![niños-desaparecidos-grupos-armados niños-desaparecidos-grupos-armados](/sites/default/files/styles/interna_contenido_s/public/2025-02/nin%CC%83os-desaparecidos-grupos-armados.webp?itok=X9hi7kGm)
El conflicto armado colombiano ha dejado cicatrices profundas en la sociedad, especialmente en la vida de los niños, niñas y adolescentes, quienes se han convertido en víctimas de un conflicto que no eligieron, pero que los arrastró a su guerra.
En el Día Internacional de las Manos Rojas, que busca erradicar la vinculación de menores en el conflicto armado, las autoridades colombianas recordaron con pesar la dolorosa cifra de 3.201 menores desaparecidos, una muestra de la dramática realidad que viven estos jóvenes en medio de un conflicto prolongado.
Gabriel Burbano, director de Participación, Contacto con las Víctimas y Enfoques Diferenciales de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), fue claro al afirmar que la cifra de desaparecidos incluye una realidad aún más compleja: “Estamos en la búsqueda de más de 3.200 casos de niños, niñas y adolescentes, reconociendo sus impactos diferenciales en niñas, niños en pueblos indígenas, comunidades negras, palenqueras y afrodescendientes”, señaló Burbano a EFE.
La cifra que no cesa
El trabajo de la UBPD, creado como parte del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC en 2016, ha sido arduo, pero los resultados siguen siendo insuficientes ante la magnitud de la tragedia.
A lo largo de los años, las solicitudes de búsqueda de menores desaparecidos han ido en aumento. Hasta la fecha, se contabilizan 3.201 casos de niños, niñas y adolescentes desaparecidos, de los cuales 88 son niñas, 182 son niños y el resto, 2.914, son adolescentes. Esta cifra incluye a 302 menores indígenas y 135 menores pertenecientes a comunidades afrocolombianas.
Las regiones más afectadas por la desaparición de menores son Meta, con 576 casos, Antioquia, con 522, y Caquetá, con 197.
Estos departamentos han sido históricamente escenarios de confrontaciones entre grupos armados ilegales y fuerzas del Estado, lo que ha generado un ambiente de violencia estructural que afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables.
Impacto en comunidades vulnerables
El impacto del conflicto armado no ha sido homogéneo; las poblaciones indígenas, afrodescendientes y campesinas han sufrido de manera diferenciada las consecuencias del mismo.
En muchos casos, los niños y adolescentes han sido captados por grupos armados ilegales para servir como combatientes, mensajeros, informantes o incluso para realizar actividades como el narcotráfico o la minería ilegal. En este contexto, las niñas y mujeres jóvenes son particularmente vulnerables a la violencia sexual y otras formas de abuso.
La violencia no se limita solo al reclutamiento forzado. En muchas ocasiones, los menores son testigos de crímenes atroces o incluso víctimas de asesinatos, desplazamientos forzados, y desapariciones.
Los niños y niñas que sobreviven a estos horrores a menudo se enfrentan a traumas psicológicos que les afectan a lo largo de toda su vida.
La búsqueda y la memoria
El trabajo de la UBPD es incansable, pero aún queda mucho por hacer. Según la entidad, el conflicto armado colombiano ha dejado un saldo de 124.734 personas desaparecidas, de las cuales se han logrado recuperar 2.192 cuerpos.
Sin embargo, la búsqueda de los más de 3.200 niños y adolescentes sigue siendo una prioridad. La UBPD destaca que no solo se trata de encontrar a los menores desaparecidos, sino también de garantizar justicia, verdad y reparación para las víctimas.
En este contexto, el llamado a la acción es urgente. La conmemoración del Día Internacional de las Manos Rojas no solo recuerda la necesidad de detener la vinculación de niños en la guerra, sino también la importancia de la corresponsabilidad y solidaridad entre las instituciones del país. Es crucial que el gobierno, las organizaciones sociales y la sociedad civil se articulen para mejorar los esfuerzos de búsqueda y dar una respuesta efectiva a los padres y familiares que aún esperan respuestas.
La necesidad de un futuro sin guerra
Mientras se continúan los esfuerzos para encontrar a los menores desaparecidos, el país debe enfrentar una dura realidad: el conflicto armado colombiano ha dejado marcas profundas que aún hoy afectan a las nuevas generaciones. Para muchas comunidades, el conflicto no ha terminado, y los niños y niñas siguen siendo las víctimas más vulnerables.
En un país donde el pasado reciente sigue presente en cada rincón, la búsqueda de los desaparecidos no es solo una cuestión de encontrar cuerpos, sino de reconocer la humanidad de cada niño y niña arrebatados por la guerra. Solo a través de la memoria, la justicia y la reparación, Colombia podrá empezar a sanar las heridas que el conflicto armado dejó en la infancia y la adolescencia del país.