La programación web es una profesión en constante crecimiento. Cada día con mayor frecuencia se empiezan a incluir en colegios y universidades asignaturas relacionadas con tecnología digital, robótica y programación, para formar a estudiantes de todas las edades en un campo de aprendizaje que se reescribe minuto a minuto.
Además, con la llegada de la pandemia de Covid-19, la virtualidad, la estabilidad de las plataformas y páginas web e incluso todo aquello relacionado con el entretenimiento digital, adquirió unas dimensiones jamás vistas. De un momento a otro, profesiones que nunca habían abandonado su naturaleza presencial, se vieron obligadas a habilitar espacios en internet, que les permitieran a sus empleados desarrollar sus actividades desde casa, de forma eficiente y estable.
En ese sentido, la programación cobró un papel aún más fundamental, convirtiéndose en el esqueleto de una transformación digital abrupta y obligada por la crisis sanitaria. Un fenómeno que se hace más evidente en países como Colombia, que para 2018 contaba con apenas 122.200 trabajadores en casa y tras la pandemia esa cifra ya roza los 4 millones, según los datos de 2020 del Ministerio de Trabajo.
Dicho cambio no pasó desapercibido para muchos colombianos, niños, jóvenes y adultos, que han volcado su atención hacia esta profesión en auge. Ese es el caso , por ejemplo, de Marcela Anaya Amaya, una de las estudiantes del programa Misión TIC del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, que busca capacitar a más de 100 mil personas en programación de acá al 2022.
Escuche la entrevista la entrevista con Marcela Anaya, egresada del programa Misión TIC:
“Es un proyecto muy ambicioso, pero muy bonito también. Da la oportunidad a cualquier persona, no necesariamente a quien haya trabajado o tenga experiencia en el área de las tecnologías, de aprender sobre programación”, afirma Anaya en una entrevista con Kienyke.com.
Ella es precisamente uno de los casos de éxito de los 50 mil programadores que espera formar Misión TIC en 2021, ya que gracias a este proyecto logró conseguir trabajo como desarrolladora de páginas web tras culminar el ciclo tres del programa (que está dividido en cinco etapas).
“Soy desarrolladora front end. Digamos que hago los cambios respectivos y las mejoras respectivas de la página web de la empresa, en la parte de front end, que es en la que el usuario interactúa directamente”, agrega.
No obstante, Marcela, una ingeniera química ya graduada, asegura que hace unos meses no contaba con el más mínimo conocimiento de las bases de la programación y que fue gracias a este proyecto articulado entre el Estado y distintas universidades del país, que logró saber cómo es el proceso de desarrollo de una página web desde cero.
“Inicialmente no conocía ni siquiera con qué programa yo podía editar el código. Entonces nos daban la oportunidad de saber qué herramientas eran necesarias. Todo ese conocimiento lo adquirí con Misión TIC”, afirma.
Eso sí, Anaya es enfática en que el éxito del proceso también radica en las ganas de aprender: “importa mucho la persona qué tanto tiempo le dedique, qué tanto desee aprender más. Como en cualquier área y en cualquier centro educativo te enseñan lo básico, pero si tu quieres aprender en realidad, tienes que investigar mucho más, aprender otras maneras, otros métodos”.
Un cambio de 360 grados
Aunque Marcela ya contaba con una formación profesional previa, afirma que la programación web llegó en un momento muy especial de su vida, marcado por la pandemia, en el que vio la oportunidad para darle rienda suelta a uno de sus deseos académicos: estudiar para el desarrollo de páginas web.
“El gusto sí lo tenía con anterioridad, sin embargo no sabía cómo empezar. No tenía claro qué bases eran importantes para despegar en el mundo de la programación”, confiesa.
En ese orden de ideas, cuando se encontró con una publicidad del programa de Misión TIC en sus redes sociales, le resultó muy interesante ya que no era necesario poseer conocimientos previos y bastaba con hacer una inscripción para poder entrar al proceso de selección y con suerte al grupo de estudiantes que hoy recibe esta capacitación de forma gratuita y remota.
“Tenía compañeros que eran ingenieros de sistemas, pero también tenía compañeros que eran profesionales en otras áreas nada referentes a la tecnología. Incluso también había la posibilidad para estudiantes que aún se encontraran en el colegio”, cuenta Anaya.
De acuerdo con ella, el proceso de selección tampoco es nada complicado o excluyente: “Fue realizar dos pruebas, una de inglés y una de matemáticas, pero muy básicas. No son temas complejos los que se evalúan en la prueba, es solamente para entender qué tanta lógica matemática uno tiene”.
Precisamente el inglés, asegura, es uno de los fuertes del programa. “Era una educación muy integral, no solamente programación sino que también inglés y una clase de coaching, que es como un asesoramiento frente a la ética de cómo debe ser un programador y también de motivación y orientación profesional”, manifiesta.
Ahora bien, en cuanto al relacionamiento laboral que le permitió Misión TIC, cuenta que el respaldo del Ministerio fue clave para la consecución de trabajo. Para tal fin, los estudiantes tienen a su disposición una plataforma llamada Interacpedia, “que aterriza tus conocimientos y te permite aplicar a ofertas laborales, que es lo que siento que le da más valor a esta propuesta”.
“Me propusieron un reto de grabar un video en el que retara a las empresas del país a contratar en un día. Fue muy eficiente, empecé a recibir ofertas para que me postulara a los puestos que las empresas estaban buscando. A partir de ahí me contrataron en una empresa”, narra con alegría.
Lo que queda para Marcela de aquí en adelante, a puertas de entrar al cuarto ciclo de su proceso de aprendizaje, será seguir profundizando en “esta profesión (que) va creciendo de manera exponencial en todo el mundo y en Colombia” y, de la mano con Misión TIC, seguir trazando su nuevo camino profesional.