En una entrevista de hace poco más de un año Vargas Llosa enunció categóricamente lo siguiente:
-Un país puede ser prospero o ser pobre y es su elección. Es algo sumamente maravilloso que hayamos llegado a eso y sin embargo América Latina elige ser pobre.
Que no seamos los latinoamericanos capaces de comprender lo dicho por el prestigioso escritor latinoamericano es un mal síntoma. El entrevistador pregunta con cierta desconfianza:
- ¿Elige ser pobre?
A lo que, sin dudarlo ni un poquito, Vargas Llosa le responde:
- Elige ser pobre.
Y para remate, así nos duela a los colombianos, dice:
-Claramente los colombianos al elegir a Petro han elegido la pobreza. Es clarísimo, digamos.
A pesar de lo contundente que se muestra el escritor, de nuevo el entrevistador muestra sus dudas:
- ¿Y son tontos los colombianos que han elegido la pobreza?
Como respuesta el escritor no podría haber sido más claro:
- Yo creo que son tontos. Creo que hay una ceguera que tiene que ver con una nacionalidad y con unas ideas de izquierda que hoy en día están absolutamente desfasadas, que no tienen ningún sentido…
Pareciera que lo de tontos concierne tan solo a la izquierda, pero veamos su respuesta a la siguiente y obligada pregunta:
- ¿Cuánto ha hecho la derecha cavernaria? Frase tuya también…
Para la que no hay sino una respuesta y es con la que Mario Vargas Llosa bautiza de tontos tanto a los que votaron como a los tontos que llevaron a que otros tontos votaran estúpidamente:
-La derecha, desgraciadamente, ha sido un obstáculo, ha sido víctima de su egoísmo, de su provincianismo. Y en América Latina, pues, esa derecha es una derecha que está a la altura de una izquierda absolutamente desfasada.
Tontos, sin duda, requetetontos al elegir la pobreza cuando contamos con todas las posibilidades de generar progreso y de ser inmensamente ricos. Sentimos vergüenza de la riqueza, la individual y la colectiva. Nos hemos acostumbrado a la pobreza que es también una pobreza mental.
Una izquierda egoísta y torpe, una derecha egoísta y torpe y un centro egoísta y torpe. Tontos unos y otros. Tonto un país acostumbrado a la corrupción, a la falta de justicia, acostumbrado al caos, a la miseria, pero sobre todo al servilismo. Un país en el que el crimen es pan de cada día y la impunidad es su aliada.
¿Qué nos pasó? Nos preguntamos como si las desgracias, que no nos han caído del cielo, que son el resultado de un gobierno que da asco, repugnancia y que recibe un rechazo generalizado, fuesen un sino irremediable y siniestro del que no tenemos escapatoria como si lo dicho por Vargas Llosa, eso de que un país puede ser prospero o pobre según su elección, no nos incumbe, que alguien decide siempre por nosotros y no para bien.
¿Qué nos pasó para caer tan bajo? La respuesta no podía ser más clara: tomamos el camino equivocado y, como tontos que somos nos equivocamos una y otra vez empeñados en mantenernos en él error.
Pero hasta para los tontos hay caminos hacía la redención.