
Tras tres años de negociaciones complejas y largas, más de 190 países han logrado consensuar y adoptar el primer tratado global para la prevención y respuesta ante pandemias, bajo el liderazgo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con este histórico hecho se marca un antes y un después en la preparación internacional ante futuras emergencias sanitarias.
El acuerdo, que ha sido celebrado como una victoria del multilateralismo, establece un marco de acción para fortalecer la colaboración entre naciones, garantizar un reparto más equitativo de recursos y mejorar la coordinación ante la aparición de nuevas enfermedades.
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¿De qué habla el tratado?
- Prevención, preparación y respuesta coordinada: el tratado busca promover mecanismos que deben implementarse tanto a nivel nacional como internacional para anticiparse a futuras crisis sanitarias, con un énfasis en la reciprocidad y la solidaridad. Si bien algunas naciones indicaron que el acuerdo no llegó hasta donde esperaban, prefirieron oficializarlo para no perder los años que se llevaba trabajando en él.
“Aceptar lo que hay sobre la mesa o irnos con las manos vacías”, dijeron algunos diplomáticos tras las sesiones finales de negociación, que llegaron a durar hasta 24 horas seguidas.
- Acceso equitativo a insumos esenciales: con esto se establece una red global de suministro y logística para asegurar la disponibilidad rápida y asequible de medicinas, vacunas y material médico. Con esta medida se busca evitar situaciones vividas en la pandemia anterior, cuando muchos países quedaron sin acceso a recursos vitales.
- Limitación de reservas nacionales excesivas: este es uno de los puntos más importantes del tratado, en donde se insta a los países a no acumular de forma excesiva productos esenciales durante una emergencia sanitaria, fomentando así la transparencia y la coordinación internacional de reservas estratégicas.
- Participación justa en los beneficios de ciencia: el acuerdo también crea un nuevo mecanismo de acceso y reparto equitativo de los beneficios generados a partir de patógenos compartidos. Las compañías que utilicen materiales biológicos para desarrollar tratamientos y vacunas estarán obligadas a destinar un 20% de su producción a la OMS.
- Condiciones para la financiación pública de la investigación: en respuesta a lo ocurrido durante la última pandemia, el tratado subraya que las inversiones públicas en investigación y desarrollo deben tener como condición que los resultados - vacunas, diagnósticos o tratamientos - estén al servicio del bien común.
Este tratado llega en medio de un momento crítico para la OMS, que ha visto como principal reto su financiación tras el retiro de recursos de países como Estados Unidos.