Un accidente de tránsito vuelve a involucrar a la familia de Enrique Vives Caballero, quien atropelló a siete personas y les causó la muerte a seis en septiembre pasado. En la tarde del pasado sábado 25 de diciembre, en el sector de playas de Taganga, en Santa Marta, la camioneta de Piedad de América Caballero de Vives, madre del empresario, atropelló a un menor de edad y luego intentó darse a la huida.
Según la información que compartieron medios de información de la capital del Magdalena, la camioneta de alta gama habría ingresado de manera irregular al sector de las playas y cuando el vehículo intentó salir golpeó violentamente a un menor de trece años de edad, dejándolo con traumas de consideración lo que obligó a que fuera remitido hasta una clínica de esta ciudad, donde recibió atención médica.
El vehículo era conducido por Óscar Alfredo Bustamante y la madre de Enrique Vives iba de copiloto. Los dos fueron conducidos al CAI de Taganga para practicarles una prueba de alcoholemia e inmovilizar la camioneta. Sin embargo, en un descuido de los policías la mujer intentó huir conduciendo el vehículo.
Varias patrullas iniciaron la persecución y pudieron interceptarla unas calles más adelante. El director de tránsito del Distrito, Víctor Medina, afirmó que la camioneta fue llevada a los patios y a la madre del empresario se le impusieron dos comparendos; uno por maniobras peligrosas y otro por fuga.
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El accidente que protagonizó la madre del empresario, quien produjo la muerte de seis personas en el sector de Gaira, en septiembre pasado, despertó la indignación de la opinión pública, pues un miembro de esa familia casi causa una nueva tragedia.
Sobre el proceso de Enrique Vives hay que señalar que, recibió el beneficio de prisión domiciliaria mientras se define su situación. Entretanto, está resguardado en su domicilio en Santa Marta, bajo vigilancia constante del Inpec.
Al abogado de Enrique Vives se le ha escuchado decir en audiencia que fueron igual de culpables los peatones que caminaban por la vía, sin hacer uso de los pasos exclusivos para tal fin, a pesar de que Vives habría estado en estado de alicoramiento al momento de los hechos.
El pasado viernes 19 de noviembre, a dos meses del fatídico hecho, se resolvió un recurso de nulidad para la decisión inicialmente tomada de enviar a la cárcel a Vives. En síntesis, se pedía su libertad porque supuestamente no se había seguido el debido proceso para su captura. Eso no pasó y el juez que lleva el caso reafirmó la legalidad al procedimiento, pero, por otro lado, revocó la decisión que lo había enviado a detención intramural.
Tampoco hay que olvidar que esta no ha sido la única triquiñuela de Vives para eludir a la justicia: varias pruebas de alcoholemia presuntamente falsas y que causaron la investigación a los policías que lo capturaron y custodiaron, presentarse sedado a las audiencias y fingir estar mucho más grave de lo que estaba, ser trasladado a un centro psiquiátrico a pesar de que la orden de la jueza era contraria e incluso un intento de fuga en ese traslado.