A muchas personas les gusta disfrutar del sexo y algunas prefieren practicarlo con sus parejas o a solas. Según los expertos, esta actividad mejora la salud física y mental, siempre y cuando no se convierta en una obsesión o un deseo incontrolable. Si esto ocurre podría tratarse de una adicción al sexo.
La adicción al acto sexual es considerada una enfermedad crónica la cual requiere un tratamiento específico. Según la Organización Mundial de la Salud, el 5% de las personas en el mundo son adictas al sexo. Susana Ferrandis del Centro Salud Sexual Valclinic en España, explica que “es una patología que tiene que ver con la forma en que algunas personas se relacionan con el sexo y se caracteriza por pensamientos obsesivos y conductas irrefrenables”.
La sexoadicción como también es conocida, "tiene su base en una activación psicofisiológica que deriva en una dependencia a todo lo relacionado con el sexo, incrementando su frecuencia hasta derivar en consecuencias negativas para el desarrollo normal del día a día puesto que el sexo se vuelve el centro de todo en sus vidas dejando a un lado todo lo demás", indica la experta.
Por lo anterior, este tipo de padecimientos son similares a las adicciones a las drogas, al alcohol y al juego, debido a que nunca se obtiene la sensación de saciedad y mucho menos se consigue el control sobre este tipo de comportamientos. “El foco de la adicción sexual se centra más en reducir el malestar emocional que en sí la búsqueda de placer”, comentó Ferrandis.
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El director del Instituto Sexológico Murciano en España, afirma que desde el punto de vista clínico, “se refiere a un patrón persistente de fracaso al controlar impulsos o deseos sexuales, dando lugar a un comportamiento sexual repetitivo, que se convierte en el foco central de la vida de la persona, hasta el punto de abandonar el cuidado personal, la salud u otros intereses”.
El principal síntoma de la adicción al sexo es que “la persona intenta reducir este comportamiento sexual repetitivo sin éxito, manteniendo estas conductas sexuales a pesar de los numerosos problemas que le genera en diferentes ámbitos, o incluso sin obtener ya placer sexual de las mismas”, afirma Rodríguez.
En cuanto al género en este tipo de anormalidad, ambos expertos coinciden que afecta en la mayoría a los hombres, aunque no son los únicos. “Afecta más a hombres que a mujeres, siendo la prevalencia en hombres respecto a mujeres de 5:1”, afirma Ferrandis. En la práctica clínica, “entre el 85-90 % de pacientes que demandan atención por este trastorno son hombres”, añade Rodríguez.
Según la Society for the Advancement of Sexual Health, entre el 3% y el 5% de las personas en la sociedad norteamericana pueden ser consideradas como sexoadictas y según un estudio epidemiológico llevado a cabo en Suecia, el 12,1% de los hombres y el 6,8% de las mujeres podían calificarse como hipersexuales.
Para detectar este tipo de problemas, es necesario contar con el diagnóstico de un profesional quien analizará muchos aspectos como la cantidad de tiempo que se invierte en fantasías, deseos, planificación y realización de estas conductas sexuales.
Tras el diagnóstico por parte de los especialistas, “se procederá al tratamiento en seis fases diferentes: desintoxicación, deshabituación psicológica, normalización, cambio de estilo de vida anterior y búsqueda de nuevas metas alternativas a la adicción, como también la prevención de posibles recaídas”, apunta Ferrandis.