La FundéuRAE es una institución sin ánimo de lucro que tiene como principal objetivo impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación, y para este año ha elegido “polarización” un término seleccionado por su amplia presencia en diferentes medios informativos y por la evolución que ha experimentado su significado, y que se ha impuesto a otras once, entre las que figuraban amnistía, guerra y fentanilo.
Según lo explicado por la entidad, en los últimos años se ha extendido el uso de la voz polarización, que está recogida desde 1884 en el diccionario académico, para aludir a situaciones en las que hay dos opiniones o actividades muy definidas y distanciadas (en referencia a los polos), en ocasiones con las ideas implícitas de división y confrontación.
Es habitual encontrar en los medios ejemplos que aluden a diversas formas de polarización a nivel mundial: la polarización de la sociedad, de la política, de la opinión pública o de las posturas en las redes sociales.
Según el Diccionario de la Lengua Española, polarizar es, entre otras cosas, “orientar en dos direcciones contrapuestas”, y en el diccionario esencial se ofrece un diciente ejemplo: “La guerra polarizó la sociedad”.
Además de su interés lingüístico, el otro motivo para la elección de este término ha sido su elevada presencia en las noticias de tiempos recientes. Aplicada a la política y al ámbito ideológico, al mundo deportivo, al debate en las plataformas digitales y, en general, a cualquier escenario en el que sea habitual el desacuerdo, la voz polarización se ha extendido a lo largo del año.
Hace más de un siglo, polarización incluía la marca “física”, que indicaba que era un término restringido al lenguaje de esta ciencia, en relación con los polos.
En 1985 se incorporó un añadido a esa definición, que no se conserva en la edición actual, y que iba dando pistas sobre cómo este término comenzaba a extenderse más allá de la física: “En lenguaje de la economía, proceso por el cual en unas determinadas zonas de un territorio se concentran la mayoría de las industrias”.
Cada año, la fundación escoge la palabra del año tras seleccionar doce términos en función de su difusión en diferentes conversaciones, así como en el debate social en el mundo hispanohablante. Y valora también que estas voces tengan algún interés desde el punto de vista lingüístico: una formación curiosa, un significado o una escritura que genera dudas entre las personas.
La ganadora de este año ha sido escogida entre doce candidatas, varias de ellas relacionadas con la tecnología y el medio ambiente o las catástrofes naturales: amnistía, ecosilencio, euríbor, FANI, fediverso, fentanilo, guerra, humanitario, macroincendio, seísmo y ultrafalso.
Esta es la undécima ocasión en la que la fundación escoge su palabra del año. Las anteriores ganadoras fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), emojis (2019), confinamiento (2020), vacuna (2021) e inteligencia artificial (2022).
Con información de EFE