En las últimas horas, la tendencia ‘Papi quiero piña’ se tomó las redes sociales, luego de que el Paro de taxistas convocado para este 22 de febrero en diferentes ciudades del país se tomara este popular punto del área metropolitana de la ciudad de Bucaramanga, capital del departamento de Santander.
Se trata de una humilde caseta comercial que estuvo por más de cuatro décadas ubicado en el mismo sitio y es popular entre los santandereanos, al llegar o salir de la ciudad bonita, siendo un pequeño terminal del que en 2018 los bumangueses tuvieron que despedirse para darle paso a un moderno intercambiador que aún es conocido como ‘Papi quiero piña’.
¿cuál es la historia de este icónico lugar de la capital santandereana?
Lo cierto es que en su inicio ‘Papi quiero piña’ fue un pequeño negocio de piñas traídas de la zona de Lebrija, un zona reconocida por traer piñas muy dulces y jugosas por Gustavo Pinilla Díaz, un campesino que puso en 1986 un puesto con cajas de manera apiladas que más adelante se convertiría en una caseta que funcionó por 45 años hasta que a don Gustavo y su esposa, Mariela Orejarela les prometieron reubicarlos para darle paso al gran proyecto.
Sin embargo, infortunadamente al paso de dos años, los dueños de este popular lugar no obtuvieron respuesta por parte de la alcaldía de la ciudad y la supuesta reubicación sólo quedó en una promesa.
¿Quién es Gustavo Pinilla Díaz, fundador de ‘Papi quiero piña’?
Gustavo Pinilla Díaz, fundador de esta emblemática caseta, nació en una familia campesina en San Vicente de Chucurí. Se casó con Mariela Orejarela con quién impulsó este negocio y sacó adelante a sus 11 hijos.