A Carlo Ancelotti lo conocí personalmente durante un entrenamiento del Milán en Tokio previo a la final intercontinental de clubes con Atlético Nacional en 1989. Aunque era muy importante en el esquema de aquel equipo, lo vi pasar por mi lado una vez finalizada la práctica, pero mi instinto periodístico me decía que en lugar de él, debía aprovechar el momento para entrevistar a Baressi, Rikjaard o Van Basten, las que eran las grandes figuras de ese poderoso Milán que sin embargo días después sufriría para ganarle al Nacional en el último minuto con un gol de tiro libre de Evani aquella copa internacional.
Por supuesto sabía quién era Ancelotti, lo había visto jugar desde que estaba en la Roma y que hacía poco había pasado al Milán donde venía de ser campeón de la liga italiana y de la supercopa.
Era un jugador rendidor en la mitad de la cancha, sabía cortar juego, la entregaba bien, corría, metía, no daba un balón por perdido y cuando podía estaba también en función de ataque. Eso era, rendidor, importante como soporte de cualquier sistema, tanto en sus equipos como en la selección italiana, pero las estrellas eran otras.
Ni yo ni nadie, podía imaginar viéndolo jugar, que años después se convertiría en uno de los entrenadores mas laureados del fútbol mundial.
Superado en número de títulos nacionales e internacionales por Guardiola, pero siendo el único en ganar en las 5 ligas europeas más importantes y el único con 5 champions.
Siempre se ha dicho que cuando un equipo gana es por los jugadores y cuando pierde es por culpa del director técnico. Los jugadores siempre serán los importantes, porque son los ejecutores, porque son los que hacen los goles y los que los evitan, pero no hay duda tampoco, que, sin una idea de juego, sin la intuición, la malicia, el entender los momentos de un partido que debe tener un entrenador, lo primero difícilmente ocurriría.
Los entrenadores exitosos siempre tendrán que lidiar con el comentario injusto de “cómo no iba a ganar con el equipo que tenía” o con otro mas de las épocas presentes: “ con esa chequera de ese equipo que compra todo lo que él pide, no tiene gracia”.
Sin embargo, cuando un técnico es capaz de ganar en ligas tan diferentes, con equipos tan diferentes, frente a rivales tan diversos, es imposible decir que es un bendecido por la suerte y que sus conocimientos son lo de menos.
Pero como el fútbol está lleno de contradicciones, hoy se habla de Carletto mas por sus 5 champions y sus ligas en 5 países diferentes como entrenador, que por sus 14 títulos como jugador. ¿No que es más importante ser jugador que entrenador? ¿Al fin qué?
Talvez esa sea la explicación para que con contadas excepciones como Cruyff o Zidane o Beckenbauer, los que fueron grandes estrellas como jugadores, nunca lo pudieron hacer como entrenadores y viceversa.
No me imagino a Messi siendo director técnico y mucho menos ganando ni siquiera la mitad de todo lo que ganó como jugador.
Ancelotti y Guardiola fueron buenos jugadores, ganaron títulos, pero la historia del fútbol hablará de ellos siempre por lo que han conseguido dirigiendo y no jugando.
Qué orgullo debería sentir James Rodríguez, el haber tenido a Ancelotti como entrenador en 3 equipos de igual número de países. Lo recibió en el Real Madrid en el 2014 después de su fulgurante mundial de Brasil, lo hizo titular y figura al lado de cristiano, Benzema, Kroos, Modric y compañía. Se lo llevó para el Bayern Múnich y después lo rescató para llevarlo al Everton.
Ancelotti no lo bajó de “grandísimo jugador”, era un enamorado de su fútbol, creyó siempre en él, tanto, que eso hizo que el mejor James lo viéramos siempre dirigido por el exitoso entrenador italiano.
Como la última imagen es la que queda, los contradictores de Ancelotti han llegado a decir que no le han podido descubrir cuál es su gracia si su manera de jugar es tan simple y tan vieja, como la de esperar y hacer goles al contragolpe. Aunque es verdad que eso es lo último que se le ha visto para ganar con el Real Madrid, Ancelotti como estratega, tiene mucho mas méritos que eso y el mayor de todos es que todo lo que se imagina que va a ocurrir con su rival, es lo que ocurre. Pareciera que nada le sorprende. Que ya espera que pase y con base en eso, dibuja un plan que después es ejecutado a la perfección por los jugadores que tiene. Muy distinto a aquellos entrenadores que tienen en la mente una manera de jugar, se mueren imaginando que algo va a pasar y no solo no pasa, sino que no tienen los jugadores para ejecutarlo.
A Carletto a lo mejor si se retira, Guardiola que es más joven e igualmente exitoso, lo podrá igualar y hasta superar en champions ganadas y si al español le da por dirigir en Italia y en Francia pues también podrá decir que ganó en las 5 ligas europeas más importantes. Pero al italiano ya nadie le quitará todo lo que ha logrado y sobre todo, que fue el primero.
