La vida de Gustavo Cerati nunca fue opuesta al universo de las artes. Nació en Barrancas, un barrio de obreros en su natal Argentina, en medio de una familia con limitados recursos, pero con una riqueza cultura que deseaban inculcarle a sus hijos.
Desde niño dibujaba mucho, su padre le compraba con mucha frecuencia hojas de papel, para que mantuviera su interés y desarrollara su creatividad. Hasta aquí, tal vez no se evidencian las primeras señales del futuro fenómeno del rock en español, pero fue un inicio clave.
Un episodio lo transformó para siempre, al ver un programa de televisión se encontró en la pantalla con unos imitadores de Los Beatles. Lo siguiente que hizo fue un dibujo de la mítica banda británica.
Otro paso fundamental corrió por cuenta de su mamá Lilian, que le buscó al joven Cerati un profesor de guitarra. Estaban todos los elementos servidos, lo que faltaba era talento y vocación, muy rápidamente se evidenció que los tenía y de sobra.
La curiosidad fue una faceta distintiva de Cerati, así fue siempre. De acuerdo con todos en su entorno, era muy obsesionado y con una inclinación desobediente con el presente, le encantaba darse saltos en su construcción musical.
Nunca encontrarán un ábum de Soda Stereo iguales y mucho menos cuando Gustavo Cerati emprendió su carrera como solista, afirman sus biógrafos y los más cercanos a su carrera musical. Tal vez es un rasgo de los diferentes, los genios. Toda una fuerza natural.
En su ser germinó de manera constante la creación artística. Fue un melómano a tiempo completo, las jornadas de ensayo con Soda Stereo fueron extensas, era el primer en llegar y el último en irse. Meticuloso con todos los detalles, allí nunca dejaba nada al azar.
En realidad, para este inmortal del rock en español llamado Gustavo Cerati, la música era todo: “La música es la puerta que abro constantemente, es una de las cosas que más me gustan en la vida, mucho de lo que hago, pienso y siento, lo transmito con la música” decía.
Ante los premios, reconocimientos o que lo tomaran como referencia, Cerati respondía que lo asumía como una especie de rueda de inspiración y que jamás se le deben poner palos a la misma. En esto también, desbordaba generosidad.
Sobre la frase que quedó como una marca, gracias totales durante el concierto de despedida de Soda Stereo, dio que ésta lo persigue todo el tiempo, que jamás la pensó y que sencillamente salió ahí en ese momento mágico.
Lo concreto es que Gustavo Cerati es una de esas figuras irremediables, con un instinto para la creación musical como pocos que no lo detenía nadie. Un talento congénito que disfrutaron muchas generaciones.
Nos dejó a todos un testamento de canciones, transformadas con el pasar de los años, en unos clásicos. El vacío provocado por la ausencia de Gustavo Cerati, lo ha llenado su inconfundible leyenda.
