
El presidente Juan Manuel Santos ha dejado huella en la historia de Colombia. Pese a los más recientes acontecimientos, ha sido el mandatario que más cerca ha estado de firmar un acuerdo de paz con las Farc y el primero en ganar un Nobel de Paz por sus esfuerzos para promoverla.
Pero las cosas no han sido fáciles. La victoria del NO en el plebiscito del pasado dos de octubre, ha sido el revés político más duro que ha tenido que soportar desde que llegó a la presidencia en 2010.
Perder en las urnas aceleró un encuentro que estuvo aplazado por seis años con el senador del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, el hombre que ha sido más crítico con su gobierno. Lea también: Historia del cese al fuego entre Santos y Uribe
Para avanzar en en la construcción de una paz estable y duradera, como sugería la pregunta del plebiscito, Juan Manuel Santos tuvo que tragarse el sapo y reunirse con su mayor enemigo político.
Además, casi que en tiempo récord, tuvo que levantarse de la lona y avanzar con la presentación de la Reforma Tributaria. El ambiente para discutirla no es el mejor. ¿Será el segundo golpe político en menos de un mes?
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Tanto en las buenas como en las malas, al lado de Santos siempre ha estado Maria Clemencia Rodríguez, su esposa. No cabe la menor duda de que son almas gemelas, que tienen una relación fundada en el apoyo mutuo. Proyectan fortaleza.
Sin embargo, no fueron ni el primer gran amor de ambos ni el primer matrimonio. El presidente de la república en sus años mozos se enamoró locamente de una joven llamada Silvia Amaya, incluso se casaron.
Aunque se desconocen las causas del divorcio (solo que fue ella quien lo pidió), podría decirse que ambos estaba en la flor de su juventud y sus espíritus iban por caminos diferentes, ella amante del séptimo arte, él de la política.
Pocos años después, Juan Manuel conoció a quien sería el verdadero amor de su vida, Maria Clemencia, 'Tutina', como la llaman algunos.
Mientras que a Silvia el amor por el cine la llevó a conocer y contraer matrimonio con el director de cine Jorge Alí Triana, con quien tuvo dos hijos, entre ellos a Eliza, quien protagonizó la película ‘Del amor y otros demonios’.
Años después se convirtió en la directora de cinematografía del Ministerio de Cultura y directora de varios audiovisuales, hasta cuando su exesposo, el Presidente Juan Manuel Santos, la nombró ministra consejera en la Embajada de Colombia en Roma. Luego, y sin ningún problema asistió junto a su hermano Néstor a la posesión presidencial el 7 de Agosto del 2010.
Hoy en día de ella se sabe muy poco o nada, excepto de que es productora de cine.
La victoria del NO confirmó que el país está polarizado, en parte, entre santistas y uribistas. Sin embargo, a ambos los une una coincidencia histórico-amorosa, por llamarla de alguna manera: Ninguno de los dos terminará sus vidas al lado de amores del pasado. Santos no lo hará con Silvia Amaya y Uribe no lo hará con Clara López, la actual ministra de trabajo.
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La relación sentimental se desarrolló en los años 70' cuando ambos eran unos jóvenes con fuerte alma de políticos. Ella era secretaria económica de la Presidencia de la República en el Gobierno de Alfonso López Michelsen y él, secretario general del Ministerio de Trabajo.
"Álvaro Uribe era un fogoso joven liberal que podía recitar los discursos de Jorge Eliecer Gaitán con una entonación de la que ya se ha perdido en las campañas políticas (...) hubo un anillo que aún conservo (…) creo que esa joya ya ni me cabra en el dedo chiquito", dijo López en una entrevista con RCN Radio en mayo de 2014.
Uribe, por su parte, ha guardado silencio. Jamás se ha pronunciado sobre esta relación del pasado.
Es difícil imaginarse ese noviazgo: Ella es una de las mujeres que más representa la izquierda colombiana, él está en una orilla política diferente.
El hecho es curioso, por eso el periodista Daniel Samper Ospina, lo aprovechó para publicar 'una carta' escrita por Uribe a Clara. Por su puesto, fue un texto que salió de la imaginación del youtuber de 40 (o de 42) y que se publicó en Semana en mayo de 2014.
"La Unidad Investigativa de esta columna obtuvo, a través de uno de sus hackers –porque ahora tiene hackers–, la epístola con que Álvaro Uribe cortejaba a la candidata del Polo Democrático, Clara López, cuando ambos eran un par de muchachos díscolos y fogosos. Una carta de amor en medio de tanto odio", advierte Daniel Samper al inicio de su columna.
"Hola doctora Clara:
Te pido disculpas si ayer me puse fogoso y se me iba yendo la mano negra, pero es que pienso en ti y me pongo todo arrozudo. Doctora Clara: te amo. Me gustas toda tú. Tus labios rojos como el color del partido al que pertenezco. Tu cutis terso, tus ojos verdes. Tu bozo. Hasta tu constitución, la cual quiero modificar para quedarme contigo al menos 12 años. Doctora: hoy tuve clase de Derechos Humanos con el profesor Carlos Gaviria y no le puse nada de cuidado por pensar en ti. Él hablaba de respeto humanitario, y ni sé lo que dijo..."
Al igual que Juan Manuel y Silvia, Álvaro y Clara tomaron caminos diferentes pero dentro de la política. Si se ven, seguramente no cruzarán más que un saludo cordial y poco o nada se acuerden su viejo amor", decía el texto de Samper.
Ahora, que ambas tusas fueron superadas y los amores olvidados, el país espera que los dos líderes políticos más importantes de la historia reciente de Colombia, se vuelvan a enamorar, esta vez de un objetivo común: la paz de los colombianos.

La historia de amor entre Silvia Amaya y Juan Manuel Santos
Mientras Santos estaba en Londres estudiando su maestría en Economía y Desarrollo Económico, conoció a la colombiana Silvia Amaya, hermana de un amigo suyo, Nestor Osorio, por allá en la década de los 70'. La pareja inició un romance que terminó en matrimonio; lo vivieron con la mayor intensidad durante tres años y en tierras europeas; no quisieron tener hijos ni pisar suelo colombiano.
Un viejo amor de Álvaro Uribe Vélez
