Pasan los años y cada abril sigue trayendo consigo el recuerdo de Jorge Eliécer Gaitán, ‘el indio’, como lo conocían por su color de piel. Su violenta muerte trajo consigo una espiral de lo mismo: violencia y muerte. Un pleonasmo que ha tomado múltiples caras: las de las estructuras armadas que, entre consignas y noticias, han terminado inmiscuidas en rentas ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal, desangrando a su vez al medio ambiente colombiano.
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Millones de víctimas son las que ha dejado una violencia que amenaza con incrustarse en la historia colombiana de manera indefinida. Para que no se olviden ni las víctimas ni los horrores que han padecido, el artículo 142 de la Ley 1448 hizo del 9 de abril de cada año un Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado en Colombia.
Comparación de Gustavo Petro y Jorge Eliécer Gaitán
Con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, el luctuoso de Gaitán en 2023 fue más noticioso de lo normal, pues el mandatario nacido en Ciénaga de Oro ha recordado de todas las formas posibles al tribuno del pueblo, autor de la frase “Yo no soy un hombre, soy un pueblo” y de la ‘Oración por la Paz’.
Entre otras cosas, Petro se asumió como una especie de continuador de la ideas transformadoras de Gaitán y mencionó los que, a su juicio, son los peores males que padece la sociedad colombiana.
Miedo, violencia y corrupción, es la trilogía. Nosotros somos una ruptura, por tanto nacemos, nos originamos, nos alimentamos y nos revitalizamos a partir del origen de esa convocatoria gaitanista. El Gobierno del Cambio ojalá sea un heredero legítimo de Gaitán, que sea una continuación de lo que no pudo ser por la violencia, y que podamos ser lo que se proponía en los años 50, como una construcción nacional de desarrollo justo y desarrollo para el pueblo colombiano”, señaló el presidente en el acto de homenaje a Gaitán.
Y claro, el presidente no podía dejar pasar de largo las reformas como una mención en negrilla de lo que fue su discurso a propósito de los 75 años de ‘El Bogotazo’, desencadenado una vez en el centro de la ciudad quedó postrado el cuerpo inerte del tribuno, al que pronto iba a acompañar en la nada de la muerte el de su asesino, Juan Roa Sierra.
Gaitán sigue siendo el espíritu que lanza a la población a las calles. Aseguraba él que no se podrían construir reformas, justicia social y una democracia moderna sin un pueblo en las calles o sin un pueblo movilizado. Hoy creo que ese es el reto, si el pueblo no se moviliza y se estanca en el miedo, las reformas no van a pasar
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Arnovy Fajardo Barragán, historiador y profesor de la universidad Externado de Colombia, le dijo a Kienyke.com que Gustavo Petro es otro de tantos mandatarios que han citado y recogido la imagen de Gaitán para referirse a su propio programa de gobierno. Señala que lo importante es analizar si la mención del tribuno se da de manera simbólica (generando siempre una oposición discursiva del pueblo a la oligarquía) o si atraviesa por puntos estructurales, es decir transformaciones en el modelo económico.
Habría que ver si Petro realmente es consciente de esa profundidad de ideas o si, por el contrario, es un recurso retórico, que en el fondo no sería más que una estrategia de presentación de su propio proyecto político. Ahí debería plantearse una nueva pregunta: ¿qué tanto de gaitanismo hay dentro del peronismo como conjunto de ideas políticas, sociales y económicas presentadas en un programa para el gobierno del país?
Fajardo hace hincapié en las diferencias cronológicas que, para la agenda discursiva de los proyectos políticos, representan abismos conceptuales y de ejecución. “No creo que Gaitán haya tenido un pensamiento ecológico, de potencia mundial de la vida, como sí lo tiene el presidente Petro”.
Especialistas hablan de la comparación de Petro con Gaitán
Por su parte, Consuelo Wynter, politóloga y magíster en Construcción de Paz de la Universidad de Los Andes, habló de la importancia de reconocer, sin idealismos, el papel de Jorge Eliécer Gaitán en la historia política de Colombia.
Gaitán no fue algo diferente a una promesa de futuro que no se logró, por su asesinato. Como defensor de los derechos en su época, como político que se salía de los cánones tradicionales estaba abogando por darles voz a aquellos que no la tenían. Es un legado que podríamos reconocer como vigente, pero que es cada vez más esquivo y elusivo
La académica, que vive hace más de un año en España, planteó una reflexión sobre el día de la víctimas del conflicto armado en Colombia:
“Más que una serie de eventos públicos, debe ser un llamado a la consciencia colectiva para entender el impacto que ha tenido el conflicto armado colombiano en las vidas de quienes ya no nos acompañan y de quienes aún están con nosotros y que están sufriendo en carne propia la crudeza del conflicto”.