Paz con la Far: ¡Alta traición, puñalada marranera!

Jue, 30/08/2012 - 10:25
No puedo negar que tras la inicial ira que sentí con el anuncio de las negociaciones del Traidor con la FAR, he caído en una profunda depresión. ¿Qué será de nosotros y de Colombia sin la excita
No puedo negar que tras la inicial ira que sentí con el anuncio de las negociaciones del Traidor con la FAR, he caído en una profunda depresión. ¿Qué será de nosotros y de Colombia sin la excitación cotidiana que nos produce la guerra? ¿Cuántos colombianos no tendríamos ya nada que hacer ni con qué gozar, sin el cálido fragor de las batallas? Caeríamos en la abulia densa de tantos otros países donde no pasa nada. Sin las divertidas y estimulantes noticias de combates, masacres, secuestros, bombazos, desplazamientos, torturas, asesinatos selectivos y demás divertimentos con los cuales la guerra nos brinda esparcimiento noticioso, ya nada nos podría entretener, acostumbrados como estamos durante tantos distraídos años al bélico espectáculo. ¿Qué quieren impostores, que nos volvamos como Holanda dónde un estornudo es noticia? ¡Qué jartera! La guerra hace parte de nuestra cultura, de nuestro folclor. Quitárnosla sería como arrebatarnos la alegría cotidiana. Pretender acabar la guerra es tratar de destruir el país. La paz nos puede traer enormes problemas en lo social, lo político y sobre todo, lo económico. La guerra estable y serena que llevamos, ha sido el motor de nuestra economía y el estímulo para las grandes ideas y realizaciones, como los falsos positivos o la Autodefensa, cimera teoría, doctrina espléndida del pensamiento criollo. ¿No se han puesto a pensar en los devastadores efectos sobre el empleo que ello acarrearía? Más de la mitad de la población económicamente activa, desde el grandes financistas hasta el raspachín de coca, pasando por centenares de miles de militares, políticos, traquetos, guerrilleros, rebuscadores, bacrímicos y demás, viven de la guerra. La paz solo conduce a la legalización del narcotráfico, a la pérdida del negocio. Dedicarle el 25% del PIB que se invierte con alto rendimiento en la guerra, por ejemplo a la educación, sería cubanizarnos. Si así no más este pueblo es peligrosísimo, ¿cómo sería educado y sin las fuerzas necesarias para contenerlo? La felicidad del proletariado es inversamente proporcional a la nuestra. ¿Que dizque el 74% de la gente está a favor de esa vagabundería de diálogo con la FAR? ¡Pues claro! Sin Seguridad Democrática cada vez hay más gamines y reptiles de sangre fría que les gusta la temperatura glacial de Noruega. Ya están metidos en el gran infundido bichos como el Chávez (cáncer de América) y el ecuatorial Correa (lobazo guayaquileño). La colaboración internacional es la de siempre. Dejarnos en las manos de la Tricontinental Guerrillera del dado de baja hampón del Che Guevara. Y si no creen, pregúntenle a mi sobrino Plinio Obdulio, que es completamente neutral en este tema. Basta mirar los seis puntos sobre los que los traidores van a dialogar, para entender el tamaño de la patraña. Desarrollo agrario: nos van a quitar lo que logramos sacando a los pata al suelo de las tierras que le robaron a la gente de bien. Participación en política: Timochenko Presidente y en lugar de Congreso, Minga. Fin del conflicto: Despido masivo de 500.000 héroes de la patria. Solución a las drogas ilícitas: coca genérica en detrimento de los grandes laboratorios. Reparación de víctimas: eso es como reparar un chevrolet del nueve de abril de 1948. Verificación y refrendación: aumento de la burocracia pacifista. No nos crean pendejos, No hay ninguna paz estable. Si destruir y dar de baja ha sido tan eficaz como dinámica de la sociedad, construir y proteger la vida no solo es un error sino anti natural, pecaminoso, demoníaco. ¡Que el Procurador los ataje! Y qué tal las babosas justificaciones del Santos. ¿Conversaciones exploratorias? ¡Las pelotas! Esa vaina ya la tienen firmada. Me lo confirmó mi discípulo Rafael Nieto Loaiza. Que dizque no van a cometer los errores del pasado: ¡este es un país Caguán ta todo! Que dizque el proceso debe llevar al fin del conflicto: ¡pero si es que el conflicto es precisamente el proceso! Que dizque se mantendrán las operaciones militares: ¡Pero si ya nuestro Amo Uribe declaró y ordenó la operación militar “Tortuga I”! La cosa es aún más grave de lo dicho. Van a meter en el negociado a los apóstatas y herejes pseudo cristianos del ELN con el Gaybino a la cabeza. ¡Si a ese marica lo que hay es que darle en la cara! Y claro, quien otro que el mefítico y tendencioso corre ve y dile del Jorge Enrique Botero, alias “Cucaracho”, para revelar el acuerdo en Telesur. Todo estaba planeado para poner la paz sobre el tapete como cortina de humo para que no avance mediáticamente la candidatura del gran Oscar Iván Zuluaga. Gravísimo, además, que vayan a hacer toda la trapisonda en secreto, silenciando a la prensa, que es la que siempre se ha encargado de sabotear debidamente las reiteradas pretensiones de paz. ¡Censuradores! Siquiera aún tenemos a Pachito Santos, bunker de la objetividad. Tiene razón el Supremo Uribe al señalar que ese es un plan de sanación chavista. El vomitivo del Hugo quiere reencaucharse a punta de paz y cortisona. Y vean no más quienes acompañan el atraco: el chistoso del Samper (no le veo la gracia), el Andrés carne de res y el Belisario, poeta del Palacio de Justicia. Para no hablar del fiscal Montealegre, que se nos está torciendo como una vara de mimbre. Y no podían faltar los seculares Iván Cepeda y Daniel García Peña a quienes seguro los nombran negociadores; cuervos hambrientos entre las migajas de los que nos queda de país. Y no pocos oportunistas se quieren meter en ese río revuelto de la paz: la Clara López y el POIR, Jorge Barón, Don Jediondo, Oscar el de protagonistas, Daniel Samper Ospina y el papá, Serpa y quién sabe cuántos más. Sin contar que ya está en el coro un Roy Barreras con su Marco Ilegal para la Paz, engendro del patas para reinsertar a la FAR en el Ministerio de Defensa. Y a propósito, muy flojito Pinzón, el ministro de la guerra, que debería estar dando de baja en lugar de poner en alza el temita subversivo de la paz. ¡Que se calle el min agricultura Juan Camilo Restrepo, godo teñido de rojo, traidor a su raza y a su clase, aparcero de quinta! No permitiremos que se nos cuele una reforma agraria de última hora que permita que el vulgo se dedique a cultivar vainas de comer, en lugar que nosotros produzcamos palma y caña para biocombustibles que mueven el país por las ultra modernas autopistas de Andrés Uriel Gallego. Siquiera ya se alzan voces ecuánimes, generosas y desinteresadas como las de José Félix Lafaurie que ve la paz tan solo como una encanada general de toda la FAR, o la de Alfredo Rangel quien muy bien dice que no hay que poner en el diálogo el tema de reformas y apoyo de la opinión, porque no va y sea que cojan la caña. O un Juan Lozano, que dice mucho sin haber jamás dicho nada. Mejor que no llamen a Angelino Garzón al “proceso”. Ese siempre me ha dado temor por sus orígenes espurios. Y que al otro, el Lucho, lo nombren para lo “social”, entendido como recepciones, fiestas y cocteles, pero que no se vaya a meter en el temita de la paz ¡porque le cantamos las cuarenta! Lo único bueno de todo este asunto es que ojalá indulten a mí general Rito Alejo del Rio y lo metan en la mesa negociadora para que sea de nuevo el pacificador de esa vaina, como él sabe: a punta de guerra.
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