El sueño de ser futbolista profesional ha sido el anhelo de muchos en Colombia, aunque a decir verdad, es la realidad de pocos. El mercado futbolístico tiene unas puertas de entrada muy amplías y, a su vez, unas barreras muy estrictas; todos pueden entrenar, pero solo unos pocos se convertirán en profesionales.
Iván Vélez tuvo la fortuna de lograr su sueño de niño, para ello recibió todo el apoyo de su familia y, en parte, la suerte también lo acompañó. Junto a su hermano Hugo, se entrenaron disciplinadamente desde niños con un solo objetivo: convertirse en futbolistas profesionales.
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Pero solamente Iván tendría la fortuna, su hermano Hugo fue desechado por el Deportivo Cali tras no cumplir con la estatura adecuada para su posición de delantero. El mismo Iván Vélez, en diálogo con KienyKe.com, reconoce la superioridad futbolística de su hermano: “Al lado de de mi hermano, la verdad, quien tendría que haber jugado era él, porque a él se le notaban sus dotes como futbolista, lo innato, lo hábil y lo rápido que era. Lastimosamente por cosas de la vida no se le dio la oportunidad a él”.
Comenzó siendo delantero, por marcar dos goles en un partido de la liga del Valle fue fichado por Hernando Ángel, presidente del Deportes Quindío, y el entrenador Julio Valdivieso para ser parte de la Selección Valle. Sin embargo, tendría que resignar su posición como delantero ya que la competencia era casi que imposible. Jugadores como Edison Perea, Víctor Montaño y Armando Carrillo hacían parte de la selección del Valle, con lo cual era muy difícil arrebatarles el lugar, pero su sueño seguía vigente, aunque en otra posición dentro del campo de juego.
Gracias al entrenador vallecaucano Robert Carabalí, Iván Vélez se acomodó como lateral derecho, su velocidad era la mejor justificación para ese cambio de posición tan abrupto. No obstante, él soñaba con celebrar goles, hacer dedicatorias y escribir mensajes por debajo de su camiseta que pudieran ser mostrados al gritar un gol.
Como defensa lateral, alcanzó a ser el máximo goleador en su categoría, pero ahí no terminaron los goles. Como profesional mandó a guardar la pelota en la red contraria en 24 oportunidades gracias a su gran capacidad para atacar las pelotas quietas.
“Iba muy bien a a las pelotas quietas, sobre todo en el primer palo”, afirma.
Debutó como profesional en el Deportes Quindío, pero el equipo de sus amores fue siempre el América de Cali. De esa manera, su sueño en el fútbol no terminaba con ser profesional y marcar goles, sino con poder ser parte de la nómina titular del equipo que desde su niñez apoyó al frente del televisor.
Después de haber tenido como entrenador a Diego Edison Umaña -su mentor en el fútbol- en el Quindío, arriba al América de Cali en 2007. El mismo Umaña decide llevarlo cuando fue nombrado entrenador del equipo escarlata.
“A pesar de que tuve otras opciones en Santa Fe, Once Caldas, Deportivo Cali Pereira, al final decidí ir a América porque fue Diego”, reconoce.
Pero el sueño recién comenzaba, la crisis del América se acentuó por las restricciones económicas provocadas luego de ser incluido en la Lista Clinton. Además, el equipo venía de una sequía de más de seis años sin títulos.
Iván Vélez hizo parte de la nómina que resucitó a un América en decadencia. En el torneo finalización 2007 estuvieron a punto de clasificar a la final, mientras en el apertura 2008 fueron subcampeones.
Pese a haber arribado al América, Vélez seguía inconforme; un sueño más lo trasnochaba: salir campeón con el equipo que amaba. Finalmente, por fin se le dio en el segundo semestre del 2008, cuando América le arrebató el título al Deportivo Independiente Medellín. Iván Vélez, junto a otras figuras como Adrián Ramos, Paulo Cesar Arango y Pablo Armero, fueron piezas claves para que el club volviera a levantar un trofeo.
No todo terminaba ahí, los sueños de Iván no se detendrían, estaba obsesionado con llegar a la selección Colombia, aunque tendría que competir con Camilo Zuñiga, titular indiscutible como lateral derecho en la tricolor. Por supuesto, ese momento iba a llegar.
Recibió el llamado a la selección por parte del entrenador Eduardo Lara en el 2009 para disputar los partidos de eliminatorias al Mundial de Sudáfrica. Luego el ‘Bolillo’ Gómez volvió a convocarlo para algunos partidos amistosos.
Para él fue una “experiencia fue maravillosa”, aunque reconoce que durante varios años se ha sentido frustrado por no haberse destacado en la selección.
“Hasta el año anterior me preguntaba o me sentía un poco frustrado por no poderme mantener, pero algo tuve que dejar de hacer”, reconoce.
Desde ese momento, ser convocado otra vez a la selección se conviritió en su objetivo más importante. Dejó el América y en el 2010 arribó al Once Caldas, equipo con el que también salió campeón de la mano de Juan Carlos Osorio, a quien admira y cataloga como un “enfermo del fútbol''.
Un año después es fichado por Independiente de Argentina con la ilusión de jugar la Copa América que se realizaría en territorio gaucho en el 2011. Y a pesar de que tuvo una buena primer temporada, sin embargo la llegada de Ramón Díaz al club de Avellaneda no le favoreció: no fue tenido en cuenta como titular.
Aún así, lo seguía intentando, arribó al Junior de Barranquilla con el mismo deseo: ser convocado a la selección.
Según él mismo reconoce, su primer semestre con Junior no fue el mejor. Sin embargo, para el siguiente torneo se convertiría en figura pero jugando como lateral izquierdo. En ese momento veía cercano un nuevo llamado a la selección, pero una grave lesión se convertiría en su principal impedimento.
“Muchas personas me decían que no volvería a jugar al fútbol”, señala.
Una lesión en su rodilla izquierda lo dejaría por fuera de las canchas durante casi dos años, pero el retirarse del fútbol no hacía parte de su plan. Se contactó con el doctor Carlos Uribe Vélez, a quien agradece infinitamente por su recuperación.
“El doctor me decía que yo no parecía futbolista porque era muy juicioso y muy atento en cada recomendación que él me daba”, afirma Iván.
“Después de levantarme de esa me me puedo levantar de cualquier cosa”, agrega.
Durante su estadía en Barranquilla, falleció su mamá. Al hablar de ella, su rostro delata la inmensa tristeza que sintió. A su vez, demuestra que los recuerdos junto a ella son muchos más significativos que el dolor por su muerte.
En honor a ella tomó la decisión de comenzar a estudiar, ella siempre quiso que se preparara. Actualmente estudia último semestre en Administración de Empresas, y no siendo suficiente, también está en el último tramo de Periodismo Deportivo.
“Quisiera ser administrativo, presidente o gerente de un club para generar nuevas ideas, buscar un punto de equilibrio que mejore el fútbol colombiano porque hay muchas cosas que están dañadas y permeadas por gente que no tiene escrúpulos”, apunta el exjugador del América.
Asimismo, desde su experiencia como exfutbolista profesional motiva a sus colegas a prepararse y estudiar para poder tener una mejor calidad de vida después de la carrera deportiva.
“Si el futbolista se prepara, si el futbolista tiene la posibilidad de cuidar un poco más su dinero va a poder tener una calidad de vida mejor después de su retiro y aparte no todos los futbolistas tienen la oportunidad de asegurar su vida. A veces por mucho dinero que se gané también se despilfarra y a los cinco años se está bancarrota”, asegura.
El exdefensor ha cumplido varios de sus sueños. A medida que daba pasos en su carrera, se trazaba nuevos propósitos los cuales fue alcanzando de a poco, aunque con tristezas y frustraciones a lo largo de su camino. Todavía piensa en esas logros que no cumplió; en ese gol que no marcó con la selección, pero aún así sigue soñando porque la carrera de un jugador es corta, mientras la expectativa de vida es mucho más larga. Ahora Iván Velez tiene nuevos sueños, dirigir un club, festejar los goles de los jugadores que contrate y sacarlo campeón.