La sapiosexualidad principalmente consiste en sentir admiración o atracción por la inteligencia de la otra persona, esto se vuelve un punto factor para aquellos que van más allá de lo físico y dejan la superficialidad a un lado.
Estos casos pasan sobre todo en las mujeres, según estudios las mujeres necesitan más estímulos para fijarse en alguien e ir a profundidad de la otra persona para así lograr sentir un interés más fuerte.
Por eso, uno de sus fuertes es el oído, el escuchar hablar a alguien, saber qué opina de ciertos temas de interés propios o mutuos, cuáles son sus opiniones frente a algunos aspectos de la vida, entre otros que hace que sus respuestas se vuelvan atractivas para quien le está escuchando.
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En cambio, por parte de los hombres son menos los casos de que se experimente la sapiosexualidad, pues su mayor atractivo entra por los ojos, lo que quiere decir que para ellos suele ser más prioridad el físico en una persona.
Según Mariana Castro, psicóloga especializada en sexología explica: “Sapiosexualidad no es una clasificación científica sino que es una manera de nombrar a la gente que tiene atracción sexual cuando tiene admiración intelectual. Aunque suene raro, no es algo extraño, ya que, en toda relación el deseo sexual suele ir ligado a cierta admiración por determinadas cualidades de la otra persona”.
Algunos expertos indican que la sapiosexualidad hace que la relación se vuelva mucho más madura, sentir admiración por alguien debería ser base fundamental en una pareja, ya que esto abre la posibilidad de tener algo más sólido y si esto llegase a ser correspondido, permite que el deseo intelectual se intensifique.
Sin embargo, esto tiene sus contras, y si una persona tiene baja autoestima, podría salir más afectada a tal punto de caer en una relación tóxica, existe el hecho de caer en el error de subestimarse a uno mismo y creer que todo lo que dice la otra persona es lo único cierto y verdadero, subiéndolo a un “pedestal” e invalidando las opiniones propias, llegando a sentir que nada de lo que se diga será suficiente.
Esto generaría más expectativas de lo normal y podría terminar mal. Por eso, como siempre dicen, todo en exceso es malo y lo correcto estaría en no llevar las cosas a los extremos.