Los días 6 y 7 de noviembre de 1985 quedarán en la memoria nacional como una huella indeleble de lo frágil que puede ser la institucionalidad cuando fuerzas subversivas con juntan con poderes económicos ilegales. Quedarán para el recuerdo (amargo) los magistrados asesinados y los ciudadanos torturados en el desesperado intento del Estado por retomar el control, mientras en televisión era emitido un partido de fútbol nacional.
A 38 años de este holocausto, como lo denominaron en su momento las instituciones estatales, los medios de comunicación y la comunidad internacional, el Consejo Superior de la Judicatura anunció que, en honor a las víctimas, será abierto al público el 'Centro de memoria del holocausto del Palacio de Justicia y del derecho a la vida'.
Esta decisión no es otra cosa que un mecanismo contra el olvido y la falta de consciencia ciudadana sobre acontecimientos que marcaron el devenir de un país que, para entonces, enfrentaba, en su punto más alto, a los grandes jefes del narcotráfico encarnados en el Cartel de Medellín, acéfalo ocho años después con la caída de Pablo Escobar.
Diana Fajardo Rivera, presidente de la Corte Constitucional, ha señalado que "así pasen cien o doscientos años y nuevas magistradas y magistrados de varias generaciones de ramas judiciales acudan a este palacio de luces y sombras" no se puede perder un ápice de humanidad ante lo acontecido.
Heridas que siguen abiertas
Más de cien personas murieron ese día y las desapariciones, la obscuridad de los casos, la impunidad flotante y el ocultamiento de pruebas no han dejado que esa gran herida cicatrice. De cuando en cuando germinan en ella bacterias de sospecha, odio y resentimiento que mantienen encendido el dolor en algunos.
Sobre eso se pronunció Diana Fajardo:
"De las casi cien personas que fallecieron en el holocausto, cuyos nombres por fin se visibilizaron en la placa instalada por los presidentes de las Cortes hace un año, no todas han podido ser despedidas en cuerpo y alma, tal como sus familias desean y exigen, porque todavía faltan cuerpos".
En el evento de inauguración de este espacio para la memoria hicieron presencia comunidades indígenas y palenqueras, quienes dieron un mensaje sobre el respeto y la vida y los derechos fundamentales.
