Desde hace varios años la empresa de la manzana viene afinando su estrategia para convertir a sus usuarios, en fieles defensores y consumidores de su cerrado ecosistema. No se trata solo de fabricar dispositivos con componentes de gran calidad, se trata también de generar una integración tan fluida entre sus equipos que una vez se esté adentro, escapar parezca casi imposible, o por lo menos difícil.
La promesa es simple: todo funciona mejor cuando usas solo sus productos. El iPhone, el MacBook, el iPad, el Apple Watch y hasta los AirPods están diseñados para sincronizarse de forma automática y compartir información sin esfuerzo. Lo interesante sobre esta promesa no es que se cumpla a cabalidad, sino que hay aspectos que tal vez no se tienen en cuenta a la hora de adquirir cualquiera de sus productos.
El principal activo dentro de la estrategia de Apple es la compatibilidad y la comodidad. AirDrop permite compartir archivos sin complicaciones, HandOff hace que pasar de un dispositivo a otro sea casi imperceptible, y la sincronización con iCloud garantiza que todos los datos estén siempre disponibles. Sin embargo esta comodidad tiene un precio y no solo en términos monetarios. Apple ha perfeccionado el arte de la fidelización mediante de un ecosistema que funciona tan bien en conjunto, que cualquier intento de salir de él se siente como una pérdida o un retroceso.
Tanto quienes poseen un iPhone como quienes no lo tienen, coinciden en que la calidad de los videos hechos con este dispositivo está entre las mejores del mercado, eso sin mencionar que las redes sociales como TikTok o Instagram, priorizan los videos que se realizan con dispositivos de la manzana. Todo esto pareciera ser una gran ventaja a la hora de generar y producir contenido. Sin embargo, debido a su cerrado ecosistema, la exportación de archivos de videos o fotos que se hacen con un iPhone es tediosa si no se exporta a un dispositivo de la misma familia o se sube directamente a redes sociales.
Además de lo mencionado sobre el iPhone, hay algo más inquietante relacionado con su servicio de almacenamiento en la nube llamado iCloud. La compañía de Cupertino tiene un espacio gratuito para todos los poseedores de sus aparatos, 5 gigabytes de espacio en la nube. El problema es que los archivos que se producen con dispositivos Apple, son de gran tamaño y por ende el espacio en nube, pronto llega a su máxima capacidad en la versión gratuita, lo que significa que para continuar con el servicio de iCloud, es necesario actualizar a una mayor capacidad de almacenamiento en planes de pago mensuales o anuales.
La sutileza del cautiverio
Sin duda el ecosistema de Apple es una obra maestra de la tecnología, diseñado para hacer que todo funcione de manera perfecta y sin esfuerzo. Sin embargo, detrás de esa armonía se esconde un control sutil: cuanto más se acostumbra a la comodidad que ofrece, más difícil es al salir. No hay barreras visibles, sólo un diseño tan pulido que hace que cualquier opción parezca torpe o incómoda.
La integración del Apple Watch con los iPhone es tan perfecta, que únicamente dicho reloj solo funciona con un iPhone, y de vez en cuando es posible desbloquear un MacBook con un movimiento de muñeca si se lleva puesto el reloj. El Apple Watch también funciona con los AirPods de manera perfecta, lo cual es ideal para escuchar música de manera nativa, sin embargo, poder escuchar música en el ecosistema de la manzana significa pagar una suscripción a AppleMusic, porque a pesar de que la aplicación venga istalada en un iPad o en un Macbook, es necesario pagar una mensualidad para acceder a su contenido, que eso sí, está en alta calidad.
Lo más irónico es que esta estrategia, en lugar de generar rechazo, ha creado una comunidad de feligreses dispuestos a pagar más por mantenerse dentro del ecosistema. No es sólo la calidad de los dispositivos lo que retiene a los consumidores, sino la idea de que fuera de Apple la experiencia será inferior. Y en algunos casos, dejando a Samsung por fuera, esa percepción es real.
¿Esto es un problema? Depende de la perspectiva. Para quienes valoran la integración y la facilidad de uso, el ecosistema de Apple es una bendición. Pero para quienes prefieren la libertad de elección puede sentirse como una jaula dorada donde cada nuevo dispositivo refuerza la sensación de que salir es más costoso que quedarse.
Apple no solamente vende productos, vende una experiencia cerrada donde todo está diseñado para funcionar a la perfección siempre y cuando no se busquen alternativas fuera de su universo.