Débora Arango trabajó el desnudo con naturalidad y voluptuosidad. Tulio y Luis Enrique, sus hermanos médicos, le enseñaron de anatomía, mientras Elvira, su hermana escritora, le servía de modelo. Su obra es la mirada de la mujer sobre la mujer. Pone el cuerpo y el alma al descubierto a través de un trabajo realista, crítico y testimonial. Desplaza la feminidad maternal hacia un plano más sexual, y revoluciona con ese estilo expresionista y figurativo que tanto la caracteriza.
Débora era una artista con todas las de la ley. Su formación académica y disciplina constante produjo una censura aún más severa de sus cuadros. Laureano Gómez, dueño de la tradición, la moral y el orden de la época, se escandalizó con sus desnudos, al igual que los curas y las clases altas, motivos que llevaron a prohibir sus pinturas. Débora no trabajó cualquier tipo de desnudo, sino específicamente el de mujeres, una elección aún más transgresora en la Colombia de los años 60.
Dos cuadros sobre la adolescencia pintados por Arango.
La inspiraba la cotidianidad. Hurgaba en el prostíbulo, en la soledad del desnudo, el sexo expuesto y huérfano. La prostituta siempre fue el personaje de Débora Arango. “Un desnudo no es sino la naturaleza sin disfraces, tal como es, tal como debe verlas el artistas: un desnudo es un paisaje en carne humana”. La prostituta es lo que queda cuando se borran las máscaras.
Friné o trata de blancas acuarela 1.32x1.00m
Débora Arango dejó su huella plasmada en las paredes de Casablanca. Una casona de tierra caliente con tejas cocidas y paredes blancas, ubicada a la entrada del municipio de Envigado. Cada rincón fue intervenido por sus pinceles: la vajilla, los jarrones, las materas y los ceniceros. Un lugar que guarda más de 200 años de historia custodiados por Oscar, el jardinero que continúa sembrando orquídeas, y su sobrina Cecilia Londoño, que conserva la casa como si fuera un museo.
Cristos, santos y vírgenes, que cuelgan de las paredes de Casablanca, demuestran la devoción de esta artista excomulgada por ridiculizar políticos y pintar desnudos.
El Museo Nacional quiso rendir homenaje a una de las artistas más polémicas de Colombia. Su exposición Sociales, que estará hasta el 19 de agosto, es un recorrido por 50 óleos y acuarelas en las que se pueden apreciar los diferentes temas que abordó, desde desnudos pueriles hasta retratos políticos con un alto contenido de crítico y social.
Montañas es una acuarela pintada en 1940 que reposa en el Museo de Arte Modero de Medellín.