El miedo a salir, a contagiarse e infectar a su familia, la posibilidad de perder el trabajo, el agotamiento laboral, sumado a otras situaciones, han aumentado la presión sobre este grupo de personas, muchas de las cuales tienen a sus hijos en casa, en varios casos sin nadie que los cuide.
Este es el caso de Emilse Castro Santos, quien se desempeña como asistente de gerencia en una constructora y es madre de una niña de ocho años.
“No tengo quién me la cuide, la única opción que tengo es llevármela a trabajar. Algunas veces nos vamos caminando, pero de todas formas se siente el miedo, el temor, porque realmente las personas no se cuidan mucho, no guardan la distancia, es bastante angustiante salir de la casa”, señala Castro.
Al igual que Emilse, la contadora Patricia Escucha, madre de dos adolescentes, señala sentir miedo y angustia cuando tiene que ir a su oficina. Para ella, al igual que muchos otros, ha sido difícil saber cómo conciliar su vida familiar con la laboral.
“Solo el hecho de llegar a interactuar con dos o tres personas no deja de generar el miedo de poderse contagiar”, enfatiza la contadora, quien regresó a su oficina luego de que el Gobierno levantara ciertas restricciones a los sectores manufactureros y de la construcción el 27 de abril.
De acuerdo con la profesora asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, Viviola Gómez Ortiz, la ansiedad, generada por la incertidumbre, es uno de los principales sentimientos que ha despertado la actual situación en la mayoría de los trabajadores.
“Se marca aún más en las personas que tienen una mayor necesidad de control y que no pueden vivir de alguna manera con la incertidumbre y no pueden vivir en el día a día”, explica la psicóloga.
Este panorama empeora en medio de los informes de las autoridades sanitarias, que confirman día tras días que el brote virológico sigue creciendo en el país, con una tasa de infecciones que supera los 160 mil y un número de muertos que rodea los 6.000.
“El estrés se manifiesta en muchas personas con ansiedad, en otros con depresión, en otros con sobreactividad. La forma en la que las personas reaccionan al estrés es diferente y la primera reacción que las personas tienen es emocional, es psicológica”, señala.
Pero no todo es negativo. Según Gómez, para muchos retornar a sus lugares de trabajo es una forma de manejar el estrés. La experta asegura que con el retorno a sus lugares de trabajo muchos pueden alejarse de los conflictos que puedan tener en sus hogares, ya sea con sus parejas, hijos u otros miembros de la familia.
“Retoman el contacto con sus compañeros de trabajo; al retornar sienten que recuperan algo importante. Logran separar la vida laboral de la familiar”, explica.
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Otro de los efectos registrados es el exceso de compromiso. Para evitar ser despedidos en medio de la pandemia, muchos trabajan más para hacerse necesarios en la empresa.
“Las personas no quieren dar la oportunidad para que los despidan. Por eso trabajan más, más horas, realizan más labores, demuestran que hacen más, aunque no se los pidan”, señala la psicóloga.
Para el psicólogo especialista en seguridad y salud en el trabajo, Sebastián Segura Camacho, la pandemia, tanto en el contexto laboral como personal, cambió el entorno y, por lo tanto, es normal que se produzcan algunos cambios emocionales. Lo que usualmente sucede es que cada persona, con sus propios recursos psicológicos y redes de apoyo social, logra superar estos efectos.
“Usualmente sentimos estrés laboral si nuestro ambiente de trabajo no está bien organizado, tenemos poco control y autonomía o bajo apoyo de nuestros jefes y compañeros”, explica.
Estos cambios pueden verse reflejados en la forma en la que las personas trabajan e interactúan con su entorno laboral. Tanto Castro como Escucha enfatizaron que la relación con sus compañeros de trabajo ha cambiado: los sienten más retraídos, serios y distantes.
“Siento a las personas, casi a todas, muy cambiadas, cada una en su cápsula, una o dos palabras y ya, el cambio en las relaciones interpersonales es evidente en la parte laboral”, enfatiza Escucha, quien va a su oficina dos días por semana.
Ambos expertos señalan que hoy más que nunca las empresas y los jefes tienen un papel central, por lo que deben ser extremadamente flexibles y comprensibles con la situación de los empleados.
“¿Qué pueden hacer las empresas? Proveer información clara y frecuente sobre la pandemia y la situación de la empresa; implementar todas las medidas de bioseguridad para que los trabajadores puedan realizar su trabajo con tranquilidad (…) no sobrecargar a los trabajadores; respetar sus tiempos personales y de descanso, y brindar el mayor nivel de estabilidad laboral posible”, enfatiza Segura.
El experto resalta cuatro puntos que pueden afectar la salud y el desempeño de los trabajadores: la incertidumbre, inseguridad laboral, que no se implementen los protocolos de seguridad y que se sobrecargue laboralmente.
La psicóloga Gómez reitera que los jefes tienen que entender que la situación, la empresa y los empleados no pueden seguir siendo manejados de la misma manera y en la medida que ellos lo demuestren esto puede contribuir a disminuir parte de la ansiedad de los empleados.
Por su parte, Segura recomienda a los empleados hablar con sus compañeros y amigos de cosas que les puedan estar preocupando; descansar, dormir y alimentarse bien y, en caso de sentir que necesitan ayuda, contactar a un profesional de la salud mental.
“Hay que aprender a convivir con la incertidumbre, por eso recomiendan en este momento ejercicios de mindfulness, de relajación, pero es un ejercicio que se debe repetir diariamente, no solo un día. Vivir el día a día, pensar en el presente y no en las posibles situaciones que se pueden presentar en el futuro”, explica la psicóloga Gómez.