El presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, se refirió a la estatua de una virgen que quedó en pie en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina tras el paso del huracán Iota. “Realmente es impactante que después de haber pasado por la isla de Providencia un huracán de categoría 5, la Virgen estaba en pie. Muchas personas decían que ella es milagrosa, porque evitó muchas muertes en la isla”, dijo el mandatario.
Esta estatua está localizada en el Fort Warwick —o Fuerte de la Libertad—, un atractivo turístico de Santa Catalina. Se dice que esta isla sirvió como base de operaciones del famoso pirata Henry Morgan. Por ese motivo, los turistas podían encontrar viejos cañones consumidos por la maleza y protegidos del sol por grandes árboles de mango. Sin embargo, nada de esto quedó tras el paso de Iota; solamente la figura de la Virgen.
Además, Duque se refirió al acontecimiento como “una anécdota personal” para curarse en salud, puesto que en agosto pasado ya había tenido problemas legales al mencionar a la Virgen de Chiquinquirá en un tuit. Duque es constantemente reprochado por profesar su fe católica mediante canales oficiales, destinados a las comunicaciones de un país laico.
Cabe resaltar que los raizales son de tradición protestante, no católica: Philip Beekman Livingston Jr. lideró la liberación del grupo de esclavos que trabajaban en la isla, repartió el territorio entre los nuevos ciudadanos libres y construyó una escuela y una iglesia bautista. La religión católica y la veneración a la Virgen llegaron a la isla a comienzos del siglo XX, cuando misiones católicas fueron enviadas a la isla durante los procesos de colombianización en territorios de frontera. Entonces, la población católica del archipiélago está compuesta principalmente de continentales radicados allí tras la colombianización y la apertura del puerto libre.
A pesar de estas diferencias de credo, vale la pena recordar un estudio de 2019, publicado por The Economic Journal. El trabajo académico asegura que las personas se acercan más a la religiosidad después de vivir un desastre natural. La explicación es psicológica: la religiosidad ayuda a las personas a manejar sus emociones tras sobrevivir a eventos dolorosos e insoportables, como perder a un ser querido o quedarse sin casa.
Por eso son tan llamativos y documentados los casos de figuras religiosas que resisten la inclemencia de la naturaleza: porque son un bálsamo para la esperanza de las personas creyentes que sobrevivieron a esas tragedias. Entonces, como un llamado a no perder la esperanza en estos tiempos difíciles, Kienyke.com reúne a continuación algunos casos muy sonados a lo largo de la historia.
El Cristo Morado de Pachacamilla (Perú)
Un pintor humilde originario de Angola pintó la figura de un cristo moreno en una débil pared de adobe del barrio Pachacamilla, a las afueras de la Lima del siglo XVII. Los rasgos de ese cristo eran una representación de la diversidad de culturas y razas que coexistían allí.
Al considerar que la pintura era un sacrilegio, trataron de borrarla en varias ocasiones; pero la pintura resistía a los daños, lo cual llamaba la atención de locales y foráneos. Sin embargo, la popularidad del Cristo Morado se consolidó tras una serie de terremotos que azotaron la ciudad. La pared, a pesar de estar construida en un material débil, no recibió ningún daño. El cristo ahora es exhibido en el Santuario de las Nazarenas.
La Virgen de la Luz (Ecuador)
Un terremoto de 7.8 en la escala de Richter sacudió la costa norte ecuatoriana en abril de 2016. Las edificaciones del barrio Tarqui, ubicado en la ciudad de Manta, quedaron completamente destruidas por el temporal.
Una escuela religiosa quedaba en ese barrio desde 1960; en ella estudiaban unos 900 niños. Mientras las religiosas oblatas buscaban entre las ruinas de la institución educativa, encontraron la estatua de Nuestra Señora de la Luz protegida por una urna de cristal. Junto con ella encontraron, intactos también, la figura del Santísimo y algunos objetos litúrgicos.
Virgen en Amatrice (Italia)
En agosto de 2016, un terremoto de 6,2 en la escala de Richter azotó tres provincias en el centro de Italia. Ese sismo dejó un saldo de 296 muertos, 388 heridos y cuantiosas pérdidas materiales. La ciudad de Amatrice, ubicada en la provincia de Rieti, fue una de las más afectadas por el sismo.
Para la comunidad italiana, cuna del catolicismo, fue sorprendente encontrar entre los escombros la pequeña y colorada figura de la Virgen María con su niño en brazos, cerca de una pared que no sucumbió.
Cristo de Mayo (Chile)
El fray peruano Pedro de Figueroa llegó a Chile a principios del siglo XVII. Al llegar, notó que en su país de acogida había escasez de figuras religiosas. Preocupado por esa situación, talló la figura del Señor de la Agonía junto con un carpintero anónimo y la ubicó en la Iglesia de San Agustín.
En 1647, un terremoto sacudió Chile y destruyó toda la ciudad de Santiago. Una de las escasas paredes que se mantuvo en pie fue aquella en la que se apoyaba esta figura, que resultó casi intacta: el movimiento causó que la corona de espinas se deslizara hasta su garganta, donde sigue atascada hasta hoy.
Virgen de Breezy Point (Estados Unidos)
En octubre de 2012, dos tragedias consecutivas azotaron el vecindario de Breezy Point, en Queens, Estados Unidos. El huracán Sandy causó inundaciones que arruinaron los cimientos de la mayoría de las viviendas. Como si fuera poco, el agua de mar alcanzó a tocar las conexiones eléctricas y causó un incendio que no pudo ser atendido: los camiones de los bomberos no podían llegar hasta allá por la inundación.
Cuando finalmente las aguas bajaron y se pudo acceder al lugar, dos cosas llamaron la atención en medio de la devastación absoluta. En primer lugar, no hubo ningún muerto a pesar de que se quemaron cerca de cien viviendas. Además, la estatua de una virgen se mantuvo en pie y no recibió ningún daño.