En las montañas frías de Cumbal, Nariño, cerca de la frontera con Ecuador, una comunidad indígena está viviendo una experiencia que va más allá de los números y las cuentas bancarias.
Es un proceso de transformación donde el aprendizaje de la educación financiera se mezcla con el rescate de saberes ancestrales y la preservación de su lengua.
Kienyke.com viajó hasta esta comunidad para conocer este proyecto, impulsado por Banco Contactar que se ha convertido en un ejemplo de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial, donde conversó con Yazmin Ramírez, directora de sostenibilidad quien resaltó que desde la entidad financiera buscan cerrar brechas de vulnerabilidad económica mientras refuerza las raíces culturales de los pueblos originarios no solo de esta región del país sino de otras tres comunidades en donde ya funciona esta iniciativa.
El resguardo de Chiles, hogar de esta comunidad, se encuentra en una región montañosa, aislada, donde las tradiciones y costumbres se mantienen vivas, pero donde la modernidad a menudo parece lejanas. Fue allí, en este rincón de Colombia, donde Banco Contactar decidió iniciar un programa de educación financiera dirigido no solo a los niños, sino también a las futuras generaciones de adultos, con el fin de empoderarlos y brindarles herramientas para navegar el mundo financiero.
Volviendo al origen con inclusión financiera
La idea nació hace más de un año, cuando los equipos de Banco Contactar comenzaron a identificar las necesidades de las comunidades indígenas en el país. En una de las primeras reuniones de trabajo, los líderes y docentes del resguardo expresaron que, aunque querían acceder a servicios financieros, había una desconexión con las herramientas tradicionales, especialmente por la barrera del idioma y la falta de conocimientos previos.
“Estamos con la comunidad del resguardo de Chiles, a solo 300 metros de la frontera con Ecuador. Aquí es donde arrancamos con nuestros talleres de educación financiera. La idea es poder empoderar a los niños, pero también empezar a pensar en una fase futura que involucre a los adultos, en su propia lengua ancestral", señaló Jorge Pantoja, rector del centro educativo La Calera del Resguardo Chiles en Cumbal, Nariño.
El enfoque del proyecto ha sido integral. En una primera fase, se introdujeron a los niños más pequeños de seis y siete años en el concepto de educación financiera.
A través de actividades lúdicas y educativas, los niños aprendieron a ahorrar, comprender el valor del dinero y las consecuencias de las decisiones económicas. “Les enseñan a ser responsables desde pequeños, a saber que el dinero tiene un propósito y un valor. Eso es fundamental para su desarrollo”, comenta María Lidia, una mujer indígena del pueblo de Chiles sobre lo que ha significado este acercamiento con Banco Contactar y su impacto en su comunidad, especialmente sobre los más pequeños.
Un enfoque culturalmente sensible e integral
Lo que hace único a este proyecto es que no se limita solo a la educación financiera en su forma tradicional, sino que está profundamente arraigado en la cosmovisión y la cultura de los pueblos indígenas. El Banco Contactar, en colaboración con los líderes y docentes del resguardado Chiles, ha integrado las celebraciones ancestrales, la lengua pasto y los saberes autóctonos dentro del proceso de aprendizaje.
El propósito es que los niños no solo aprendan sobre finanzas, sino que también reconozcan la importancia de sus tradiciones. Así, el contenido de las cartillas de educación financiera, que se entregarán a finales de año, incluirá no solo conceptos sobre ahorro y consumo responsable, sino también historias de la comunidad y su cosmovisión. “Vamos a incluir en nuestras cartillas el Inti Raymi, las fiestas cósmicas y la ceremonia a la luna. Queremos que los niños comprendan que la educación financiera no está separada de su identidad cultural”, afirma el líder indígena de Chiles.
Este enfoque cultural ha sido posible gracias a un proceso de colaboración constante entre los miembros del Banco Contactar y los líderes comunitarios. A través de mesas de trabajo, los educadores han adaptado los materiales de enseñanza para que sean comprensibles y relevantes para la comunidad, asegurando que el conocimiento no se pierda en la traducción.
De acuerdo a Yazmin Ramírez, el siguiente paso en este proyecto será llevar la educación financiera a los adultos de la comunidad, para quienes se está preparando una fase en la que los talleres se impartirán en lengua pasto, haciendo el proceso aún más accesible.
"El desafío es grande, pero la idea es que los adultos también puedan acceder a los servicios financieros y tomar decisiones informadas que les permitan mejorar su calidad de vida", explica un miembro del Banco Contactar.
Además de la educación financiera, el proyecto también tiene un fuerte componente social y ambiental. En el futuro cercano, el banco planea involucrar a la comunidad en iniciativas de reforestación y conservación del páramo, un ecosistema vital para la región.
“La educación financiera no debe estar desconectada de nuestro entorno. Por eso, también queremos enseñarles a los niños y adultos cómo cuidar el medio ambiente y conectar eso con el ahorro y el uso responsable de los recursos”, comenta Pantoja, rector del centro educativo.
Un modelo de banca relacional
Lo que diferencia a Banco Contactar de otras entidades financieras es su enfoque en la banca relacional, pues lejos de ser una entidad financiera tradicional que simplemente ofrece productos de crédito y ahorro, Banco Contactar se presenta como un aliado en el proceso de inclusión social y económica de las comunidades más vulnerables.
"Lo que buscamos es ser parte activa en el desarrollo de estas comunidades, no solo brindando créditos o servicios bancarios, sino ayudando a reducir las brechas de vulnerabilidad. Queremos que puedan acceder al mundo digital y entender cómo funciona el sistema financiero para que puedan emprender y mejorar su economía”, explica Ramírez.
Con más de 8,000 personas pertenecientes a comunidades indígenas dentro de su red, Banco Contactar está comprometido en ofrecer más que productos bancarios. Está construyendo una relación cercana y de confianza con las comunidades, enfocada en la educación, la capacitación y el fortalecimiento de la identidad cultural.
La enseñanza de estos conceptos en edades tempranas tiene un impacto significativo en la comunidad. Como bien apuntan los líderes del proyecto, los niños que hoy están aprendiendo sobre finanzas no solo cambiarán su futuro, sino también el de su comunidad. “Lo que aprendan hoy, lo replicarán mañana. La educación es el motor del cambio, y este proyecto tiene el potencial de transformar vidas”, mencionó uno de los profesores del cuerpo docente de la institución.
Para los miembros del resguardo de Chiles, esta colaboración con Banco Contactar es un ejemplo de cómo las empresas pueden tener un impacto positivo en las comunidades.
Este proyecto es un testimonio de cómo las iniciativas de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial pueden ir más allá de la ayuda tradicional y generar un cambio profundo y duradero en las comunidades más vulnerables. Un cambio que no solo se mide en cifras, sino también en la preservación de la cultura, la educación y el bienestar de los pueblos ancestrales del país.