Comienzo a escribir a pocas horas de que se inicie la gran marcha convocada para hoy, 21 de abril de 2024. Sin duda será una manifestación contundente contra un gobierno repudiable que se ha hecho merecedor de un inmenso rechazo y ha generado repugnancia por las decisiones absurdas de un delirante en el poder que no tiene la entereza de renunciar.
Como preludio, en la tarde de ayer me puse a repasar el capítulo dedicado a la acción del libro “La condición humana” de Hannah Arendt del que voy a citar algunos apartes que considero a lugar.
Dice Hannah Arendt lo siguiente:
“Si los hombres no fueran distintos, es decir, cada ser humano diferenciado de cualquier otro que existe, haya existido o existirá, no necesitarían el discurso ni la acción para entenderse”.
Una manifestación es una forma de ir del discurso a la acción. Su importancia primera radica en poner en acto un entendimiento entre quienes, por naturaleza, somos distintos, entre quienes actuamos y pensamos de manera única porque no existe, no ha existido, ni existirá quien sea idéntico a otro.
Continuando con el texto de Arendt copio lo siguiente:
“El discurso y la acción revelan esta única cualidad de ser distinto. Mediante ellos, los hombres se diferencian en vez de ser meramente distintos”.
Nos diferenciamos en el discurso y la acción, no somos simplemente distintos por naturaleza. En un acto tan significativo, como la presente manifestación de repudio, es donde encontramos la unión entre los individuos en la acción porque nos diferenciamos. No soy, no eres, no somos parte de un amasijo que aplaude o levanta su brazo a favor del tirano; somos individuos únicos que decidimos actuar ante un estado de cosas intolerable.
Para Arendt “una vida sin acción ni discurso está literalmente muerta para el mundo; ha dejado de ser una vida humana porque ya no la viven los hombres”. Cuando se toma la decisión de actuar se pone algo en movimiento que va más allá de la pasiva conformidad ante la opresión.
Y añade más adelante:
“El hecho de que el hombre sea capaz de acción significa que cabe esperarse de él lo inesperado, que es capaz de realizar lo que es infinitamente improbable”.
Las anteriores palabras se ajustan perfectamente a la acción que se ejecuta hoy como resultado de un hartazgo de tanta porquería que ha llevado a que cada individuo, cada colombiano que pasa a la acción se sienta capaz de realizar lo “infinitamente improbable”, lo que para el momento presente significa la realización de un milagro.
“La acción es la única facultad humana de hacer milagros”, dice Arendt.