Cientos de preguntas aún quedan sobre la toma del Palacio de Justicia 37 años después de que hayan ocurrido los fatales sucesos. Todo se enmarca en medio de una guerra armada de actores ilegales contra el estado colombiano, lo cual, representó una de las épocas más sangrientas que se hayan recordado en el país.
El día en que se realizó la toma del Palacio de Justicia por parte de la extinta guerrilla del M-19 fue un actuar estratégico por parte del grupo armado que a la fuerza se instaló en el palacio en el que se encontraban decenas de funcionarios públicos y quienes pagaron las consecuencias de la lucha armada por el poder que se llevaba en 1985.
La toma del Palacio de Justicia se realizó entre el 6 y 7 de noviembre de ese año el despliegue de la fuerza pública disponible en Bogotá, se trasladó con el fin de concentrarse en la tragedia que significaba la presencia del grupo guerrillero en una de las fuentes del poder público que tiene el Estado.
Las explosiones, los disparos y los gritos empezaron a apoderarse de cada uno de los rincones de la capital del país, tan pronto se conoció la presencia del M-19 en el Palacio, las acciones conjuntas de todo el despliegue militar inició, teniendo en cuenta el pánico ciudadano que se tomó a los pobladores quienes a través de la radio se informaban sobre el minuto a minuto de los violentos hechos que tenían lugar desde la tarde de ese día.
Con un tanque EE-09 Cascavel la puerta del Palacio de Justicia cayó a pedazos con lo que la lucha armada, el proceso de amenaza, amedrentamiento contra los funcionarios públicos y trabajadores del lugar que se encontraban en ese momento se inició y el despliegue de las fuerzas militares del Estado fue inmediata. Uno de los momentos que quedó registrado en la memoria de los colombianos es ese, junto al de la llegada de los helicópteros de un Cuando de Operaciones Especiales de la Policía, donde los uniformados tenían que caer desde varios metros de altura para ingresar por la terraza del lugar, en el momento de la caída varios soldados se lesionaron tobillos y otras partes del cuerpo, un hecho cinematográfico que rompió con la cruda realidad del peligro que corrían sus vidas.
28 hombres del comando Iván Marino Ospina del M-19 ingresaron en medio de una acción conocida como Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre, allí se encargaron de organizar 350 rehenes entre funcionarios, magistrados, trabajadores y visitantes que se encontraban dentro del edificio.
El supuesto objetivo era realizar un juicio político al entonces presidente Belisario Betancour, que según el movimiento armado había violado el cese al fuego entre el 23 y 24 de agosto de 1984, pues hasta ese momento el Ejército no había parado el asedio militar contra cualquier posible militante de dicho grupo revolucionario.
Años después, se conoció que el narcotraficante Pablo Escobar hizo parte de esta operación y Jhon Jairo Velásquez mejor conocido como ‘Popeye’, confesó que el financiamiento para la operación terrorista salió de las arcas del Cartel de Medellín, esto se habría planeado con el fin de que desaparecieran los expedientes de ‘Los Extraditables’, el grupo de narcotraficantes que junto a Escobar contaban con un proceso para pagar una pena en alguna prisión de Estados Unidos por el actuar delincuencial que se reveló durante los 80’s.
El 6 de noviembre de ese año, general Jesús Armando Arias Cabrales, inició el Plan Tricolor 83 que estaba planificado para eventos de guerra exterior o insurrección, en esa operación vehículos blindados del Ejército ingresaron por las puertas de la carrera octava y por la puerta principal ubicada en la Plaza de Bolívar. El enfrentamiento es una de las imágenes que permanecen en la memoria de los colombianos del edificio en llamas, en un incendio que terminó por dejar a los rehenes y guerrilleros atrapados quienes quedaron totalmente calcinados.
Tras dos días de ocupación del Palacio de Justicia, un número indeterminado de personas fue torturado y 11 personas resultaron desaparecidas a pesar de haber salido con vida del edificio, las preguntas aún rondan por las víctimas de aquel día Carlos Augusto Rodríguez Vera, Cristina del Pilar Guarín Cortés, Bernardo Beltrán Hernández, Héctor Jaime Beltrán Fuentes, Gloria Estella Lizarazo, Luz Mary Portela León, David Suespes Celis, Norma Constanza Esguerra, Lucy Amparo Oviedo y Gloria Anzola Delano.
Hasta el momento, continúan desaparecidos Irma Franco, David Suspes Celis, Gloria Stella Lizarazo, Carlos Augusto Rodríguez y Norma Constanza Esguerra, por quienes sus familias aún claman por justicia al Gobierno Nacional donde los procesos judiciales para determinar el destino de sus seres queridos aún permanece en el limbo, donde los detalles de la guerra armada que se ha librado en Colombia hasta hace poco se empieza a conocer con los recientes acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc y la conformación de la Jurisdicción Especial para la Paz.
Luego de más de 60 años de guerra armada empieza a hilar las historias de los hechos violentos que han marcado a Colombia y que reconstruyen la memoria, la verdad y el perdón de los daños en una sociedad bañada por sangre por ámbitos políticos, económicos, sociales que quedan en los registros para el nuevo Gobierno Nacional que le apuesta por un proceso que busca ‘La paz total’ con todos los actores armados que se encuentran en el país.