El nombre de Roy Barreras resuena como un eco en los pasillos de la política colombiana. Su presencia en el Congreso, su paso firme hacia la campaña y posterior gobierno de Gustavo Petro, lo han puesto bajo los reflectores de la opinión pública. Quienes lo conocen no dudan en describirlo como un hombre sagaz, cuyas decisiones han marcado un rumbo en el ámbito nacional.
Hoy, lejos de la vorágine política, el ahora Embajador de Colombia en Reino Unido, nos abre las puertas de la embajada y su residencia oficial en Londres. Nos recibe, muy amablemente, junto con su perro, curiosamente llamado ‘Gato’, quien lo acompaña fielmente.
Así comienza esta entrevista, la primera que entrega a un medio de comunicación desde su salida del país, en la que dialogó con nuestra directora Adriana Bernal, en ‘Kién es Kién’.
Los inicios de Roy Barreras
Nació en Cali un 27 de noviembre. Sus raíces se hunden en los terrenos de un pasado doloroso, en los campos de un conflicto que marcó a su familia. Su abuelo materno, un humilde campesino liberal, cayó víctima de la violencia en 1949. A partir de ese momento, el destino de su madre, a la tierna edad de 12 años, tomó un giro inesperado.
Ella, huérfana y con el peso del mundo en sus hombros, fue acogida por los vecinos de la vereda El Palo, en Caloto, Cauca. La comunidad se unió, realizando una colecta para financiar su viaje a Bogotá, donde encontraría un nuevo comienzo junto a un tío. Así, la adversidad se convirtió en la chispa de una historia de superación.
“Cuando creció, ya adolescente, joven y muy bella, se enamoró de un estudiante de medicina que estaba en último año. Tuvieron un romance, cuando ella le contó que estaba embarazada, el joven que estaba por terminar su carrera, la terminó, dio una vuelta y se voló”, relata Roy Barreras.
Vea la entrevista completa a Roy Barreras:
Roy creció en el barrio Las Cruces de Bogotá, donde la determinación lo guió. Estudió en un colegio de sacerdotes, demostrando desde joven su disciplina y deseo de superación. Su madre, lejos de encarnarse en el resentimiento, le dio a Roy las mejores referencias de su padre como hombre que se dedicaba a salvar seres humanos.
“Mi madre en la infancia, cuando yo tenía seis o siete años, una vez le pregunté ¿dónde está mi papá?, y ella me hizo un regalo enorme porque siempre me habló bien de él y me dijo “su papá es un médico muy importante y está muy ocupado salvando vidas””.
A pesar del abandono inicial de su padre, tiempo después, conoció a su progenitor y comenzaron a escribir juntos un capítulo de reconciliación y amor. Un padre que lo inspiró a estudiar medicina, sembrando en él ese amor incalculable por la vida.
Logró el ingreso a la carrera de medicina en la Universidad Nacional, enfrentándose a la intensidad de los estudios mientras equilibraba su vida trabajando como taxista para financiar su formación. Su pasión por la medicina era evidente, y su dedicación era la clave para alcanzar sus sueños.
Su vida como taxista: las carreras de Roy Barreras
Muy pocos se imaginan a Roy Barreras metido en un taxi. Y menos como taxista. Pero esboza una sonrisa cada que recuerda sus tiempos en que, conduciendo un amarillo por la capital, logró pagarse sus estudios. Sin embargo, no todo fue color de rosa y recuerda, ahora con risas, lo que fue uno de sus momentos más angustiantes en su época de conductor.
Cuando debutó como taxista se había acabado de implementar el sistema de radiocomunicaciones en la red de taxistas que operaba en la ciudad. A sus habilidades como conductor tuvo que agregar conocimientos como códigos y claves para comunicarse con sus colegas. En su primera carrera se le cruzaron los cables y terminó perdiendo una carrera reservada. Estuvo suspendido varios días.
“Ese fue mi estreno en las carreras por radioteléfono”, concluye, llegando al destino de un recuerdo hallado años atrás.
Cada carrera fue un acercamiento a Bogotá, un descubrimiento profundo de sus calles, sus carreras, sus diagonales y transversales, los round points y las calles ciegas. Se compenetró con la ciudad y con el diario vivir de un gremio que, en Colombia, no ha sido ajeno a la política.
Cuando la vocación llama: De la Medicina a la Política
Fue médico por más de 20 años en los que trabajó en el sector público y privado. Atendió la clínica de su padre, pero recuerda como sus experiencias más enriquecedoras sirviendo en Urgencias, unidad de trabajo donde todo pende de un hilo y en la que a cada minuto se juegan una final la vida y la muerte.
“Como médico de urgencias, fue donde más médico me sentí, es allí donde al final de cada turno se podía ver que aliviabas el dolor porque salvabas una vida, atendías todo tipo de pacientes… y en hospitales que hoy extraño como el San Juan de Dios de Bogotá que ojalá se salve y no lo vayan a demoler”.
Pese a su amor por la medicina, la política siempre llamó a su puerta, un eco lejano que cobraba fuerza con el pasar del tiempo. Aunque la medicina era su camino, la política era su llamado.
Había conocido a Luis Carlos Galán en su juventud, y ese encuentro dejó una huella imborrable. La idea de involucrarse en la política rondaba su mente, hasta que en 2006, luego de haber ganado cierto liderazgo regional en el Valle del Cauca, aceptó la invitación de Cambio Radical a participar como candidato a la Cámara de Representantes.
Después de varios intentos, esta vez sí fue la vencida y logró el triunfo. Confiaba en lo que podía aportar a la política, pero ahora debía enfrentar un verdadero dilema: política o medicina.
“Cuando resulté elegido dije ¿y ahora qué voy a hacer?, tenía pacientes citados al otro día y todo”.
En la política vio la misma oportunidad que en la medicina, salvar vidas. Sin embargo, creyó que en la política podía hacerlo a gran escala y eso fue lo que inclinó la balanza.
Pensé que la política podía servir para parar la guerra y aliviar el dolor de miles de víctimas.
El camino de Roy Barreras también ha estado marcado por la adversidad. El secuestro de su hermano menor fue un punto de inflexión para él y su familia, siendo, justamente, un capítulo doloroso en su vida que prefiere no recordar y que lo llevó a buscar respuestas y justicia. Esa búsqueda lo acercó más a la política, a luchar por los secuestrados y anhelar una paz.
El grupo que lo tenía en su poder hizo uso de la extorsión de forma constante, lo que produjo el deterioro del estado de salud de su padre y que perdiera todo por lo que había trabajado en vida.
“Mi padre murió a raíz del secuestro de mi hermano, que fue secuestrado por la guerrilla y con quienes años después firmamos la paz”.
Durante el proceso de paz del gobierno y las Farc, Barreras aprovechó uno de los encuentros con el equipo negociador y le preguntó a Pablo Catatumbo sobre qué había pasado en realidad, obteniendo por fin una respuesta.
“Cuando le pregunté, me dijo que no, que había bandas de delincuentes que se hacían pasar por ellos y nunca se supo en realidad qué pasó”.
Queriendo terminar este capítulo tan oscuro, llega a la conclusión de que sus más íntimos dolores son también los de muchos colombianos por quienes ha decidido hacer una apuesta desde la política y el servicio público.
Pasión por la vida: Amor, familia y literatura
Roy Barreras, además de ser médico y político, es un amante de las letras y la poesía. Tiene una novela publicada hace más de una década y escribe poemas de forma frecuente. Encuentra en la literatura una fuente inagotable de inspiración. Sin embargo, paradógicamente es uno de sus grandes conflictos.
“Hay un conflicto entre lo que hay que hacer y lo que quiero hacer. Lo que quiero hacer es escribir y escribir de amor porque estoy enamorado, pero lo que hay que hacer es parar la guerra”.
Dice, con convicción, que cree en el amor y tiene cómo testimoniar: se casó recientemente y vive las mieles del amor en Londres. Está, como él mismo lo dice, en la etapa de disfrutar de sus hijos, sus nietos y el enamoramiento que, a su manera, le salva la vida.
Tiene cinco hijos y dos nietos, que son la luz de sus días y una de sus grandes motivaciones.
Estoy lleno de amor y felicidad en todas partes. La vida ha sido muy generosa conmigo.
Vive la vida intensamente, abrazando cada emoción y cada desafío. Recuerda con nostalgia el momento más feliz de su vida: el nacimiento de su primer hijo, un instante que lo transformó y lo llenó de una felicidad indescriptible. Pero también ha enfrentado momentos difíciles, como cuando recibió el diagnóstico de cáncer.
“En el último año acabo de superar un cáncer de colon, el mismo que tuvo mi padre por razones de estrés también. Logré superarlo gracias al amor de la familia, de mis hijos que me han acompañado y de Claudia, mi pareja”.
Pese a las dificultades propias de la enfermedad, en la palestra pública siempre se le vio fuerte, optimista, siguió librando las batallas que trae la actividad política. Barreras no duda en dar un consejo a los colombianos y es el hecho de que vivan su vida y la aprovechen al máximo.
“No esperen a que les dé una enfermedad como esa para preguntarse en el espejo, ¿qué vas a hacer el resto de tu vida?, porque cuando a uno le dan una noticia de una enfermedad catastrófica lo primero que piensa es en el tiempo que le queda de vida. Y sobre ese tiempo la gente empieza a elegir lo que vale la pena hacer, pero no hay que enfermarse para hacerse esa pregunta”.
Roy Barreras es un testimonio en carne propia de lo que puede lograr la medicina, por lo que no duda en reconocer y agradecer a los médicos que lo atendieron durante todo su proceso.
“La medicina colombiana es muy buena y el tratamiento ha sido exitoso. A todos ellos muchas gracias”.
Retos en el Reino Unido
En la actualidad, Roy Barreras enfrenta un nuevo desafío como Embajador de Colombia en Reino Unido. Representa a su país con pasión y determinación en un escenario internacional. Su objetivo es internacionalizar la agenda del presidente Petro, buscando apoyo de países clave. También se centra en difundir la verdad sobre el proceso de paz y promover la agenda del cambio climático, una causa que le apasiona profundamente.
“Se tiene que conocer esa verdad para que no se repita y que la guerra es una maldición que tiene que ser superada, contarles esas experiencias, esa búsqueda de la paz, es muy importante”.
Lo cierto es que hoy, como embajador de Colombia en el Reino Unido, Barreras lleva su experiencia y conocimiento al ámbito internacional. Reconoce sin tapujos que a las dos únicas personas que les pide consejos es a su hijo ‘Paco’ por su manera de ver la vida y a Juan Manuel Santos, con quien además de tener una excelente relación, se considera ‘santista’ por todos los esfuerzos que, según él, ha hecho por la paz de Colombia.
Su futuro o un eventual regreso a Colombia sigue siendo algo incierto y, por ahora, está centrado en el presente, con no pocas tareas como cuidar su salud, representar a Colombia en el Reino Unido y disfrutar de sus nietos.
“Sobre mi futuro espero una vida tranquila, ya que no puedo hablar sobre política”, cierra diciendo con una sonrisa en su rostro, propia de quien tiene claro lo que quiere, pero decide ocultarlo.