María del Rosario Concha

Psicóloga de la Universidad Javeriana, con estudios de especialización en educación, en práctica sistémica y terapia familiar sistémica del Kensington Consultation Centre Foundation, London (KCCF) - Sistemas Humanos.

María del Rosario Concha

¿Cómo educar niños y niñas seguros de sí mismos?

Los desafíos del mundo actual, hoy más que nunca, nos exigen formar adultos éticos, con pensamiento crítico, capaces de analizar y resolver problemas de forma creativa e innovadora, empáticos, resilientes, con las herramientas para desenvolverse de manera flexible en contextos cambiantes y disímiles, que sepan cuidarse y cuidar, mentalmente sanos, con la certeza de que cuentan con los recursos necesarios para poder lograr lo que se proponen. 

¿Estamos formando a nuestros niños, niñas y jóvenes con las herramientas necesarias para que enfrenten estos retos?

Varios estudios muestran que estamos ante lo que algunos llaman, “una generación de cristal”, frágil, vulnerable, inmediatista, dependiente, centrada en sí misma, e insegura, debido en parte a que algunos padres y madres han entendido el amor y el cuidado como sobreprotección, han asociado la felicidad con la ausencia de sufrimiento y han tergiversado la necesidad de apoyo que tienen los niños y niñas, con el hacer por ellos lo que están en capacidad de hacer por sí mismos.

Para crecer como seres humanos seguros, los niños y niñas necesitan sentir que son capaces de lograr por sí mismos lo que se proponen y que cuentan con las herramientas para hacerlo. Con la mejor intención y desde el profundo amor que sentimos por ellos, a veces los inhabilitamos.

Cuando un pequeño dice “yo solito”, o “déjame que yo puedo” y en vez de apoyarlo para que haga las cosas por sí mismo, o de mostrarle cómo hacerlo, lo hacemos por él o por ella, le estamos mandando el mensaje de que no creemos que es capaz.

¿Qué podemos hacer entonces los padres, madres y adultos a cargo de la formación de los niños, niñas y jóvenes, para que crezcan con la confianza necesaria en sí mismos y en el mundo que los rodea, para que puedan desplegar sus habilidades y competencias, y resolver problemas, para que puedan explorar el mundo de manera segura, para que regulen sus emociones, para que reconozcan las necesidades propias y de otros, y para que desarrollen la seguridad en sí mismos?

Construya confianza: permita que los niños hagan por sí mismos todo lo que están en capacidad de hacer. No haga las cosas por ellos, ya que lo que los niños, niñas y jóvenes lo que necesitan es saber que disponen de las herramientas para lograr lo que se proponen y que cuentan con el apoyo en caso de que lo requieran. Los adultos necesitamos entender cuáles son los miedos o prejuicios que nos llevan a tomar acción por ellos y evitar actuar desde ahí.

Observe y escuche atentamente: es importante escuchar y observar atentamente antes de actuar, para entender cuáles son sus verdaderas necesidades, intereses y motivaciones. Así podrá ofrecerle las herramientas que realmente necesita y no las que usted cree que necesita.

Apoye y valore el esfuerzo y la persistencia: lograr algo implica práctica, esfuerzo, tiempo y dedicación. Es importante que los niños finalicen lo que empiezan, esto da una sensación de logro y satisfacción. Muéstreles que pueden seguir aprendiendo y enséñeles a que se pongan metas y a que sueñen en grande.

Valore el error y la equivocación como una oportunidad de aprendizaje: quien no se equivoca no aprende. Ayude a que los niños reflexionen sobre el proceso que llevaron a cabo para que entiendan dónde estuvo el error y lo puedan corregir.

Promueva el ejercicio de la voluntad: enséñele a su hijo que en ocasiones hay que hacer cosas porque toca, porque es lo correcto, porque es lo responsable, aunque sea difícil o, aunque no le guste. La satisfacción no siempre puede ser inmediata, supone esfuerzo, dedicación y compromiso. Permítale que se frustre, ayudándolo a que encuentre los recursos para resolver el problema, esto fortalece su resiliencia y la seguridad en sí mismo.

Promueva la solución de problemas y la iniciativa: los problemas son oportunidades de aprendizaje. En lugar de resolver los problemas por los niños, es útil ayudarlos a que encuentren la solución que buscan. “Tenemos un problema, ¿cómo lo podríamos solucionar?” Es un enunciado útil que manda al niño el mensaje de que cuenta con el apoyo y que hay diferentes opciones de solución. Esto desarrolla la flexibilidad, la iniciativa y la creatividad y ayuda a que no se den por vencidos ante las dificultades.

Fortalezca el repertorio emocional: ayude a sus hijos a reconocer, a nombrar y a regular sus emociones, para que puedan reconocerlas en otros y desarrollar la empatía. Necesitamos enseñar a nuestros niños, niñas y jóvenes a que aprendan a resolver conflictos de una manera asertiva, teniendo en cuenta las necesidades propias y las de los demás. Es la única manera de llegar a acuerdos, a través del diálogo.

Las herramientas sugeridas promueven una mentalidad de crecimiento en los niños, niñas y jóvenes que los pueden ayudar a sortear de manera exitosa, los retos que enfrentan cotidianamente. 

Necesitamos cuidar y amar desde la confianza, desde una mirada apreciativa que reconozca y valore las capacidades, las necesidades, intereses y motivaciones de nuestros niños, niñas y jóvenes para ayudarlos a crecer sintiéndose seguros de sí mismos y del medio que los rodea.

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María del Rosario Concha
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