Entró a estudiar Comunicación Social a la Universidad Externado para cumplir el sueño de narrar los logros de los atletas colombianos. Terminó la carrera pero nunca escribió, ni locutó, ni presentó deporte alguno. El sueño lo cambió por una cámara de video.
"Quería ser periodista deportivo, por eso llegué a estudiar comunicación. Pero como muchos que entramos con esa intención, me perdí en el camino. Me empezó a gustar el cine. Me sembraron la semilla de lo audiovisual y en ese momento redescubrí algo que me gustaba desde el colegio. La universidad cambió el destino que le había propuesto a mi vida". Quien habla es Darío Armando García Granados, más conocido como Dago García, libretista, productor, director de cine, vicepresidente de contenidos de Caracol Televisión.
De él se puede decir que es uno de los personajes más importantes en la historia actual de la televisión y del cine nacional y no se estaría exagerando. También dicen que todo lo que toca lo convierte en oro. Pero él difiere de está afirmación con otra más graciosa y sincera: "Estoy en el momento de mi vida en el que los éxitos me han tapado varias 'cagaditas'".
"El origen del éxito y el origen del fracaso es el mismo: una audacia. Cometes una audacia cuando vas en contra de lo establecido. Cuando trabajas con el orden establecido te mantienes en cierto nivel de comodidad, pero no haces ni grandes éxitos, ni grandes fracasos. Cuando decides dar un salto al vacío pueden suceder dos cosas: un gran éxito o una gran cagada", confiesa entre risas el vicepresidente de producción de Caracol Televisión.
Viste sencillo. Una chaqueta de jean, pantalón del mismo material y botas tipo militar son su atuendo por excelencia. Tiene un rostro que aparenta seriedad. En eventos públicos es distante. Poco habla con los medios. Pero una vez se siente cómodo su expresión cambia. Habla de forma directa y espontanea. Responde sin rodeos las preguntas que se le plantean, hace chistes y suelta uno que otro madrazo, así es Dago García.
El inicio detrás de las cámaras
En los años 80', cuando la industria audiovisual se encontraba en crecimiento a nivel mundial y en Colombia estaba dando sus primeros pasos, a un muy buen amigo suyo le enviaron una cámara de video desde Estados Unidos, la cual cogieron como juguete. Lo que inició como un hobby se volvió un estilo de vida. A tal punto que hoy Dago García es considerado el 'mago' de la televisión en Colombia.
Con un grupo de amigos empezaron a realizar pequeños proyectos audiovisuales. Con algunos de ellos, entre los que están Fernando 'el flaco' Solórzano, Álvaro Bayona, Juan Carlos Vásquez, Óscar Céspedes, Juan Carlos Villamizar, rentó una casa en el barrio La Candelaria en la que vivieron durante siete años. Los fines de semana grababan matrimonios, bautizos, cumpleaños, eran el 'boom' de la época y eso les permitía financiar sus proyectos independientes.
"Empezamos a trabajar juntos y a vivir de eso. Fuimos de los primeros en grabar eventos familiares con cámaras de video. Grabábamos primeras comuniones, bautizos, matrimonios, serenatas, de todo. En ese momento era muy bien pago porque éramos los únicos que lo hacíamos".
Con el pasar de los años el negocio dejó de ser negocio. Tener una cámara en casa se volvió casi que obligatorio, y la competencia abundaba. Para la fecha Dago y su grupo de amigos ya tenían un espacio en el mundo de la televisión. Abandonar la grabación de ceremonias privadas no fue problema.
Un rebelde con causa
De su infancia tiene los mejores recuerdos. Duraba horas enteras en la cuadra jugando fútbol en el barrio San Fernando en Bogotá. Los partidos terminaban con abultados marcadores y se acababan porque los padres de los jugadores gritaban desde la ventana que ya era hora de entrar a casa.
En el ámbito académico no le iba nada mal. Le gustaba el teatro. Sacaba buenas notas, pero tenía un grave problema: la indisciplina.
"En el colegio me iba bien académicamente, pero siempre tuve problemas disciplinarios. Empecé estudiando en un colegio de curas, de allá me echaron. Llegué a un colegio departamental y de allá también me echaron. Terminé en un colegio distrital de donde no me podían echar porque estaba prohibido".
Creció en una época en la que el mundo vivía en revolución. Eso se ve reflejado en su variedad de gustos musicales. Le gusta el jazz. En su adolescencia disfrutó del rock y por su parte familiar es feliz escuchando salsa. Dice orgulloso que trabajó como DJ en 'Quiebracanto', un reconocido bar de salsa ubicado en todo el corazón de la capital.
Fue justamente esa infancia y adolescencia la fuente de inspiración que le ha permitido darle vida a proyectos como 'El paseo', aclamados por el público colombiano y con los que muchos se sienten identificados.
"Tuve una juventud muy intensa. De hecho todas las películas que he producido y escrito parten de esa época. Yo hago un cine familiar de entretenimiento. Puedo decir que tuve una infancia intensa y feliz".
El rey del rating en Colombia
Duerme poco pero sueña mucho. Se despierta a las 3:00 a.m. Dice que a esa hora fluye más fácil la inspiración mientras escucha música. Se encierra en su estudio y comienza a escribir. No quiere perder ese hábito. Esa quizás ha sido la clave del éxito de grandes producciones.
Escribe durante tres horas. Luego hace ejercicio y después se dirige a las oficinas de Caracol, donde pasa la mayor parte de su tiempo. Camina como en casa. Su equipo de trabajo lo respeta. Antes de llegar a su oficina de un lado se encuentra la gran cantidad de premios que ha obtenido Caracol bajo su gestión como vicepresidente; del otro está su oficina, un espacio convencional en el que sobre sus repisas posan varios libros, vinilos, accesorios y una que otra chuchería. Todo luce impecable y estratégicamente ubicado.
Tantos años en la industria del entretenimiento le ha permitido crear una coraza contra las críticas. Esas que no dejan de doler, pero que aprendió a escuchar aquellas que surgen de forma constructiva. Es consciente de la presión que lleva a sus espaldas.
"Cuando se trabaja en televisión y toda una organización grande depende de lo que haces, la responsabilidad que se asume es enorme. Cuando las cosas no salen bien yo trato de entrar a la oficina sin que nadie me vea (risas), siento una vergüenza enorme. El trabajo en entretenimiento es duro, es chévere pero también tiene su presión. No es tan fácil como muchos creen".
Mientras bebe un sorbo de café piensa en lo que ha sido su trayectoria en la televisión colombiana. A pesar de los innumerables éxitos se queda con uno en particular: 'La Saga: negocio de familia', un proyecto en el que muchos no creyeron, pero que tuvo una acogida enorme en cuanto a rating se refiere. Llevar una tragedia griega a la televisión fue una apuesta bastante arriesgada.
Pidió a los directivos que le aprobaran presupuesto y ellos con recelo le dieron el sí. Tenía fe en el proyecto, pero nunca imaginó que fuera obtener dichos resultados.
"En Caracol me permitieron hacer esa propuesta y fue un éxito que conjugó muchos de mis intereses. Ahí me sentí muy bien".
Así como de una audacia nació ese éxito, de otra audacia salió la que considera una de las "cagadas" más grandes: 'El baile de la vida'. Se animó tanto con la acogida que tuvo 'La saga' que quiso llevar las cinco tragedias Shakespeare a la televisión. ¿El resultado?, una producción con bajos números en rating y de la que solo queda en su recuerdo la gran cantidad de apodos que le pusieron.
"Después de 'La Saga' me animé tanto y traté de hacer lo mismo con Shakespeare. Cogí las cinco tragedias, como me había ido tan bien y cuando a uno en televisión le va bien en el siguiente proyecto le dan mucho más presupuesto porque piensan que va a tener buenos resultados, hice una cosa que se llama 'El baile de la vida', un cagadón ni el berraco y es ahí donde me di cuenta que no existe fórmula, la gente le decía 'La saga bailable'", recuerda entre risas.
Así como asegura que no existe fórmula para el éxito, sí tiene la receta para asumir los triunfos y las derrotas. Cuando pasa por un momento difícil se acuerda de las cosas buenas que ha hecho. Mientras que cuando "anota un gol" o estrena una producción que "la saca del estadio", no se deja llevar por los delirios de grandeza y recuerda momentos complejos que ha vivido.
"Los éxitos no forman, los fracasos sí. Cuando usted tenga un fracaso debe acordarse de los éxitos y cuando tenga un éxito acuérdese de los fracasos".
Su filosofía de vida es no caer en las presiones que le impone la sociedad después de cada triunfo. Siempre que se obtiene un logro la pregunta que surge en los demás es "¿Usted cómo va a superar eso?", para eso tiene una respuesta categórica: NADA.
"Los logros no deben convertirse en fuentes de presión sobre todo sabiendo que el éxito y el fracaso dependen tanto del azar. Yo trato de no imponerme eso porque de lo contrario nunca voy a ser feliz y a vivir tranquilo".
Ahora espera que sus múltiples proyectos salgan bien. Se rodea de un buen equipo de trabajo. Sabe como funciona la industria. Además gracias a su productora, 'Dago García Producciones', está apostando fuertemente al cine y teatro, esas dos pasiones que descubrió en el colegio y que reafirmó mientras estaba en la universidad gracias a una cámara de video que le enviaron a un amigo desde Estados Unidos.