donde estudiaban pedían la lavadora prestada para lavar la ropa y las regaderas para bañarse. A pesar de las circunstancias, los Dawn y Shane demostraron ser buenos estudiantes ocupando buenos puestos. Gracias a eso, Dawn ganó una beca para estudiar ciencias naturales durante seis semanas en el Meredith College, escuela ubicada a 300 kilómetros de su pueblo.
Con una maleta lista gracias al apoyo de una consejera que le compró ropa y productos de aseo, se marchó a la nueva escuela. Después del tiempo del curso, regresó y se dio cuenta que todo había cambiado mucho más de lo que esperaba, sus padres, que no pudieron abandonar la droga, abandonaron a la hija. La abuela materna fue llevada a un refugio, y su hermano Shane había desaparecido. Se quedó huérfana y sin casa.
Como una gitana empezó a cambiar de hogar en hogar durmiendo en los sillones o en el suelo de las casas de sus amigos. La consejera que la apoyó antes, le ayudó a conseguir un sitio estable con una pareja. Después le preguntó qué quería hacer con su vida, la joven quería estudiar, no quería terminar como su madre.
Dawn Loggins trabaja como conserje en su escuela mientras entra a la universidad de Harvard donde cambiará su vida
Empezó el papeleo, el envío de correos solicitando entrada a las universidades de Carolina del Norte. Mientras hacía eso se le ocurrió mandar a la universidad de sus sueños: Harvard. Para eso pidió a un profesor que la recomendara, y él, sabiendo la historia de la joven escribió las circunstancias por la que había pasado Dawn para salir adelante. Después de varios días recibió una carta: “Estimada Srta. Loggins, me complace informarle que el comité de admisión me ha pedido decirle que será aceptada a Harvard College en la clase del 2016.
La historia de la joven se extendió por Estados Unidos y surcó fronteras. Aún los padres siguen ausentes, pero la gente la apoya económicamente, y ella tiene la fortaleza para seguir adelante.
Sin agua ni luz en su casa, cumplió el sueño de entrar a Harvard
Dom, 17/06/2012 - 11:30
La historia de Dawn Loggins parece la de una cenicienta del siglo XXI. Creció en Lawndale, Carolina del Norte, en un hogar en el que su madre y su padrastro no pudieron darle una infancia normal porq