Bajando por la carrera 7ma, después de un trayecto lleno de muestras culturales y artísticas urbanas, se encuentra la Plaza de Bolívar y, allí mismo, el Palacio de Justicia. Sin embargo, este recinto no se encuentra como siempre lo vemos, sino que, en esta ocasión, lo recubre un montón de mantos bordados con dibujos llenos de colores. Lo que muchos no saben es que aquellos trazos no son solo un adorno, sino que cada uno cuenta una historia y brinda un legado: un llamado por la paz en Colombia.
En conmemoración del Día Internacional de La Paz, el cual tuvo lugar el pasado 21 de septiembre, la organización Unión de Costureros llegó al Palacio de Justicia para ‘arroparlo’ con enormes telas bordadas por diferentes comunidades y minorías, con el fin de representar y narrar su lucha social.
Este proyecto surgió desde el año 2012, cuando se reunieron varios ciudadanos que querían expresar sus causas a través del arte. Luego, en 2015 fue el primer Arropamiento del Palacio de Justicia y desde ese entonces no han parado de crecer y tomar fuerza.
Virgelina Chará, la creadora y promotora de esta iniciativa, llamada ‘Arropamiento del Palacio de Justicia’, habló con KienyKe.com y explicó qué representan los bordados y por qué se utilizaron para cubrir este recinto patrimonial.
“Nosotros no arropamos el Palacio solo para que se vea bonito. Estas telas tienen bordados de miles de comunidades: afrodescendientes, víctimas del conflicto armado, mujeres afectadas por violencia de género, estudiantes y muchas otras. Cada una cuenta una historia que pide ser escuchada”, resaltó Chará.
Virgelina es oriunda del municipio de Suárez, en el departamento del Cauca. ¿Se le hace conocido este nombre? De allí también proviene nuestra vicepresidenta, Francia Márquez. Este territorio no solo ha sido azotado por la violencia, sino que también ha sido escenario de luchas ambientales por defender los recursos naturales y prevenir la explotación de los mismos.
Por su parte, la creadora de Unión de Costureros tiene una gran causa que ha defendido por años y a la cual le ha dado voz mediante los bordados. De allí surgió el proyecto que hoy ‘arropa’ al Palacio de Justicia y que ha recogido el legado de otras comunidades que abogan por la paz en Colombia.
Al igual de Chará está Mireya Salinas, una mujer oriunda del bajo Cauca que llegó a Bogotá debido a las precarias condiciones de vida que llevaba en su municipio y por la presión que ejercía la violencia a raíz del conflicto armado.
“Uno se enferma y no hay a dónde ir ni quien lo atienda”, señaló Salinas indignada. Por esta razón, ahora ella busca coser y le pide al gobierno mejores garantías para los municipios que han sido abandonados y que no gozan de un sistema de salud digno.
Los jóvenes también hacen parte de Unión de Costureros, pues también quieren unirse a la causa de las minorías afectadas por la violencia. Tal es el caso de Ana María Gutiérrez, una psicóloga habitante de Bogotá que llegó a esta organización con deseos de crear arte y plasmar historias.
Gutiérrez, desde su profesión, ve el bordado como una forma de liberación y de autoconocimiento: “No se trata de tener que ir a un psicólogo para contarle lo que te pasa, sino que simplemente puedes desahogarte cosiendo y puedes plasmar lo que tú quieras. Realmente es un arte muy lindo y muy liberador”.
La lucha de los jóvenes se puede ver desde varias perspectivas. Otro caso que estuvo presente en el arropamiento fue el de Jorge David García, un adolescente de quince años que busca, a través de las telas, expresar su amor por el deporte.
Jorge David practica esgrima profesional y, aunque le ha dedicado tiempo a su gran pasión, el Estado le ha cerrado las puertas. Justo antes de un torneo, todos los escenarios quedaron inhabilitados, por lo que varios jóvenes como él no pudieron competir.
Ahora, mediante sus bordados, el adolescente le pide al distrito apoyo para cumplir su sueño como deportista y, aunque el esgrima no es una actividad tan conocida, él considera que se le debe dar una mejor vocería.
Las mujeres cabeza de familia también llegaron a la Plaza de Bolívar para dar a conocer sus negocios. Tal es la historia de Dolly Espejo, quien habló con KienyKe.com en representación de las madres emprendedoras del municipio de Cota.
El stand de Espejo enseñaba bellos bolsos y organizadores hechos con material reciclado; una de sus compañeras vendía jabones artesanales y otra mujer ofrecía deliciosos postres.
“Todas nosotras somos madres que sostenemos a nuestras familias con nuestros emprendimientos. Nos apoyamos mucho entre nosotras y nos ayudamos a promover nuestros productos (...) Quisimos venir a acá para demostrar que se puede salir adelante y que somos mujeres empoderadas”, señaló la emprendedora.
Así como ellos había muchos negocios y personas bordando, todos unidos por la causa. La Plaza de Bolívar, que normalmente es un lugar de demostraciones artísticas, hoy -desde el 21 hasta el 23 de septiembre- también se cubre de expresiones culturales, música, gastronomía y, por su puesto, telas que cuentan historias.