Lo increíble es que Julio Iglesias nunca soñó con ser cantante. Sus energías estaban puestas en algo totalmente distinto a las letras y micrófonos, su obsesión era el fútbol. Pero el destino prefirió convertirlo en leyenda con su voz y no con sus piernas.
“Mi vida cambió para siempre. Estudiaba leyes, jugaba fútbol con mi equipo del alma en las juveniles y un accidente frustró todas mis ilusiones” ha relatado Julio Iglesias en varias oportunidades, cada vez que recuerda ese giro inesperado en su vida.
Julio Iglesias se desempeñó como portero en las inferiores del Real Madrid, desde 1959 hasta el año 63. Los conocedores del fútbol advertían las condiciones suficientes para lograr ser profesional en este deporte. Pero dejó de atrapar goles y los cambió por aplausos años más tarde en todos los escenarios del mundo.
Pero una noche del 22 de septiembre de 1963, sufrió un accidente de tránsito que chocó directo contra todos sus propósitos. Al día siguiente no podía caminar, era el final absoluto de su carrera como futbolista, pues las lesiones le arrebataron de tajo sus ilusiones en el equipo merengue.
Solo un milagro lo salvó de quedar invalido. "Llegué a pensar que mi vida no tenía solución, tuve un accidente más grave de lo que yo imaginé jamás y más grave de lo que la gente puede imaginar" ha dicho Julio Iglesias.
Postrado en la cama, en una recuperación que tardó varios meses, apareció en su vida lo que transformó el dolor en una leyenda de la música: Le obsequiaron una guitarra.
El instrumento musical se lo regaló Eladio Magdaleno, el enfermero que con paciencia lo atendió durante meses, pues el parte médico indicaba que tal vez no volvería a caminar.
Con esa guitarra compuso su primera canción ´La vida sigue igual´ y desde ese momento no se detuvo, los guantes se convirtieron en asunto del pasado y el futuro que tenía por delante ni él mismo logró siquiera sospecharlo.
Julio Iglesias es toda una leyenda, es considerado el mejor cantante hispano de todos los tiempos, más de 300 millones de copias vendidas de sus 80 álbumes, interpretaciones en 14 idiomas, presentaciones en más de 600 ciudades en todo el planeta. Sus cifras son descomunales, nada ni nadie se le compara. Es el mejor.
Pero el mito de Julio Iglesias radica en su capacidad para reponerse a una situación adversa, casi irreversible, que ni el más optimista de los médicos que lo atendió se atrevía a dar el mejor diagnóstico. Nos enseñó este español universal, que siempre es posible lograr lo inesperado, aunque como en su propia historia, signifique dolor y lágrimas. Ojalá aún conserve la guitarra que el regaló Eladio.