Sara Albino, el reflejo de la resiliencia en los túneles de Bogotá

Lun, 03/04/2023 - 08:00
Los empleos informales la han llevado a inspirar a miles de personas que buscan oportunidades para salir adelante.
Créditos:
Lesly Paez - Kienyke.com

Detrás de un vendedor informal siempre hay una gran historia que contar. Esta es la vida de Sara Albino, una mujer que tuvo que sufrir a lo largo de su vida pasando cosas muy difíciles, pero sus ganas de progresar ahora la tienen trabajando de manera informal en una de las estaciones más importantes de Transmilenio en Bogotá.

Las personas a diario se movilizan en transporte público para llegar a diferentes lugares de la ciudad, durante este trayecto y en la mayoría de los casos los usuarios conviven con diferentes vendedores ambulantes que se suben a vender diferentes tipos de productos, unos más útiles que otros, pero siempre con la idea de sacar a sus familias adelante. 

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Este es el caso de Sara, una mujer de 49 años que se ha convertido en un ejemplo de superación. En los inicios de su vida, tuvo que convivir con situaciones adversas, entre las que se destacan agresiones sexuales y físicas, drogadicción, entre otras adicciones. A pesar de estas cosas, ella supo salir adelante, y al no encontrar un trabajo estable, buscó en la informalidad una forma de subsistir. 

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Su historia nace el 15 de noviembre de 1974, día en el que conoció los rostros de sus padres y hermanos. Sara no tuvo una niñez fácil, pues además de sufrir el abandono de su madre, junto a su hermano les tocó salir a conseguir dinero para subsistir en el día a día, ya que los ingresos de su padre no les alcanzaba para sus gastos.

A pesar de su corta edad, se enfrentó a las dificultades de trabajar en la calle, teniendo que ‘rebuscarse’ el sustento para llevar a casa. Al no encontrar algo estable, vio una oportunidad en actividades como limpiar faros, parabrisas o simplemente pedir monedas, una forma de recolectar recursos. 

Una de las cosas que más recuerda Sara de su vida en las calles de Bogotá, es cómo solían divertirse con su hermano, pues a pesar de las dificultades, ellos sabían sacarle el jugo a cada actividad que hacían, y asimismo sacaban tiempo para reírse, y que el trabajo no se convirtiera solo en eso, sino en un momento de esparcimientos junto a él. 

Al recibir dinero de lo que hacía junto a su hermano, ella no vio la necesidad de seguir estudiando, y se dedicó de lleno a los trabajos informales que podía realizar fuera de casa. 

Y este fue el ritmo de vida que llevó hasta sus 19 años, momento en el cual quedó embarazada, todo esto a causa del abuso sexual de un ‘amigo’ ocasional, quien aprovechando sus inicios en el cigarrillo, la drogó. Luego de unas semanas de gestación quiso interrumpir su embarazo y acudió a una clínica para realizar dicho procedimiento, pero en la preparación para la operación sintió a su bebe y dijo: “voy a sacarlo adelante sea como sea”.

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A sus 21 años conoció los juego de azar, mismos que poco a poco se fueron convirtiendo en una escapatoria a sus problemas, en este mismo entorno comenzó a beber alcohol y dio un gran salto a la exploración de sustancias que la llevaron a olvidarse de su realidad. 

Luego de 4 años conoció al padre de su segunda hija; al principio las cosas se mantuvieron bajo el respeto, hasta que Sara quedó en embarazo, esta situación provocó una crisis en dicha relación, pues él no creyó que la niña que venía en camino era de él, así que decidió dejarla sola en este nuevo proceso como madre. 

El primer emprendimiento de Sara Albino

Una de las formas en las que llevaba el sustento económico a su casa, era trabajando de impulsadora de locales en San Victorino, dándose a conocer por los comerciantes de la zona y en especial de la familia Botero. Ellos, en una “obra de caridad”, decidieron brindarle ayuda para abrir las puertas de su restaurante, mismo que se inauguró en el centro comercial El Ponce, el cual queda ubicado en el mismo sector comercial. Pero la mala suerte volvió a tocar la puerta de Sara, y cuando todo iba bien, un incendio arrasó con el lugar. 

A partir de ahí, las cosas no le salieron bien a su familia, y como solución para no dormir en la calle, llegó a uno de los lugares más terroríficos de la capital colombiana, la famosa ‘calle del cartucho’. 

Gracias a su empatía y especial forma de ser, Sara empezó a ser conocida por los habitantes del lugar, y en ese momento su curiosidad por probar las drogas fue tal, que, sin darse cuenta, ya estaba durmiendo en la calle. 

En una noche de copas tuvo un problema con uno de los llamados ‘duros’ de la L (la calle del cartucho), teniendo que huir para que su vida no corriera riesgo, porque como dice ella:  “allá no le perdonan nada a nadie”.

La historia de Sara Albino, vendedora informal del Ricaurte
Créditos:
Lesly Paez - Kienyke.com

La fe salvó a Sara

Una persona cercana a Sara vio sus ganas de salir de “ese mundo”, situación que la llevó a invitarla a su iglesia, todo esto con el fin de que ella descubriera otra perspectiva del mundo, lo que le ayudó a darle un giro de 360 grados a su vida. En ese instante tomó la decisión de volver a su trabajo anterior, recuperando su puesto y ascendiendo como vendedora en algunos locales del sector. 

La pandemia también tocó la vida de Sara 

El coronavirus llegó a la vida del mundo entero, pero como a Sara, varias personas que se sostenían económicamente gracias al empleo informal, tuvieron que tomar decisiones. Al principio tuvo que quedarse en casa, pero el hambre no esperó. 

Las necesidades tocaron su puerta, momento en el cual vio la oportunidad de crear empresa, de manera informal. Al ver lo que estaba pasando alrededor del mundo, a ella se le ocurrió la idea de fabricar y distribuir tapabocas, un negocio que al inicio de la pandemia tuvo mucho boom, y vimos en el mercado diferentes tipos, de diferentes colores y modelos. 

Este ‘pequeño local informal’ lo montó en los túneles de una de las estaciones más importantes de Transmilenio, en Bogotá, más específicamente en la del Ricaurte, y como ya comentábamos antes sobre sus cualidades para encajar en los lugares por su gran forma de ser, esta no fue la excepción, y su adaptación a esta nueva forma de vida no fue fácil, pero le sirvió para encontrar un sustento digno para ella y su hija mayor. 

Sus ganas de salir adelante, y el aliento de buscar un mejor futuro mejor, no solo la llevaron a apoyar el hogar de su hija mayor, sino también el de la menor, pues Sara fue un gran bastión para toda su familia en momentos tan difíciles como el de la emergencia sanitaria del COVID19.  

Luego de que el gobierno nacional aprobara la apertura del comercio, volvió a San Victorino, y al evidenciar que las ventas habían disminuido, compró mercancía para vender en aquel lugar en donde estuvo ubicada hace algunos meses; realizó una inversión en la compra de productos de belleza y para enfermedades de las piernas, y se lanzó a un nuevo intento de negocio propio. 

La historia de Sara Albino, vendedora informal del Ricaurte
Créditos:
Lesly Paez - Kienyke.com

La salud de Sara 

La vida de Sara no solo ha tenido problemas económicos y emocionales, estos han venido dejando huella en su salud, y es que en 1997 fue hospitalizada por una trombosis interna en sus piernas, por lo que desde ahí le han venido formulando diferentes tipos de medicamentos para dolor, mismos que hasta ahora le han permitido llevar su vida lo más normal posible.  

Por el momento se encuentra realizando diversos exámenes para tratar su enfermedad, está tomando aspirinas para disminuir la fabricación de coágulos sanguíneos y que estos no vuelvan a llevarla a una posible hospitalización. En algunos momentos de crisis, no ha podido trabajar, por lo que ha tenido que quedarse en casa para estar mejor y levantarse al día siguiente con más energía para lograr sus objetivos, tener una vida digna.

Por ahora es importante resaltar que tenemos Sara para rato, y a pesar de todas las adversidades, ella se encuentra ubicada en el túnel de la estación Ricaurte y es una de las vendedoras más conocidas de este sector. Ha sido inspiración para jóvenes y personas que han estado en la misma situación que ella hace algunos años. En ocasiones, ha dado su testimonio a las personas que asisten a la iglesia a la que va todos los domingos. 

Para ella no todo es trabajo, en sus días libres descansa en la comodidad de su casa, y si su descanso coincide con un fin de semana, ella aprovecha y sale con sus nietos al parque, a la iglesia, aprendió que la vida es más que trabajo, que la vida es más que una calle o un túnel, que la vida es lo que vive a diario con su familia. 

La historia de Sara Albino, vendedora informal del Ricaurte
Créditos:
Lesly Paez - Kienyke.com

Actualmente, Sara considera que es una mujer totalmente diferente a lo que era antes. Está orgullosa de ella misma, y sobre todo de sus hijas, mismas que han logrado salir adelante a pesar de todo lo que han tenido que pasar. Sara Albino es una persona que inspira bondad, trabajo, resiliencia y humildad.

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