Me recosté en la silla junto a mi hija a escucharla leer cuentos de Borges. “¿Terminaste tu artículo?”, me preguntó. Le contesté que me había aburrido, que mañana lo terminaré. Me ofrecí a leer uno de los cuentos. “Utopía de un hombre cansado” fue el que ella me designó. “Estoy cansado”, le dije. “¿Cansado?”. “Sí, mucho”.
Cansado me he venido sintiendo desde hace unos meses. Inmensamente agotado. Me mantengo en pie y emprendo mis labores con un desaliento que no logro comprender. No niego que la situación del país me deprime y que el no ver el futuro con fe y esperanza me acongoja y mi cuerpo se siente aporreado y mi mente no logra sobreponerse al infortunio.
En la quinta página del cuento leí:
“-¿Qué sucedió con los gobiernos?
-Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus elaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen.”
Le dije que lo utilizaría en mi texto.
Aunque estaba escribiendo lo siguiente:
No somos pocos los que somos conscientes de que Colombia está pasando por el peor momento de su historia y para un país que ha vivido momentos terribles la cosa es más preocupante. Vernos preguntándonos hoy cómo pudimos sobrevivir a situaciones de inmensa gravedad es cosa de todos los días y son interrogantes que no tienen respuestas claras. Nos contentamos con pensar que tal vez fue la providencia que se apiadó de este pobre país y de su gente o con cualquier otra explicación de orden sobrenatural porque realmente fue poco lo que hicimos para enfrentar las causas que llevaron a desastres en el pasado y por lo cual estamos pagando las graves consecuencias. Por poner un ejemplo, pienso en el imperio del terror que impuso un criminal como Pablo Escobar ante la mirada complaciente de muchos y la cobarde tolerancia de los gobiernos respectivos, del congreso y de la justicia. Peor aún fue dar por terminada la pesadilla cuando el capo fue abatido sin que las causas de su surgimiento fuesen atacadas lo que dejó un boquete muy grande para que entraran nuevos actores o se consolidaran los ya existentes con mayor fuerza y con total impunidad como ocurrió con los grupos narco terroristas y los carteles internacionales.
Como van las cosas en Venezuela y con la incertidumbre de si tendrán un desenlace positivo me atrevo a proponerlo como un ejemplo a seguir. La imagen es muy clara, una mujer de armas tomar junto a un pueblo que la se la juega toda por rescatar a su país de las garras de unos maleantes que han hecho y deshecho llevándolo a la ruina y a la total miseria. Es ejemplo a seguir cuando por estos lados clamamos por un liderazgo que no sea el del puro blablablá…
Por otra parte, ya había recopilado unas pocas frases extraídas de una entrevista que María Corina Machado concedió hará cosa de un año
“No habrá paz sostenible en Colombia si no hay libertad en Venezuela y a la inversa.”
“El mundo ha entendido que Maduro es derrotable y está débil.”
“Dios está con nosotros porque esto es una lucha espiritual entre el bien y el mal.”
“Estamos hay ante una posibilidad real de derrotar este sistema con todas las consecuencias que va a tener para América Latina, porque hay que tener conciencia de lo que significa para la región sacar a estos criminales.”
“Esto es una lucha de varias generaciones y hoy me corresponde tomar esta posición.”
“Estoy enfrentando esto desde el día uno.”
“La gente está dispuesta a arriesgar lo que sea. Hemos entendido la naturaleza de la lucha.”
“Esto es llevar a una sociedad al extremo creyendo que la vas a doblegar y a aniquilar y resulta que la sociedad se levanta y de ahí el miedo de Maduro y su entorno.”
“No van a poder acallar esta fuerza.”
“¿Qué significa llegar hasta el final? Que no hay obstáculo que nos pongan que no estemos dispuestos a enfrentar y superar para seguir adelante hasta lograr el propósito de reunificación de la sociedad venezolana.”
“La gente está anhelando orden, transparencia y seguridad.”
“El desafío más grande, el de construir una nación que nos la dejarán como tierra arrasada para convertirla en una verdadera tierra de gracia.”
Mi intención era poner de nuevo mi mirada en esa valiente mujer que ha sabido conmover a su pueblo como ningún político lo podría hacer. No es como un Stalin o un Hitler. Tampoco un Perón o un Castro. Malditos falsarios del lado del demonio sin duda, que con engaños se hicieron venerar por sus compatriotas.
De lo que quería escribir lo vine a recordar con la venturosa lectura del cuento de Borges. Mi deseo olvidado hasta ahora era maldecir de la politiquería. Maldecir a quienes gobiernan con descaro para satisfacer sus deseos más viles, pero también de aquellos que no ejercen la oposición como corresponde porque maman del estado. Cómo no señalar a los que se dejan corromper tan fácilmente para luego quedar obligados a acatar sumisamente cualquier decisión del gobernante quien lo ha sobornado para que le aprueben lo que sea.
Y qué decir de aquellos que en el pasado nos gobernaron haciéndonos creer que actuaban con decencia y con verdadera entrega. Es solo ver en lo que estamos para comprender que han sido tan culpables de la caída en el abismo como los mismos perpetradores de la debacle.
Dudo mucho que Petro o Maduro lleguen a ser buenos cómicos o buenos curanderos, cosa que me tiene sin cuidado. Lo que si quisiera es que sea pronto ese futuro que pronosticaba Borges en su cuento y tengamos un mundo sin políticos.