Los antiguos integrantes de las Farc, especialmente sus líderes, atraviesan hoy por hoy uno de los momentos reputacionales más difíciles desde la firma de los acuerdos de paz con el Estado, bien sea por sus homenajes a exlíderes insurgentes como el ‘Mono Jojoy’ o Alfonso Cano, o bien por el reciente episodio en el que la JEP decidió aceptar el delito de esclavitud dentro de los cometidos en el marco del conflicto armado.
De acuerdo con la Procuraduría General de la Nación, entidad que extendió un concepto para tal fin ante la Jurisprudencia Especial para la Paz, hay “más de 70 casos en los que las víctimas de secuestros fueron obligadas a realizar trabajos forzados como transportar guerrilleros y a realizar actividades agrícolas como formas de castigo ilegítimo”.
De igual manera, la entidad asegura que las víctimas de secuestro fueron además comercializadas con la delincuencia común en reiteradas ocasiones, ejerciendo una forma de control y propiedad sobre estas personas.
“Al acoger el concepto de la Procuraduría General de la Nación, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) señaló que las Farc sí incurrieron en el crimen de lesa humanidad de esclavitud, y que en efecto acudieron a trabajos forzados como manera de castigo, lo cual además hacía parte de la política de secuestro que tenían implementada en el país”, dijo el Ministerio Público en un comunicado.
En ese orden de ideas, en el macro caso 01 que se adelanta en la JEP y abarca la “Toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad”, los involucrados dispondrán de 10 días para reconocer dicho delito. Caso contrario pasarían a justicia ordinaria y en caso de ser hallados culpables podrían enfrentarse a 20 años de prisión.
Por su parte, los ex líderes guerrilleros, ahora desde el ejercicio político la mayoría de ellos, manifestaron su rechazo profundo a la decisión de la JEP, pues consideran que no se deben modificar hechos o delitos que ya han sido reconocidos por los firmantes y que por lo tanto interpondrán los recursos que sean necesarios para echar abajo esa consideración.
“No compartimos que las conductas que ya hemos reconocido y que afectaron la dignidad de los secuestrados, sean ahora calificadas como esclavitud. Sería faltar a la verdad y quedar en deuda con la historia permitir que se imponga la narrativa de que las Farc-Ep fue una organización esclavista”, aseguró Rodrigo Londoño.
Por otro lado, asegura que el macro caso 01 ha sido una oportunidad para que los exFarc reflexionen acerca de “la errada política de secuestro”, sobre la cual ya han pedido perdón y que reconocen como una serie de hechos que “por su gravedad, son crímenes de guerra y de lesa humanidad”.
Los escándalos de los ex integrantes de las Farc
Por años se ha hablado sobre los trabajos que los secuestrados de las Farc tenían dentro de los campamentos. Mientras algunos permanecían aislados, otros eran obligados a labores de todo tipo, dentro de las que se incluyen el raspado de coca, lavar los trastes, la limpieza, etcétera.
“Pensaría que las víctimas que fueron sometidas a este tipo de esclavitud, como fue la enfermera de Miraflores, las personas que fueron obligadas a raspar y también las personas que fueron obligadas a cocinarle a la guerrilla, no van a estar muy de acuerdo con estas declaraciones”, aseguró a Noticias RCN, Jhon Frank Pinchao, recordado militar que huyó del cautiverio de las Farc en 2007.
No obstante, este está lejos de ser el único episodio polémico que ha sucedido en el marco del proceso de paz. Otro tema que también estuvo al rojo vivo fue cuando en 2020, en comparecencia ante la JEP, los máximos líderes de la extinta guerrilla negaron haber ejercido una política de reclutamiento de menores. Un hecho que hasta despertó la indignación de Human Right Watch y que es difícil desmentir con la cantidad de pruebas existentes.
Un testimonio de ello es, por ejemplo, material como el que es aportado a continuación y que fue revelado en exclusiva por Kienyke.com en 2010, en el que se aprecia al “Mono Jojoy” guiando a un grupo de jóvenes en su entrada a las Farc.
A eso se le suman, de forma más reciente, los homenajes a los ex líderes guerrilleros Alfonso Cano y el “Mono Jojoy” en sus respectivos aniversarios de muerte. En el caso del “Mono”, por ejemplo, se pudo apreciar a varios miembros del partido Comunes haciendo un brindis en su honor, a pesar de que es uno de los guerrilleros que más delitos habría cometido contra la población civil.
En esa misma línea, el pasado 4 de noviembre se cumplió otro año de la “Operación Odiseo”, en la que murió Alfonso Cano, máximo líder de las Farc hasta 2011, por lo que varios políticos de Comunes expresaron un sentido homenaje en redes en el que coincidieron en un calificativo bastante controvertido: “el arquitecto de la paz”. Pero no solo eso, sino que además radicaron una solicitud ante la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV) para intentar demostrar que Cano “fue asesinado fuera de combate”.
Es claro que, así como del lado del Estado han habido incumplimientos y falta de compromiso con la implementación de los acuerdos, el proceso contemplaba todas estas discusiones futuras en el marco de desescalar un conflicto de más de 50 años de duración. No obstante, de cara a garantizar la llamada “paz con legalidad”, la “paz estable y duradera”, “con justicia social” o cualquiera que sea la paz que se quiera, es importante que ambas partes se comprometan con los principios básicos de lo firmado: la verdad, la justicia y la reparación.