La Escuela de Ballet Ballarte celebró sus tres décadas de trayectoria artística con una temporada inolvidable de Cascanueces, que cautivó al público bogotano con tres funciones completamente agotadas en el Teatro William Shakespeare. Este montaje internacional, dirigido por Mónica Pacheco, no solo marcó un hito para la institución, sino que consolidó a esta institución como un referente cultural en Colombia, reafirmando su compromiso con la excelencia artística y su impacto social.
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Desde su fundación en 1994, la escuela ha sido un pilar fundamental en la formación de bailarines clásicos de alto nivel, enfrentando desafíos globales, como la pandemia, que pusieron a prueba su resiliencia. A lo largo de estos años, Ballarte ha brindado formación a más de 5.000 niños, jóvenes y adultos, quienes han encontrado en la danza una herramienta de transformación personal y artística. Más que una escuela de ballet, Ballarte ha sido un espacio donde la cultura y el arte se han convertido en vehículos para el desarrollo integral de sus estudiantes.
Liderazgo femenino
El éxito de Ballarte no sería posible sin el liderazgo de tres mujeres visionarias: Mónica Pacheco, Rosa Helena Santana y Janneth Santana, quienes han guiado la escuela con pasión y determinación. Estas líderes han logrado fusionar tradición y modernidad, convirtiendo a Ballarte en una institución de excelencia. Su gestión ha demostrado que el arte no solo puede prosperar, sino que puede ser una fuerza de cambio y emprendimiento, adaptándose a las necesidades del sector cultural colombiano.
A través de un modelo de empresa familiar, estas líderes han logrado consolidar una estructura sólida que ha permitido a Ballarte enfrentar los desafíos del sector, donde la sostenibilidad artística aún depende en gran medida del apoyo gubernamental y privado.
Cascanueces: un montaje de talla internacional
El montaje de Cascanueces, una de las obras más emblemáticas del ballet clásico, se presentó con una producción impecable. Más de 120 artistas estuvieron en escena, ofreciendo un espectáculo visualmente deslumbrante con vestuarios de alto nivel y una coreografía que reflejó el talento y la disciplina de los bailarines colombianos. Este montaje no solo celebró los 30 años de Ballarte, sino que transportó al público al mágico mundo de Marie y el Cascanueces, invitándolos a soñar y experimentar la magia del ballet en su máxima expresión.
A lo largo de su historia, Ballarte ha demostrado un fuerte compromiso con la inclusión social. La escuela ha otorgado becas a jóvenes de escasos recursos, permitiendo que el ballet sea accesible para aquellos que enfrentan limitaciones económicas. Además, trabaja estrechamente con las familias para asegurar que los niños vivan una experiencia artística transformadora.
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“La danza no solo transforma cuerpos, transforma vidas”, afirmó Mónica Pacheco, directora artística de la institución. Esta frase resume el enfoque humanista que ha caracterizado a Ballarte, que entiende el arte como una herramienta para el cambio social y personal.