Las hermanas Quinn son comelonas de familia. Las reuniones alrededor de la mesa se las heredó su padre Tom, un periodista estadounidense que siendo estudiante de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes se robó el corazón de Zulma Denis Reyes, la madre de sus cuatro hijas: D'arcy, Iris, Gaeleen y Sussy. En una finca en el Tambo (Cauca) crecieron las tres primeras hijas de los Quinn, hasta que la guerrilla los obligó a migrar hacia la capital.
El periodista de la revista Time sembró sus raíces en Colombia. Durante 30 años la pareja construyó su familia que una noche se dividió sin avisar.
Sussy, la menor, tenía 14 años y D'arcy, la mayor, se iniciaba como periodista en el noticiero QAP. Al salir de la fiesta del club de empleados del canal RTI, una camioneta Trooper en la que se movilizaban Tom y Zulma de regreso a casa, perdió el control al intentar coger la curva del puente de la calle 93 con Autopista Norte, en Bogotá. A las 2:30 a.m., del 22 de octubre de 1996, la vida de Tom se apagó, Zulma, horas más tarde, lo acompañaría en su lecho de muerte. El periodista de 53 años y la bogotana de 45 dejaron cuatro mujeres refugiadas en su hermandad.
Hoy, la periodista D'arcy, la relacionista pública Iris, la ingeniera industrial Gaeleen y Sussy la pastelera, son un gran equipo femenino. El Wine and Food Festival, un festival gastronómico que va del 22 al 26 de agosto, es uno de sus proyectos y el reflejo del gusto por la buena mesa y el emprendimiento que cultivó Tom en sus hijas.
La idea fue de Iris y Gaeleen, quienes hace dos años en Cartagena pensaron en fomentar el turismo a través de la gastronomía. Las dos hermanas, de espíritu comerciante, vendían tortas en el colegio para hacerse unos pesos, cuando entraron a la universidad lo intentaron como meseras del restaurante Andrés Carne de Res. "Nunca nos ha dado pena trabajar" dice Iris. Una actitud producto de la frase que más recuerdan de su padre: "Nada se consigue fácil en la vida".
Gaeleen, radicada en Nueva York, conoce los chefs y se encarga de la logística del festival, mientras que Iris busca los patrocinadores. El Bogotá Wine and Food se hace posible gracias a la comunidad de restauranteros, chefs y empresarios que creen en que es posible cambiar vidas a través de la cocina.
Cada boleta es una donación para la fundación Escuela Taller, que apoya jóvenes con pocos recursos. Jóvenes agarrados del sueño de Iris y Gaeleen que anhelan alcanzar el nivel de los maestros con quienes compartieron cocina en el festival.
Esta semana, Bogota fue escenario de clases de mixologia, catas de ron, desayuno, brunch, hora del té y cenas lideradas por los mejores chefs y expertos del mundo. Cien personas cocinarán para los bogotanos en el hotel JW Marriot, en los restaurantes Wok, Crepes and Waffles, Gaira Café Cumbia House, La Fragata giratoria, entre otros. Bogotá se pone al nivel de los grandes festivales gastronómicos del mundo, una oportunidad para unir culturas a través del paladar.
Hoy, la periodista D'arcy, la relacionista pública Iris, la ingeniera industrial Gaeleen y Sussy la pastelera, son un gran equipo femenino. El Wine and Food Festival, un festival gastronómico que va del 22 al 26 de agosto, es uno de sus proyectos y el reflejo del gusto por la buena mesa y el emprendimiento que cultivó Tom en sus hijas.
La idea fue de Iris y Gaeleen, quienes hace dos años en Cartagena pensaron en fomentar el turismo a través de la gastronomía. Las dos hermanas, de espíritu comerciante, vendían tortas en el colegio para hacerse unos pesos, cuando entraron a la universidad lo intentaron como meseras del restaurante Andrés Carne de Res. "Nunca nos ha dado pena trabajar" dice Iris. Una actitud producto de la frase que más recuerdan de su padre: "Nada se consigue fácil en la vida".
Gaeleen, radicada en Nueva York, conoce los chefs y se encarga de la logística del festival, mientras que Iris busca los patrocinadores. El Bogotá Wine and Food se hace posible gracias a la comunidad de restauranteros, chefs y empresarios que creen en que es posible cambiar vidas a través de la cocina.
Cada boleta es una donación para la fundación Escuela Taller, que apoya jóvenes con pocos recursos. Jóvenes agarrados del sueño de Iris y Gaeleen que anhelan alcanzar el nivel de los maestros con quienes compartieron cocina en el festival.
Esta semana, Bogota fue escenario de clases de mixologia, catas de ron, desayuno, brunch, hora del té y cenas lideradas por los mejores chefs y expertos del mundo. Cien personas cocinarán para los bogotanos en el hotel JW Marriot, en los restaurantes Wok, Crepes and Waffles, Gaira Café Cumbia House, La Fragata giratoria, entre otros. Bogotá se pone al nivel de los grandes festivales gastronómicos del mundo, una oportunidad para unir culturas a través del paladar.
