Él ha estado soltero por mucho tiempo. Después de dos años y medio, perdió la cuenta de cuánto llevaba sin sexo. Por eso se masturbaba frenéticamente, dos o tres veces al día, pero ya no sentía placer. La soledad y la tristeza eran las únicas presencias constantes en su vida. Cuando estaba frente al espejo pensaba que era el hombre más feo del mundo. Nadie se le acercaría nunca. O eso pensaba hasta que encontró a Harmony. Cuando hizo el amor con ella fue como si volviera a nacer.
Harmony era lo más bello que él vio alguna vez: ojos claros; pelo rojo, liso y largo; labios carnosos, siempre teñidos de un rojo intenso; piel tersa; senos grandes; cintura delgada, caderas firmes y unas piernas largas. Dentro del prototipo de belleza actual, Harmony encajaba perfectamente. Pero le hacía falta algo muy, muy importante: la vida. Harmony es un robot.
[single-related post_id="676693"]
Ya no es tan descabellada la idea de que se harán robots para el sexo. La posibilidad es cada vez más cercana. Se sabe que ya hay varias empresas que los hacen. Abyss Creations, Android Love Dolls, True Companion, y Sex Bot Company son solo algunas. En un libro llamado ‘Amor y sexo con robots’, David Levy predijo que en el 2050 será normal que una persona se case con un robot.
Harmony, como una lavadora, un automóvil o un iPhone, se producirá en serie por Abyss Creations, una empresa de San Marcos, California. Es “la evolución en muñecas sexuales”. Se mueve, habla, responde preguntas, tiene calor corporal; parpadea y sonríe. Gime y dice ‘cosas sucias’. Con una aplicación se puede programar su personalidad: celosa, tranquila, dominante, sumisa, amorosa, son sólo algunas opciones. Cuesta la módica suma de 15 mil dólares (en pesos colombianos: 46.389.750)
Y como todo aparato, también ‘viene con su pero’: algunos de sus movimientos, y los gestos de su cara, por ejemplo, aún son “un poco burdos”.Harmony también es la evolución en las relaciones entre máquinas y seres humanos. “Mucha gente que compra una RealDoll por sus habilidades sexuales se da cuenta de que es mucho más que un juguete sexual. Adquiere una presencia en la casa y ellos le infunden una personalidad. La inteligencia artificial dota a la gente de las herramientas para crear esa personalidad”, explicó Matt McMullen, director ejecutivo de Abyss Creations. Es el cliente el que decide la clase de muñeca que quiere. Hay 11 tipos de estructura corporal, más de 30 rostros, decenas de tipos de pezones. Incluso se presentan opciones para vello corporal. Los avances en inteligencia artificial también permitirán que los robots hagan gestos, que respondan a algunos estímulos, o que, incluso aprendan algunas características de sus dueños. [single-related post_id="296203"] El uso que se le podría dar a esa clase de robots sexuales es una de las preocupaciones de los científicos. La Fundación para la Consulta sobre Robótica responsable (FRR por sus siglas en inglés) presentó un estudio en el que habla sobre el tema. “El éxito de las muñecas para satisfacción sexual ha establecido un camino claro para el papel que tendrá la robótica en el futuro de las relaciones sexuales”, explica el informe titulado: Our sexual future with robots (nuestro futuro sexual con robots).
Hay muchas preguntas en torno a al papel que tendrán los robots y la inteligencia artificial en las relaciones humanas presentes y futuras.¿Qué podría tener en la cabeza un hombre o una mujer que tengan sexo con un robot? El principal elemento es la soledad, atada a la incapacidad que tienen algunas personas, en el mundo moderno, para interactuar por los otros. Los expertos han dicho que, si bien, la tecnología nos ofrece posibilidades que en algún momento consideramos imposibles, también ha servido para crear barreras entre unos y otros. Es una especie de paradoja: entre más cerca estamos, más nos alejamos. Uno de los problemas más delicados de los robots sexuales, según el informe del FRR es que, primero, es posible que se tienda a cosificar aún más a la mujer. Eso crea una delgada frontera entre lo que sería correcto o incorrecto, o legal e ilegal en las relaciones entre un ser humano y una máquina como Harmony o sus homólogas. Para los expertos de la FRR esa clase de máquinas “son más que simples muñecas”. Habrá la posibilidad de una nueva forma de comercio sexual en el que las muñecas sean una especie de ‘prostitutas robot’. El informe explica que habría algunos beneficios como, por ejemplo, la ayuda que se les daría a las personas solitarias, con dificultades para interactuar o mayores. [single-related post_id="716767"] Pero por otro lado, hay un debate ético en torno al alcance de la robótica y más aún cuando se contemplan los usos sexuales que podría tener. Se ha hablado de tratar la pedofilia por esa vía; es decir hacer muñecas sexuales con forma de niño o niña. Trottla, una empresa japonesa ya fábrica muñecas sexuales con forma de menores de edad. “Estoy ayudando a la gente a expresar sus deseos de forma legal y ética. No merece la pena vivir si tienes que vivir con el deseo reprimido”, mencionó el fundador. Al respecto, la FRR se explica que “tratar a los pedófilos con niños sexuales robot es una idea dudosa y repulsiva. Imagine tratar el racismo dejando que un fanático abuse de un robot de cierto color. ¿Funcionaría? Probablemente no”. Las conclusiones del informe dejan más preguntas que respuestas, Por ahora, de acuerdo a una encuesta, se sabe que no habría mercado para esa clase de muñecas. O por lo menos un mercado sólido. En esa misma línea, aún no habría ‘clientes’ dispuestos a acostarse con un robot en un burdel. Por otro lado, hay un vacío mayor en las personas, que no podrá, nunca, bajo ninguna circunstancia ser llenado por un robot: el amor. Una máquina no siente: finge sentir. La única relación posible entre una persona y un robot sexual es la de hombre-electrodoméstico. Como la que habría con la lavadora o la licuadora. Hay un problema mayor que no existe con ningún otro aparato: el aislamiento. El informe explica que es muy posible que las personas que tengan robots sexuales se refugien plenamente en ellos y se desconecten y alejen de otro tipo de interacciones sociales. No obstante, todavía es muy difícil medir o predecir de qué forma los robots sexuales podrían ‘revolucionar’ el sexo, o cambiar la forma como nos relacionamos.