Un plan premeditado, un engaño o una casualidad producto de la confianza, permitió que dos reclusos se escaparan el pasado sábado 31 de marzo de la cárcel La Picota de Bogotá. Un hecho que puso sobre la cuerda floja al Instituto Nacional Carcelario y Penitenciario.
Todo empezó pasadas las seis de la tarde, la confianza que se habían ganado los reclusos con el guardia al que le correspondió el turno, dragoneante Gilberto Vargas, les permitió sentarse a compartir a esa hora una botella de licor fabricado dentro del mismo penal, para pasar la noche que recién empezaba. Esa fue la primera hipótesis que se estableció en el caso.
Sobre las 20:45 de la noche, el teniente Fredy Hernández pasó revista vía radial y recibió un reporte sin novedad en el patio, a pesar de que, según los reclusos, el dragoniante a cargo nunca pasó revista a los presos.
Después de ese reporte, el licor se acabó, pero los dos reclusos, Olmedo Vargas Padilla y Jhon Alejandro Gutiérrez Rincón convencieron al guardia de seguir tomando. Le dijeron que podrían traer más licor que estaba guardado en el patio trasero del patio Ere - Tres o "patio de los parapolíticos" como es conocido dentro de La Picota.
Ese pabellón que era de mínima seguridad antes de 2006, fue adecuado en ese año para recibir a los funcionarios culpados de vínculos con los paramilitares, conocido como el "escándalo de la parapolítica". Las adecuaciones se adelantaron y el pabellón es actualmente de mediana seguridad. Ahora, allí se dispuso a los que tenían procesos ante Justicia y Paz.
[caption id="attachment_851736" align="alignnone" width="1024"]Jhon Alejandro Gutiérrez Rincón y Olmedo Vargas Padilla son los fugitivos de la cárcel La Picota.[/caption]
Vargas y Gutiérrez lograron convencer al dragoneante. Este, según han dicho las autoridades judiciales del caso, procedió a abrir la puerta para que los reclusos salieran a recoger el trago. Pasado un tiempo, según han relatado algunos testigos, el dragoniante empezó a llamarlos en la mitad del patio para que regresaran, pero no recibió respuesta.
Sobre las 21:10, los reclusos alertaron a los otros guardias de una novedad en el pabellón. Los miembros del Inpec entraron al lugar y encontraron a Vargas con aliento a licor y, según reportaron, sin control de sus movimientos. Los guardias hicieron la inspección, pasaron revista e identificaron la ausencia de los dos reclusos. Ambos exmiembros de la guerrilla de las Farc.
Tras la alerta, se dispuso el plan de seguridad, se reportó a la Policía Judicial y se barrió el perímetro de la cárcel. Según el reporte de la guardia enviado al director de la cárcel no se encontraron afectaciones a la estructura física de La Picota, lo que indica que los reclusos tuvieron el tiempo y la capacidad para saltar la pared trasera de la prisión.
Los otros encargados guardianes del Inpec llevaron a Vargas ante la oficina de la Policía Judicial y le solicitaron una prueba de alcoholemia a la que el dragoneante se negó, según dice el informe que los funcionarios le enviaron al director del penal.
Aunque se envió la alerta a la Policía Metropolitana y se dispuso de un dispositivo en las cercanías de la prisión, no se logró dar con el paradero de los fugitivos. Al día siguiente enviaron la alerta nacional por la posible salida de los presos de Bogotá.
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Un trago de libertad
Mar, 03/04/2018 - 12:08
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