Dos de las más reconocidas marcas de teléfonos celulares, Samsung recientemente y Apple hace un par de meses, lanzaron al mercado sus teléfonos insignia en medio de una anhelada apuesta por la innovación diferencial en un mercado cada vez más competitivo.
Cuando Apple lanzó en 2007 el primer modelo del iPhone, la organización Research In Motion (RIM) tenía en la cima unos, hasta el momento, indestronables teléfonos llamados BlackBerry que tenían una importante cuota de participación en el mercado. Y si bien es cierto que BlackBerry no le enseñó al mundo la computación móvil como lo pudo hacer Palm, que también tuvo teléfonos con teclado QWERTY (con teclado físico) era el referente de los teléfonos móviles de la época y se había convertido en un producto aspiracional en ese segmento con un grado de innovación que pocos tenían.
BlackBerry tuvo importantes innovaciones como el sistema de mensajería instantáneo BBM (BlackBerry Messenger) que solo funcionaba entre esos dispositivos. Sin embargo, las cosas fueron evolucionando y los sistemas de mensajería fueron adoptados por otros sistemas operativos como Android, Windows Phone y iOS. Lo anterior produjo una conectividad más grande entre teléfonos de diferentes marcas y sistemas operativos. De esta manera, la ventaja competitiva que tenía BlackBerry fue desvaneciéndose con el tiempo hasta el punto de desaparecer en el mercado global de teléfonos celulares.
Hoy, la cuota de participación mundial está dominada por tres grandes marcas, Samsung, Apple y Xiaomi. En Colombia, son estas mismas marcas las que dominan el mercado pero con Samsung a la cabeza, seguido muy de cerca por Apple y en tercer lugar Xiaomi, según datos a 2024 de Statcounter.
Es costumbre ya que cada año dichas marcas realicen sus lanzamientos en medio de grandes eventos donde hablan sobre las ventajas que la nueva generación tiene con respecto al modelo anterior. Sin embargo, desde hace un tiempo la tendencia ha mostrado que el grado de innovación entre generaciones no es tan grande como para justificar un cambio de móvil cada 12 meses.
Para el caso de Apple, la diferencia del iPhone 16 pro frente a la generación anterior, el 15 pro, no fue tan significativa a excepción de un botón dedicado a la cámara y algo más de velocidad, como todos los años, en los procesadores, lo anterior sin mencionar que la I.A. de Apple solo funciona en ciertos países y en inglés. En el caso de Samsung, sus modelos S24 Ultra y S25 Ultra comparten las mismas características como el procesador, el teleobjetivo, la cámara ultra ancha, la cámara frontal, y la misma capacidad de la batería. el cambio más llamativo estuvo en el S Pen o lápiz, que antes servía como obturador de la cámara y ahora no.
Lejos han quedado las grandes diferencias y apuestas innovadoras como la mostrada por Steve Jobs al presentar el primer iPhone que vio el Mundo, o como cuando Samsung lanzó su primer modelo de la familia Note, hoy ya desaparecida por problemas con sus baterías y por la presión de producir móviles cada año para lanzar al mercado.
La industria de la telefonía móvil parece haber llegado a un punto en el que la innovación se ha ralentizado con lanzamientos anuales que presentan pequeñas mejoras incrementales más que verdaderas revoluciones tecnológicas. Las diferencias entre generaciones se han vuelto mínimas y la disrupción es escasa en cada lanzamiento.
El desafío para los gigantes de la industria no es solo mantener su dominio en las ventas sino recuperar la capacidad de sorprender y marcar un nuevo punto de inflexión en la historia de la telefonía móvil.