El 2 de julio de 2008 el país se paralizó y se aventó a los televisores y radios, un última hora de los noticieros captó la atención en los campos y ciudades, 15 personas lograban recuperar la libertad tras varios años de secuestro a manos de las Farc.
Entre los liberados, un discurso llamó la atención por sobre los demás “He estado encadenado durante 10 años, yo soy el teniente Malagón del glorioso Ejército Nacional de Colombia”, decía un joven Raimundo Malagón con la voz entrecortada.
15 años han pasado de aquel suceso que le dio la vuelta al mundo, Malagón ya no es teniente, es coronel activo del Ejército Nacional; fue a Europa y regresó, se casó y tiene dos hijos: una niña y un niño.
Ver capítulo 3: Ana Páez: una madre víctima de falsos positivos que sigue buscando verdad
El inicio de un infierno encadenado: el día de su secuestro
El 4 de agosto de 1998 es una fecha en la que Raimundo Malagón no olvidará nunca, dice él “Ojalá fuera por algo positivo”, pero lo cierto, es que siendo teniente y ubicado en la Uribe, Meta, territorio estratégico de las Farc, se dio un combate entre guerrilla y Ejército que duró dos días:
“Éramos 33 soldados contra 250 guerrilleros. Días antes habían incursionado al pueblo más de mil insurgentes, estábamos rodeados y al quedarnos sin munición, fui secuestrado con cinco de mis hombres. Fue un combate muy intenso, tuve que bañarme de sangre de mis soldados y verlos morir”, dice Malagón, quien luce muy diferente a aquel video con el que se hizo conocer.
El lugar de esta entrevista se dio en el Cantón Norte, espacio de trabajo de Raimundo Malagón. Mientras caminábamos por el lugar, se veía que el coronel era una estrella, todos lo saludaban y se tomaban unos minutos para dialogar con él.
Malagón hoy viste de camuflado, pero del camuflado del que nunca se quiso quitar, dejó las botas pantaneras por las botas militares, atrás quedó su bigote y su cabello largo, tiene el pelo corto y está afeitado. No está delgado, recuperó masa muscular.
Sentados en unas gradas en las que se hacen actos de ascenso de militares o eventos protocolarios, Raimundo nos cuenta que su captura la hizo el frente 40 de las Farc.
“Alias “Rogelio Benavides” fue quien lideraba el frente que nos secuestra. Más tarde este mismo muere asesinado por la misma guerrilla. Era una escuadra que tenía mucha experiencia en la región de la Uribe, ya que además de ese comando, se le unieron los frentes 27, el 34 y el 57. Una vez raptados, nos llevan a lo que se conoció como la zona de distensión, un territorio de 42 mil kilómetros cuadrados, una extensión tan grande como la de Suiza”, explica Raimundo.
Vea la entrevista completa con el coronel Raimundo Malagón aquí:
Intento de fuga fallido, el resultado: dos años amarrado a un árbol sin comunicación
Dentro del entrenamiento militar los soldados tienen instrucciones de que si llegan a ser secuestrados, deben planear y ver las posibilidades de una fuga; esto fue lo que pensó Raimundo al mes de estar en cautiverio:
“Nos encontrábamos amarrados con cuerdas de nylon, tuve la oportunidad de soltar el nudo con el que estaba sujetado del cuello a un árbol; lo primero que pensé fue: “el que la duda se muere”. Recogí la cuerda y arranqué a correr en zic zac que es otra técnica por si llegan a disparar, no llevaba 30 metros cuando escuchó: “se voló el teniente”, rápidamente vi que cargaron los fusiles”, detalla Malagón.
Tras dos días de estar en medio de la selva, Malagón no pudo seguir y tras la única salida que tenía, ya lo estaban esperando los guerrilleros. Fue recapturado y amarrado de pies y cabeza a un árbol, fue alejado de sus hombres durante 20 meses, no tenía comunicación con nadie: “Ni siquiera un guerrillero me dirigía la palabra, ¿Cómo no enloquecer?”, dice un frustrado Raimundo Malagón.
“Tuve que implementar métodos de autoaprendizaje y resiliencia para no confundirme; escribía en la arena con un pedazo de tronco, hablaba con los animales, logré disciplinar una gallina que andaba con su camada de pollitos. Era tan mala la comida que la botaba, a raíz de eso hubo un momento en el que siempre me la pasaba enfermo. Me traían chocolate en agua tal vez sin hervir y era normal ver los insectos colgando en el líquido, en medio de la necesidad me tocaba soplar y tomar”, asegura el coronel.
Encuentro con Ingrid Betancourt
Cuando Malagón llevaba 6 años de secuestro, es que logra conocer a Ingrid Betancourt, para ella, transcurría un año de cautiverio. Todo se dio de acuerdo a Malagón, porque el bloque sur, a cargo del 'Mono Jojoy', decidió "reunir la carga", frase a la que se refieren a los secuestrados.
"Un día llegaron con los secuestrados norteamericanos, estábamos en el mismo campamento pero con celdas separadas. Era algo muy parecido a los campos de concentración. En una ocasión yo tenía una lesión en el gemelo y lo que hicieron fue transportarme para revisar, en el camino conozco a la doctora Ingrid por primera vez mientras estábamos custodiados de guerrilleros. Logramos interactuar y hasta establecer una buena amistad, ella me hablaba mucho de Francia y todo lo atractivo de su país; así transcurrimos alrededor de cinco años más secuestrados", asegura Raimundo.
La amistad con la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, le sirvió para que por medio de ella, no solo Malagón sino varios secuestrados puestos en libertad, fueran ayudados por el gobierno francés para estudiar en ese país. Raimundo más adelante tomaría esta colaboración.
Operación Jaque: la resurrección de la vida
El 2 de julio de 2008, es quizá después del nacimiento de sus hijos, el día más feliz en la vida de Raimundo Malagón: La Operación Jaque, una estrategia militar que hoy en día sigue siendo aclamada a nivel mundial. Pero todo empezó 20 días atrás de ese 2 de julio, cuando los guerrilleros les anunciaron que venían unas pruebas de supervivencia, por lo que debían alistarse para irse.
Así fue como subversivos y secuestrados, caminaron durante varios días desde la madrugada hasta la noche en medio de la selva para este encuentro. Los guerrilleros iban engañados creyendo que se encontrarían con otro grupo de rehenes y que conocerían a uno de los máximos comandantes de la organización: Alfonso Cano.
"Nosotros pensábamos que venía una operación militar, o nos llevaban de costumbre a otro campamento, no era normal que nos quedáramos más de 3 meses en un mismo sitio, éramos nómadas en medio de la selva. Teníamos las cadenas puestas en el cuello con dos guerrilleros custodiándonos, dormíamos a la intemperie", acota el coronel.
Y es que tras las jornadas extenuantes, lograron llegar a un río en el que cruzaron con lancha. Al frente estaban los tres norteamericanos. Para Malagón todo le parecía extraño, hasta incluso por el trato que recibieron una vez llegaron al lugar, pues les cortaron el cabello, los afeitaron y les dieron ropa nueva.
La clave de la estrategia de la Operación Jaque
De la Operación Jaque se ha dicho de todo, incluso el mismo Malagón con cierta molestia se refiere a la confusión que se ha generado en medios de comunicación, y al secretismo que tienen algunos sobre lo sucedido. Para él no hubo "ninguna ayuda internacional, fue inteligencia colombiana".
"La estrategia se basó en realizar la triangulación de las comunicaciones entre la radioperadora del 'Mono Jojoy y la radioperadora del comandante en jefe. Lo que se hacía era cortar las comunicaciones y colocar una falsa; cuando terminaba la conversación, se dejaban otra vez conectadas. Nosotros sabíamos que nos íbamos a reunir con una comisión humanitaria, pero no teníamos más información", comenta Raimundo, quien agrega:
"De un momento a otro escuchamos un helicóptero y lo que dijimos fue, nos van a asesinar. Luego me detallo que era un helicóptero de rojo con blanco y ahí los mismo guerrilleros nos dicen: "Tranquilos que no va a pasar nada", de ahí se baja la comisión y nos ponen las esposas plásticas, que esto fue otro gran acierto, ya que le dio confianza a los secuestradores de que eran del lado de ellos. Seguido de eso, un equipo se encargó de neutralizar a los secuestradores, a lo que posteriormente escuchamos la mejor frase que he oído: "somos del Ejército Nacional, están libres, dice un conmovido Malagón con brillantez en sus ojos.
Malagón se refiere a la Operación Jaque como "la resurrección de su vida, y la oportunidad de volver a comenzar. Estaba muerto en vida".
Tras su liberación Malagón se fue efectivamente a Francia, vivió allí durante 2 años y medio, conoció otra cultura y varios lugares en el mundo. Hizo un diplomado en estudios latinoamericanos y una especialización en Resolución de Conflictos. Luego regresó y se vinculó al Ministerio de Defensa, a cargo de Juan Carlos Pinzón, ascendió y hoy es coronel.
Con alegría dice que se casó y producto de su matrimonio nacieron dos hijos: una niña y un niño. Tal vez este aspecto fue un factor determinante para que Malagón resistiera sus años de cautiverio, pues no tenía en su mente la preocupación de una relación amorosa o de hijos; a diferencia de varios compañeros suyos secuestrados, que cuando salieron, sus hogares estaban fracturados.
Perdona para liberarse: anhela la paz con todos los grupos insurgentes
A Malagón le ha costado perdonar, no ha sido un proceso fácil y entiende que también es una responsabilidad histórica, lo ve más interno, sabe que no quiere vivir con rencor.
"Si a mí me preguntaran cinco o siete años después sobre el perdón, me causaba malestar. Pero la grandeza de muchos seres humanos está en perdonar para vivir sin rencor, si se vive con esa amargura se vive enfermo. Yo lo que puedo hacer es votos para que la sociedad colombiana y los gobiernos encuentren la reconciliación porque la paz la necesitamos todos", finaliza Malagón.