María Victoria Palacios Romaña no ha tenido una vida fácil en medio de las necesidades sociales, del hambre, la violencia, la discriminación y el abandono estatal del territorio donde nació. Más conocida como ‘La Flaca’ en Quibdó, su activismo como líder LGBTIQ+ en el territorio junto a su trabajo con la Fundación Latidos Chocó es una de las luchas desinteresadas por las que se levanta cada día.
En entrevista con Kienyke.com, La Flaca busca visibilizar su territorio y las deudas que por décadas le deben los gobernantes de turno al olvidado departamento del Chocó y especialmente a la comunidad sexualmente diversa, quienes llevan el peso de la pobreza con más esfuerzo que el resto de los chocoanos.
“Inicié sin saber que lo estaba haciendo, era muy dinámica porque mis primeras incidencias fueron como en educación y salud, porque siempre se ha dicho que las personas LGBTI son enfermas, porque son las que propician las enfermedades sexuales y por eso siempre mi enfoque fue hablar de salud y trabajar en salud, pero también la educación, porque éramos o es muy poca la presencia de personas LGBTI en planteles educativos por la misma discriminación y las que podíamos acceder en algún momento entramos en deserciones por ese rechazo y todo ese esos temas de prejuicios y estereotipos”, contó Maria Victoria sobre sus inicios como activista en Quidó.
En principio, La Flaca no conocía las labores propias de un líder social, sin embargo, su entrega por las dinámicas sociales la formaron como una de las personas más reconocidas y queridas por la comunidad. Esto la impulsó para formarse y empezar a buscar información sobre las labores con la comunidad que podía empezar a hacer participando activamente de otros espacios fuera del territorio, por lo que cuenta que algunas personas de Bogotá le explicaron lo que estaba haciendo sin autodenominarse lideresa aún.
Lea también: Afrocolombianidad: Rastreando el ADN del Chocó
La insistencia de María Victoria de luchar por su territorio es tan auténtica como su forma de narrar a Quibdó que convulsionado en medio de la violencia, la lideresa ve una esperanza al final del camino “si no lo hacemos nosotros y nosotras que somos, que vivimos las discriminaciones y la problemática, nadie más lo va a hacer”, contó al ser cuestionada por su insistencia en velar no solo por la comunidad LGBTIQ+, sino también por amparar a niños vulnerables y personas de la tercera edad en condiciones de vida complicadas.
“¿Pero por qué seguir? Por qué si se queda eso allí siento que va a morir y antes de que muera hay que hacer mucho escándalo. No hay que esperar que algo malo le pase a otra para poderlo hablar. Entonces siempre he estado frente a muchos procesos y esos procesos han permitido que haya esa lucha, esa resiliencia, esa resistencia y me tenga como un roble frente a toda esa discriminación y a todos esos prejuicios”, contó la lideresa.
Infancia de ‘La Flaca’ cruzando por el río Atrato:
El río Atrato es uno de los afluentes hídricos más importantes del Chocó, sus aguas son las que transportan el mayor intercambio comercial en el departamento. Aunque sus usos en los últimos años no han sido del todo para este fin, el agua se lleva la sangre, la violencia, la minería ilegal y el microtráfico que azotan la región.
Sus turbias aguas han sido recorridas cientos de veces por María Victoria, las mismas gotas que la vieron crecer, desarrollarse y transformarse en la mujer empoderada que es hoy.
“Me gustaba mucho ir a nadar en el río, a ir a las fincas, estar en la playa, compartir. Soy amante del campo, siento que llevo una parte de mi debe estar inmersa en el campo… Sentía raro que por tener un pene y unos testículos me gustaran las personas que tenían pipí, porque en mi proceso de adolescencia, por ser una persona con pene, con testículos, tenían que gustarme las personas con vagina, con ovarios”, comentó Maria Victoria.
En medio de su transcurso por la adolescencia, la lideresa se vinculó con algunos estudiantes que iniciaron el consumo de sustancias psicoactivas e incluso estaban empezando a sumergirse con las bandas delincuenciales que tienen presencia en el territorio, debido a esto, su madre decide enviarla a la psicóloga de la institución, quien la acompañó para revelarle su verdadera identidad sexual.
“En el momento en que invitamos a mi mamá a que ella conozca un poco de esa realidad por la que yo estaba atravesando y porque en algún minuto tenía que haberme callado para no sufrir un sinnúmero de factores que por orientación sexual se viven.
Vea aquí la entrevista completa con María Victoria:
En ese momento fue muy difícil, había un vínculo muy estrecho y se rompió. Me retiré del colegio porque comenzaron un sinnúmero de factores que me afectaban mucho más por mi orientación sexual y entonces mi profesora fue a la casa donde yo vivía, me sacó y yo terminé el colegio”, contó.
Esto apenas representó el comienzo de su lucha por la transición que tanto anhelaba, al principio, María Victoria empezó con unas inyecciones y pastillas ensayando lo que se acomodaba mejor a su cuerpo, sin embargo, se informó e inició una batalla legal con su EPS para que se le garantizarán unas prótesis mamarias y un tratamiento hormonal.
“Fueron dos años de lucha. Negada, negada, negada. Hablé con abogados de la Defensoría, los cuales me asesoraron. Me dijeron “tú tienes derecho a esto y la EPS está en el deber de cumplirlo”. Instauramos tutela y efectivamente la EPS me reconoció el derecho a unas prótesis, me operaron y el tratamiento hormonal lo inicié con control médico y todo fue algo maravilloso”, comentó.
El proceso de María Victoria fue inspiración para muchas mujeres trans que están en la pelea por alcanzar su tránsito deseado, luego de que varias conocieran la batalla de la lideresa, algunas se acercaron a pedir la compañía y asesoría de La Flaca quien contó que ha guiado varios procesos en los que se ha exigido a los prestadores de salud tratamientos hormonales, prótesis mamarias y cirugías de reasignación de sexo.
