En 2002, la revista People en español mencionó a Ilia Calderón entre los 25 más bellos de Latinoamérica. En 2007 y 2009 repitió y ahora en 2011 la misma revista la ubicó entre los 50 latinos más bellos. Cosas que, según personas cercanas a esta presentadora, le han llegado sin proponérselas.
Una de las grandes sorpresas que le ha dado la vida ocurrió en los primeros meses de 2011, cuando las directivas de Univisión, cadena donde trabaja desde marzo de 2007, le indicó que no sólo presentaría el programa Primer Impacto, que se emite todas las tardes en esa cadena, sino que sería la voz cantante del noticiero de las 11 de la noche, uno de los más vistos en habla hispana. Otra sorpresa ocurrió en 1994. En esa época, una prima suya le insistió para que realizara un casting en el canal Teleantioquia. La presentadora Magally Caicedo había pedido una licencia para grabar varios capítulos de la novela La Potra Zaina y necesitaban una ayuda. Al terminar la licencia, Caicedo regresó, pero las directivas del canal le reprocharon el haber salido desnuda en la serie. Así, Ilia se quedó en el canal.
En ese entonces, aprenderse un texto, un libreto o la continuidad del noticiero de memoria, le abría las puertas a cualquier presentadora, porque en Medellín los telediarios no utilizaban el Telepromter. Ilia se aprendía con rapidez un texto y contaba, además, con una vocalización neutra. Era algo innato que había desarrollado desde pequeña en Istmina, Chocó. Su mamá, Betty Chamat, recuerda que ella se aprendía con rapidez las lecciones y los discursos que daba en el Instituto San Pablo.
Mientras estaba en Teleantioquia, Yamid Amat, director de CM&, fue a buscar talento a la capital de la montaña. Hizo un casting y diez días después la llamaron. Se trasladó a Bogotá y presentó el noticiero al lado de Claudia Gurisatti durante tres años. En noviembre de 1997, CM& era el noticiero de mayor rating en Colombia, y la novedad era que una afroamericana fuera la presentadora. Diez años después, un ejecutivo de Telemundo la vio y le pidió un video de sus presentaciones. En poco tiempo llegó a la sede del canal en Miami. Así se convirtió en una de las presentadoras más cotizadas, algo inesperado, porque su verdadera vocación era el trabajo social, la medicina y la bacteriología. Estudió la primera en la Universidad Bolivariana de Medellín, y tenía la idea de ayudar a la gente, como lo hicieron sus abuelos y su mamá, que colaboraban, sin remuneración alguna, a los campesinos que llegaban a Istmina a buscar medicina, trabajo o comida. La familia de Ilia es una de las más tradicionales de esa región del país, un pueblo enterrado en el corazón del departamento del Chocó, que vive del comercio y la extracción de oro y platino.
El temperamento de Ilia es el de una mujer recia y fuerte, pero que se enternece por sus tres sobrinos. No da mayores detalles de su vida privada y odia que se metan en ella. Hace dos años tiene un novio neoyorquino de papás coreanos.
Quienes la conocen saben que no se come el cuento de las dietas y de los gimnasios de moda de Miami. No come hamburguesas, ama las frutas, como la piña, como buena chocoana. Se toma tres litros de agua diaria, duerme cuatro o cinco horas y casi toda su comida es orgánica. Su premio no es salir entre los más bellos de Latinoamérica, ni haberse ganado un Emmy por cubrimiento de una noticia en 2002, si no representar con orgullo a Chocó y estar bien de salud. Hace unos años tuvo tres cirugías por cuenta de unos tumores uterinos. Pero ahora está bien.







