Hace poco, en medio del debate para la aprobación final del Acuerdo de Escazú en la Cámara de Representantes, un revuelo tremendo se generó por cuenta de lo que algunos congresistas consideraron un supuesto ritual de brujería. Mismo que al final no terminó siendo más que un altar con el Frailejón Ernesto Pérez, un par de velas y la representación de los cuatro elementos. Sin embargo, la historia de hoy se aleja por completo de aquella ficción y se sitúa en un verdadero evento de brujas que se dio en la ciudad de Bogotá.
En uno de los capítulos del Chavo del 8, mientras se daba una conversación buscando a Doña Clotilde, Don Ramón le preguntaba al Chavo si la famosa “bruja del 71” no había vuelto de su paso por Colombia: “¿Que no ha regresado de Bogotá? Por cierto que hace poco hubo un Congreso de Brujos ahí”, le dijo.
Por más pintoresca que parezca la frase, detrás de la inocencia de la obra de Chespirito, lo cierto es que lo que dijo Don Ramón no es ninguna fantasía. El 27 de agosto de 1975 en Bogotá se llevó a cabo la primera edición del Congreso Internacional de Brujos, llenando las primeras planas y causando todo tipo de reacciones en un país tan conservador como Colombia.
“A las ocho de la noche de hoy comienza el Congreso Nacional de Brujería, con participación de dos mil delegados de numerosos países, la realización de una feria donde se ofrecen más de diez mil productos y la celebración de una serie de actos científicos, culturales y sociales”, señala el primer párrafo de un artículo del Espectador publicado en la fecha de inauguración del evento.
“Bogotá, ciudad hechizada”, fue el titular con el que aquel diario resumió lo que allí sucedería, que no era ni más ni menos que la afluencia masiva de brujos, brujas, chamanes y todo tipo de ocultistas, que planeaban darse cita en este evento con limitado acceso para el público y que generaba bastante escándalo entre las autoridades católicas del país. Al tiempo, prometía ser ese gran faro de energía que solucionaría grandes problemas de la sociedad.
Otro artículo de la época recopilado por LaPost Estudio, esta vez del extinto diario El Espacio, arrojó más detalles sobre el inédito evento. A Simón González, uno de sus organizadores, lo definían como “brujo de la publicidad”, mientras señalaban como una de las curiosidades del evento la realización de “hechizos y maleficios a precios módicos”.
Cecilia Orozco, actual directora de Noticias Uno, describió en el texto que en aquel lugar habían más de 300 stands donde las personas se acercaban para comprar todo tipo de brebajes y pócimas que prometían hasta lo imposible.
“La gente formaba verdaderas colas para poder llegar hasta el ‘eminente profesor Invar’, la verdadera atracción comercial del sitio, quien se encarga de bendecir el menjurje para que sea efectivo”, relató, mientras dejaba clara la fuerte posibilidad de que el evento estuviese dinamizado por una lógica mercantilista. Aunque no era muy caro, nada era gratis… la fortuna mística siempre tiene un precio.
Sin embargo, detrás del vendedor de pócimas y futuros, lo cierto es que este Congreso Internacional de Brujería contó con la participación de las más variadas clases de practicantes: desde Vudú hasta lectoras del tarot. Una jornada atrajo la visión de la prensa mundial. No de gratis terminó Roberto Gómez Bolaños incluyéndolo en su serie humorística para hablar del personaje de la “Bruja del 71”.
De ahí para adelante si viene la fantasía y la imaginación. Con una apertura limitada al público, existen cuentos de la forma en la que se desarrollaron las sesiones del Congreso: con escobas, alcohol humeante, rituales de posesión, poderes aparentemente sobrenaturales, vudú, entre otras tantas cosas. Hombres y mujeres que se sometían a situaciones que ningún humano habría de soportar por sí solo.
Diferentes fuentes señalan que un reportero enviado en aquel entonces por El Clarín, describió la situación con un tono más tenebroso: “Desde las primeras horas de la noche una inesperada niebla ha cubierto la ciudad. Fuentes autorizadas señalaron que el fenómeno era muy raro en esta época del año”. Una imagen que, de hecho, inspira varios de los imaginarios colectivos que hoy se han vuelto leyendas urbanas de internet.
De acuerdo con History Channel, una de las finalidades principales del “brujo Simón” para convocar tal nivel de energías y personajes entregados al misticismo, era que la comunión de todos los saberes les permitiera alcanzar niveles superiores de poder. Sin embargo, destacaba también el carácter mercantilista del evento, con el ejemplo de un mago que doblaba cucharas y terminó vendiendo estas piezas de metal transformado.
En fin, una situación que para muchos entonces, e incluso ahora, se trató de una simple reunión de charlatanes. No obstante, para otros, fue la reunión innecesaria de fuerzas místicas de toda clase e intención en un solo lugar, incluso al punto de despertar la teoría de que muchos de los rituales y las conexiones allí establecidos nunca se hubiesen cerrado. Es cuestión de creer en lo que se quiera creer.