Jaime Lara Rueda y su esposa, Marta Isabel Espinosa, son reconocidos como una exitosa pareja de empresarios. La tradición de Lara en los negocios tiene raíces en el Huila y Caquetá, donde su abuelo Leonidas Lara forjó un emporio agroindustrial a principios del siglo pasado. Sus hijos, Rómulo, Oliverio y Luis, papá de Jaime, continuaron con ese legado. Desde Larandia, la emblemática hacienda de los Lara en Caquetá, que pasó luego a manos del Estado y hoy es una base militar, se exportaba ganado al Perú y se surtía buena parte del mercado interno colombiano.
Formado en este ambiente, Lara forjó otro negocio: el transporte internacional. Fue socio de la reconocida empresa Frontier, pionera en envíos e importación de carga puerta a puerta convirtiéndose en referencia obligada en el sector. Sus principales clientes eran floricultores, importadores de electrodomésticos y confecciones que lograban introducir las mercancías sin mayores barreras aduaneras ni obligaciones tributarias.
Sin embargo, el esquema de negocio le ha generado una dificultad judicial en Estados Unidos, adonde llegaba y desde donde salía principalmente la carga. El 2 de diciembre del año pasado, la Corte del Distrito Sur de la Florida emitió un documento (Indicment) donde notifica que la empresa Florida West International Airways, Inc., junto a los señores Luis Augusto Afanador, Rodrigo Hernán Hidalgo y Jaime Lara Rueda habían realizado maniobras fraudulentas en el tema del transporte de carga. En el indicment son acusados de alterar precios con el propósito, entre otras cosas, de evadir impuestos y tratar de sacar a sus competidores del mercado.
La empresa Frontier, de la cual fue socio Lara, fue pionera en el envío e importación de carga puerta a puerta.
El caso está rotulado con el número 10-20864. El cargo principal es “conspiración para refrenar el comercio”. Un cargo complejo en Estados Unidos porque se trata, ni más ni menos, de alterar la fórmula de cobro de embarques. Según el documento esta actividad irregular se realizó durante cuatro años, entre enero de 2002 y el 14 de febrero de 2006.
Consciente de las implicaciones internacionales, Lara contrató abogados en Estados Unidos para que estuvieran atentos a un proceso que no tenía ninguna implicación judicial en Colombia. Sus negocios en el país siguieron su marcha, así como las actividades sociales junto a su esposa, María Isabel Espinosa. Juntos asistieron incluso a la celebración del 4 de julio en la residencia del embajador de Estados Unidos en Colombia.
Pero las cosas se complicaron porque el pasado 19 de agosto la Policía Internacional Interpol emitió una orden de captura internacional, conocida como ‘circular roja’, donde deja explícito que Jaime Lara es buscado por Estados Unidos por el delito de fraude. En la ficha de la Interpol describen al empresario como un hombre de 69 años, nacido en Bogotá, que habla dos idiomas, sin cabello, de 85 kilogramos y con una estatura de 1,75 metros. Kien&Ke verificó con Interpol en Colombia y los encargados aseguran que la orden de captura se encuentra vigente.
El 19 de Agosto la Interpol emitió una orden de captura internacional contra Lara por el delito de fraude.
Aunque el tema impactó en el sector exportador del país, empresarios que conocen bien sus actividades recordaron que no es la primera vez que Lara resulta involucrado en expedientes judiciales. En marzo de 1999 investigadores de la Dirección de Impuestos Nacionales (DIAN) hicieron un operativo en las oficinas de la empresa de carga Frontier. Confiscaron entonces varios computadores que fueron sometidos a estudio porque se presumía que estos podían arrojar pruebas de un posible delito de evasión de impuestos. Pero los computadores tenían claves cifradas. Aun así, luego de varios días, los expertos identificaron que la clave tenía el nombre de Callaway, una marca de equipos de golf, el juego preferido de Lara.
En efecto, en la inspección de los equipos se encontraron pruebas sobre el contrabando enquistado en Frontier. “La práctica era sencilla. Los aviones de la compañía llevaban flores a Estados Unidos y volvían llenos con equipos, electrodomésticos, ropa, etc., que, muchas veces, no pagaban impuestos”, dice una fuente que conoció el caso por dentro.
Con las evidencias de aquel entonces se abrió un expediente contra 16 personas que también resultaron comprometidas con delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. La Fiscalía conceptuó que las evidencias no demostraban el ilícito y tan solo un empleado de la compañía fue procesado. De esa manera, Lara sacaba en limpio su nombre por primera vez. En esos años ese caso se convirtió en la comidilla nacional, pues se trataba de uno de los hombres más reputados del país.
Kien&Ke habló con miembros de la familia de Jaime Lara para conocer este nuevo episodio judicial. Aseguraron que, aunque tienen prohibido hablar del tema, el problema se solucionará pronto porque el empresario se presentará en menos de un mes a la Corte del Estado de la Florida para responder por la acusación.
Aparte de cualquier juicio de valor que se haga, resulta muy embarazoso figurar en la Interpol con una orden de captura internacional, sobre todo cuando es contra un hombre cuyo oficio siempre ha estado más allá de las fronteras colombianas.