Baarle es una ciudad fronteriza con cerca de 10.000 habitantes ubicada entre Bélgica y los Países Bajos. Durante años su compleja estructura fronteriza ha confundido a los visitantes e incluso a los locales.
En esencia Baarle son dos ciudades independientes: Baarle-Nassau (en el lado holandés) y Baarle-Hertog (en el lado belga). Debido a que están entrelazadas, estas ciudades hacen parte de las regiones fronterizas más extrañas y complejas del mundo.
Los habitantes de estas ciudades pueden cruzar las fronteras terrestres varias veces mientras caminan desde sus hogares hasta sus lugares de trabajo.
La ciudad belga de Baarle-Hertog se encuentra dentro del territorio holandés y está compuesta por 22 partes. Dentro de ella se encuentran 10 enclaves holandeses (la ciudad de Baarle-Nassau).
De los cerca de 10.000 habitantes de las ciudades de Baarle-Nassau y Baarle-Hertog, 7.500 de ellos son holandeses y más de 2.000 son ciudadanos belgas.
La complicada división territorial de esta región, que incluso los locales tienen dificultades para explicar, se remonta a la Edad Media.
El área se compartía entre algunas familias aristocráticas de la época. Baarle-Hertog pertenecía al duque de Brabante, que ahora da su nombre a una región en Bélgica, mientras que Baarle-Nassau pertenecía a la dinastía Nassau que gobernó en ese lugar.
La complejidad de esta región fronteriza se consolidó cuando Bélgica declaró su independencia de los Países Bajos en 1831. Las fronteras actuales del territorio belga, que queda dentro de los Países Bajos, se trazaron completamente en 1995.
Líneas fronterizas que atraviesan edificios
La mayoría de las fronteras trazadas en ese momento ahora son visibles dentro de la ciudad. La línea que delimita la frontera está marcada con símbolos (+) y las letras "NL" para marcar el territorio holandés y en el otro la letra "B" para Bélgica.
Estas inusuales líneas fronterizas cruzan aceras, carreteras y atraviesan edificios en varios lugares. Estos límites dividen jardines de algunas tiendas y algunas casas en dos Estados. Los habitantes de estas ciudades pueden cruzar las fronteras nacionales varias veces en su vida cotidiana en pocos minutos.
Este sistema de delimitación hace que, por ejemplo, algunos cafés estén divididos en dos partes; una sección del establecimiento puede estar en Países Bajos y la otra en Bélgica.
Las ciudades tienen sistemas de gobierno diferentes, dos servicios postales diferentes, sistemas de transporte diferentes y hasta dos sistemas de educación diferentes.
Esta tranquila ciudad atraía a un gran número de turistas que llegaban por lo particular de la delimitación fronteriza. Sin embargo, debido a la pandemia de coronavirus (covid-19) ahora Baarle vive días silenciosos.
Diferentes reglas para negocios contiguos
Las medidas para contener la pandemia dieron lugar a situaciones muy interesantes en Baarle-Nassau y Baarle-Hertog en los primeros meses del año pasado. La estructura, que era ya lo suficientemente compleja incluso en tiempos normales, se convirtió en una maraña de reglas diferentes debido a la llegada del virus.
Por ejemplo, mientras que no era obligatorio llevar una máscara médica en el lado belga durante un tiempo, no existía tal obligación en el lado holandés.
Las empresas del lado holandés de la ciudad implementaron las decisiones respecto a la pandemia tomadas por los Países Bajos, mientras que las del lado belga tuvieron que cumplir con las decisiones del Gobierno belga.
En algunos lugares, esto significó que una tienda tenía que estar cerrada mientras que la del lado podía permanecer abierta. En otros casos, algunas tiendas que estaban entre ambos países debieron cerrar una parte de la misma debido a las restricciones en cada país.
Una de las personas que vivió más de cerca esta situación al inicio de la pandemia es Sylvia Reijbroek, la propietaria de una galería de arte ubicada justo en la frontera entre ambas ciudades.
Reijbroek señaló que debido a que su galería está registrada como parte del territorio belga, tuvo que obedecer las directrices de Bélgica y durante el comienzo de la pandemia tuvo que cerrar su galería a pesar de que todas las tiendas en su calle estaban abiertas porque estaban registradas en territorio holandés.
Posteriormente Reijbroek señaló que cuando las medidas para contener la pandemia se aliviaron, en una ocasión solo podía aceptar a clientes belgas y no podía aceptar a los holandeses.
La propietaria de la galería señaló que las reglas de la pandemia de Bélgica y los Países Bajos son actualmente casi las mismas pero que a veces se confundía acerca de qué país impone qué tipo de reglas, y concluyó que ahora están un poco más tranquilos, aunque nada es igual que antes.
Por: Ömer Tuğrul Çam / Anadolu