Llego a los estudios de Univisión en Miami un lunes a las 5 de la tarde. Ilia está ocupada y debo esperarla casi media hora. Cuando aparece, se disculpa por haberme hecho esperar. Si en la televisión es hermosa, en persona es una diosa. Acaban de peinarla y maquillarla, lleva puesto un vestido azul turquesa encima de las rodillas con un cinturoncito de cuero morado y bailarinas plateadas. Los tacones no se los pondrá hasta más tarde, cuando grabe un adelanto del noticiero de la noche, a las 6:30 p.m.. La sigo por unos corredores fríos enmarcados por paredes con cuadros coloridos, en algunos hace mucho viento e Ilia camina, muy rápido, abrazándose a sí misma. Entramos a su oficina, donde tiene dos pantallas de televisión y un computador. Un sofá de tres puestos, una neverita y un closet de donde saca una botella de agua para mí.
Municipio Istmina, en Chocó, donde nació la periodista Ilia Calderón.
Ilia Calderón, la mayor de tres hermanas, nació en Istmina (Chocó), en 1972. Tuvo una infancia tranquila, muy de pueblo, muy bonita, como dice ella misma. La lleva, pelota, canicas, muchos juegos en la calle. La criaron sus papás y su abuelo, quien siempre vivió con ellos. Estudió la primaria en un colegio católico de monjas, y secundaria en otro, también católico, en Medellín. Mientras estudió en el colegio estaba obligada a ser la niña modelo porque su mamá trabajaba allí. Siempre le daban el papel protagónico en todas las obras de teatro por su memoria prodigiosa. Una vez tuvo que interpretar a Rin Rin Renacuajo, y cuando iba subiendo las escaleritas hacia el escenario, se le rompieron las aletas, entonces Ilia se negó a actuar y dañó la obra para el resto de sus compañeritas. Siempre ha sido muy perfeccionista.
Desde niña ha sido una líder, todas las amigas solían ir a jugar a su casa. Soñaba con ser doctora y se disfrazaba como tal. Una vez, el Niño Dios le trajo una muñeca enfermera que Ilia sacaba en un carrito con todos sus implementos médicos. Pero su afición por la medicina sería solo un sueño, pues su vida tomaría otro rumbo. Esta mujer que le tiene pánico a la sangre estudió Trabajo Social en la Pontificia Bolivariana. Hizo su pasantía en la clínica de la universidad. Allí estaba en contacto con las comunidades para determinar qué tipo de programas podía ofrecerles el hospital a las personas más necesitadas. Para ello iba mucho a las comunas.
Un día de 1994 la llamaron a presentar un casting para Teleantioquia, pues Magaly Caicedo, quien era la presentadora titular, pidió una licencia para actuar en 'La Potra Zaina' y entonces necesitaron una presentadora negra para remplazarla. Les gustó su actitud y le dieron el puesto, y como luego Magaly Caicedo apareció desnuda en la telenovela, no volvieron a darle el puesto. Así, Ilia se quedó. En 1997, a sus 25 años, Yamid Amat se la llevó a trabajar en Bogotá, y el resto es historia.
En el 2001, Telemundo no tenía noticiero nacional del fin de semana, y la contrataron a ella para hacerlo. Después de un entrenamiento riguroso, arrancó a trabajar el 8 de septiembre. Tres días después ocurrieron los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York. Ilia tuvo que transmitir ininterrumpidamente, habiendo apenas empezado, y aprendió sobre el tema al aire. “Mucho leer, poco dormir y mucho trabajar. Nadie quería dormir”, dice. Llegó a Miami en el 2001. Viviendo allí ha aprendido a vivir y a ser periodista. Considera que es algo que continúa aprendiendo toda la vida, porque a pesar de haber tomado varios cursos de periodismo, jamás lo ha estudiado.
El tipo de reportajes que hace y más le gustan están enfocados más lo social, que en lo político o económico. Recuerda que les regalaba el mercado de su casa a las personas que llegaban hasta allí pidiendo limosna. Vio mucha generosidad en su casa y aprendió que la generosidad no es compartir lo que te sobra, sino lo que tienes. Siempre ha estado en contacto con la gente menos favorecida. Confiesa que alguna vez lloró presentando un tema sobre maltrato infantil en Primer Impacto: “No se vale ser ajeno al dolor. Se vale llorar al aire, aunque llorar no sea la única forma de mostrar lo que uno esta sintiendo. No se trata de agregarle drama al drama. Si tú lo sientes, sale de alguna manera, no se debe pensar en cómo expresarlo”.
Don Francisco ha sido un gran aliado de Ilia Calderón durante su carrera con Univisión, en ocasiones habiéndola invitado a su programa a presenter con él.
Siempre le ha tenido miedo a la oscuridad y a los muertos, por los cuentos de terror que le contaban en su pueblo. Aún le teme a La Llorona y a La Tres Tetas, que son historias que hacen parte del imaginario chocoano. Cuando se muere alguien que es cercano a ella, Ilia procura no quedarse sola en su casa.Es muy creyente, fue bautizada católica pero no va a misa todos los domingos ni comulga. Tiene desacuerdos con la iglesia católica. Define su relación con Dios como muy bonita y cuando va a la iglesia se siente en su refugio espiritual.
Viaja a Colombia a ver a su familia y amigos unas tres o cuatro veces al año. No sueña con volver a vivir al país, no es algo en lo que piense. Si cuando se le acabe el contrato que tiene actualmente le ofrecen algo maravilloso en Colombia y su pareja se quiere ir a vivir con ella, le parecería chévere.
No tiene asistente porque no lo ha pedido, mientras otros en su misma posición sí tienen uno. Es muy independiente y no le hace falta. Hasta el momento ha podido manejar todos sus asuntos ella sola. Hace ejercicio una hora y media, seis días a la semana, y solo descansa los domingos. Su lugar favorito en Miami es su cama, su casa, su televisor y su iPad. De Miami no soporta la humedad en el verano y su casa se vuelve aún más atractiva para ella. Jamás se desconecta de las noticias, pero el fin de semana se dedica por completo a su pareja, a quien ella llama su ‘novio-esposo’. No tiene chofer. No le tiene miedo a los cambios, pues los ve como una posibilidad de crecer. Si pudiera pedir un solo deseo sería salud para su familia. A diferencia de las otras presentadoras, Ilia siempre viaja liviana, de ida y de regreso. Si tiene regalos, los manda por carga. Es muy práctica, por lo que algunos toman por fría y desapegada, aunque este no sea el caso. Cuando termina con un novio, corta de raíz. Lo que no sirve, que no estorbe.
Vive con su novio-esposo, un fisioterapeuta coreano-americano que Ilia conoció en Miami. Los presentó su entrenador personal, al día siguiente él la invitó a salir y desde entonces han pasado tres años. Se siente muy afortunada de tener una persona maravillosa a su lado, alguien que la respeta, la quiere, la apoya en su trabajo, es honesto con ella, quiere a su familia y su familia la quiere a ella. Juntos son muy independientes y respetan sus espacios. Admira a Betty, su mamá, quien es su ídolo porque es muy valiente, persistente, dedicada y organizada. Todo lo tiene previsto, hasta su muerte. Es una mamá y una abuela muy amorosa. Fue alcaldesa de Istmina y renunció porque no estaba de acuerdo con lo que allí se manejaba.
Sus mejores amigos describen a Ilia como muy leal, directa, honesta, clara, determinada, y decidida, Ilia no anda con rodeos. Sueña con ser mamá pero si no lo logra, igual sería feliz. No cree en el matrimonio, no le llama mucho la atención porque siempre ha dicho que un papel firmado no hará que ame, respete y apoye más a su pareja. Quizá si algún día llegan los hijos y deben hacerlo por un formalismo de la escuela a la que acudan, entonces lo hará, pero no es algo con lo que sueñe. Nunca fue de las que deliraban con un vestido de novia. Odia las ceremonias. “Nunca he sentido que me ha dejado el tren, porque nunca he querido caminar la alfombra roja hacia la iglesia. ¿Para qué unir lo que no está desunido?”
Ilia no piensa mucho en el futuro. Quizá le gustaría hacer un programa de contenido más profundo, más humano. Quizá no presentando, sino detrás de cámaras. Se desespera si está sentada en su silla de presentadora mucho tiempo, se aburre porque necesita viajar, hacer sus historias y estar en contacto con la gente. Siempre quiere conocer más de la realidad. “¿Con qué autoridad puedo decir, ante las cámaras, que he visto como sufren los inmigrantes, si ni siquiera he estado en la frontera conociendo sus realidades?”.
Lo más fácil de su trabajo es leer el teleprompter. Un reto diario en un país como Estados Unidos, lleno de culturas distintas a las que ellos le deben informar, es decidir con qué abrir el noticiero. Qué es más relevante, la selección de la información que se va a dar a los televidentes. No a todo el mundo le interesa la política, por ejemplo. Entonces el reto es encontrar la mejor manera de contar algo para que el público se interese por una noticia que regularmente jamás vería. No solo se trata de obtener buenos ratings, sino de informar y enseñar. Ilia participa en toda la parte editorial del noticiero y jamás se pierde un consejo editorial, aunque esto la haga salir del trabajo dos horas más tarde. Para ella, un error muy grande sería permitir a quien está entrevistando que guíe la entrevista, algo a lo que tienden mucho los políticos, que siempre conducen las entrevistas a su antojo y les dan el sentido que ellos quieren, siempre con la misma retórica. Es un reto escuchar bien y tener claro a qué se fue a la entrevista.
Ilia Calderón junto con Félix de Bedout y otros presentadores de Univisión.
Le gusta mucho el estilo de la presentadora Maria Andrea Bernaza. También María Cristina ‘la Tata’ y Vanessa de la Torre, quien considera una niña muy inteligente y estructurada. Si pudiera mejorar algo de los noticieros colombianos, los haría más cortos, más enfocados y menos tediosos. No tanto entretenimiento, sino más realidad nacional. Se iría a trabajar a cualquier lado, incluso a Siria. Podría trabajar en cualquier lugar donde le ofrecieran un trabajo que la satisficiera profesionalmente. Ilia no tiene hijos, y por lo tanto no le teme a los desastres naturales o a las guerras. Cuando pasó el huracán Irene, se fue a hacer una entrevista en una lancha, con unas botas de goma hasta media pierna, entre el viento y el agua, lavada y feliz.
Es muy desapegada a los objetos materiales y no colecciona nada, pero tiene una debilidad, los zapatos: tiene cientos de pares, lo que la avergüenza. Se muere por los carbohidratos, el arroz y el plátano en todas sus formas, como sea. No cocina, no le llama la atención y además es muy mala cocinera. Su película favorita es The Peaceful Warrior, basada en el libro de Dan Millman. Le encanta porque muestra cómo se controla el ego.
Cuando le pregunto cómo, teniendo tanto éxito, controla su ego, me responde que no tiene ego. Tiene el ego normal que todas las personas tienen, no esta inflado. No está de acuerdo con quienes dicen que es una diva, y yo estoy de acuerdo con ella. Ilia es una mujer sencilla, dulce, comprometida, seria, preparada y muy, muy hermosa. No tiene necesidad de engrandecerse a sí misma y no se le ha subido la fama a la cabeza.
Ilia Calderón en el estudio donde se graba “Noticiero Univision Edición Nocturna", del cual ella es la presentadora.
Siempre ha sido roquera, le gusta Poison, Van Halen, Mötley Crüe y AC/DC. Un exnovio americano que tuvo siempre le decía que ella era la única negra a quien le gustaba el rock, tratándose de un país donde a los negros, en general, les gusta es el Hip-hop. En muchas ocasiones, en conciertos de rock, cuando mira a su alrededor, se da cuenta que, de hecho, ella es la única negra. También oye Ricardo Montaner, Zucchero, Shakira, Tony Braxton y Whitney Houston. Cuando era niña sus ídolos eran Menudo, y los conoció mientras estaba trabajando en CMI, para el rencuentro. Se volvió muy amiga de Ray Reyes y le perdió el misterio.
No todo ha sido tan positivo en su vida. Ilia tuvo tres cirugías para quitarle fibromas uterinos que le encontraron a tiempo, antes de volverse malignos. Llevó el tema a la televisión para demostrarles a las mujeres que es algo de lo que se debe estar pendiente porque si se encuentra a tiempo, no es fatal. Su misión era llevarles ese mensaje a las mujeres, para que como ella, estén pendientes de las señales que les da su cuerpo. Actualmente esta en perfecto estado de salud y continúa haciéndose exámenes cada seis meses porque es un problema que está y que puede volver.
Terminamos la entrevista haciendo un mini tour de los estudios de grabación de Univisión, y vamos al lugar donde Ilia graba todos los días, un estudio que parece una nave espacial. Se siente como si fuera a despegar en cualquier momento. Después salimos al parqueadero, donde le tomo una foto junto a una valla con una foto gigante de ella misma junto a Félix de Bedout y otros tres periodistas. Volvemos a entrar a la recepción para despedirnos y que yo llame un taxi y cuando vamos cruzando la puerta, tres cubanos que esperan que les hagan un casting para algún show de Univisión la miran como si no comieran hace décadas. Uno de ellos se desnuca al mejor estilo del Exorcista, lo que a Ilia, lejos de inflarle el ego, le produce una ira casi histérica.