La reina Letizia visitó este martes el barrio de Villa Hermosa, uno de los más pobres de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, donde fue testigo del cambio radical que ha experimentado gracias a la implantación de la red de agua potable y de alcantarillado mediante un proyecto financiado por la cooperación española.
Situado en los suburbios de la ciudad caribeña, adonde se llega a través de un camino de arena bacheado, el asentamiento dio la bienvenida a la reina, con botas y el chaleco rojo de la cooperación española, y a la primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, en medio de un intenso calor.
Tras bajarse del coche oficial, doña Letizia caminó hacia la escuela del barrio, primera parada de su visita, precedida de casas hechas con tablones de madera, donde en 2016 empezó a acometerse el proyecto de dotarlas de agua limpia, que se inauguró hace un año.
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La razón por la que la reina Letizia visitó Cartagena
“Ayúdanos a dignificar nuestras vidas”, reza el cartel con el dibujo de un grifo del que sale agua que adorna el patio del colegio, donde los 450 alumnos disponen de baños separados por sexos con inodoros y lavabos.
Borja Serrador, responsable del programa de agua de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aecid), explicó a la reina el proyecto de abastecimiento que, además de a la escuela, ha llegado a 1.910 viviendas, donde viven 6.500 personas en situación de pobreza.
“La gente no había usado un váter en su vida hasta que llegó este proyecto. Hacían sus necesidades en una bolsa y tiraban los voladores a otra parte del vecindario, lo que originaba conflicto en la comunidad y las calles estaban llenas de heces”, relató Serrador a los periodistas sobre el modus operandi empleado para desprenderse de los residuos.
Gracias al agua limpia, al margen de mejorar la convivencia, la gente se ha ahorrado las tres horas que invertía en traer el agua en garrafas, que “ahora las dedican a trabajar y formarse”, sobre todo las mujeres y los niños, que van más tiempo a la escuela.
“Eso para el barrio supone el futuro. El agua cambia la vida”, remarcó Serrador, quien también apuntó como ventajas el abaratamiento del coste de tener agua y la disminución de enfermedades al haber más higiene.
Con la ayuda de España y la alcaldía de Cartagena, que han asumido los dos millones de euros de la obra, las calles de Villa Hermosa se levantaron para tender tuberías, arquetas y canalizaciones a cada vivienda, a las que se ha dotado con fregadero, lavabo, ducha y retrete, así como con la acometida al alcantarillado.
La reina accedió a dos de estas casas para comprobar de primera mano las mejoras hechas.
En la de Doris, le mostraron el baño y la pila. “Ha mejorado todo. Ha sido una ilusión para todo el barrio”, dijo la vecina antes de la llegada de la comitiva.
Heidi también les mostró el sanitario con una sonrisa al abrir el grifo: “Nos ha cambiado la vida al máximo. No podía trabajar a tiempo completo. Las mujeres éramos las más perjudicadas. Es maravilloso”.
Mercedes, quien regenta un puesto de pan y repostería, se felicitó de que la reina se desplazara “a la verdadera Cartagena, donde está la pobreza extrema”, alejada de la imagen turística de la ciudad caribeña.
Antes de marcharse, doña Letizia se sentó junto a un grupo de mujeres y sus hijos pequeños para charlar con ellas y trasladarles lo que le había parecido la visita.
“Ha sido muy impresionante”, les confesó doña Letizia para resumir su paso por Villa Hermosa como fedataria de los frutos de la cooperación española.