Los hermanos Bogdanoff, nacidos en Francia y convertidos en estrellas tras protagonizar un programa de televisión en la década de los 80, fallecieron recientemente a causa del covid-19.
Entre 1979 y 1987 un programa de ciencia ficción hizo famosos en Francia a dos hermanos gemelos pertenecientes a la aristocracia austríaca. Igor y Grichka Bogdanoff presentaron Temps X, el primer programa de ficción en la historia de la televisión francesa, y el cual se emitía todos los sábados en la tarde.
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Nacieron en 1949 en Saint-Lary-Soulan y fallecieron en París con seis días de diferencia, en años distintos, pero por la misma causa; Grichka falleció el 28 de diciembre de 2021, mientras Igor murió el pasado 3 de enero de 2022. Así como los unió la televisión, el glamour y la sangre, también lo hizo la muerte de manera repentina por el covid-19.
Durante la época de esplendor de estos hermanos gemelos fueron llamados los “divulgadores científicos de Francia”, aunque con mucho recelo por la comunidad científica de dicho país. Grichka se doctoró en Matemáticas, mientras Igor lo hizo en Física teórica, sin embargo, los artículos de sus tesis fueron señalados por la comunidad de físicos de no ser veraces.
A pesar de los señalamientos, volvieron a la televisión en 2002 con el programa Rayons X, que se emitió hasta 2007. También, presentaron À deux pas du futur, entre 2010 y 2011.
No obstante, eso no fue, precisamente, lo más escandaloso que se les conoció. En junio de 2018 fueron imputados por supuesta estafa y abuso de confianza a un millonario que terminó por suicidarse. El juicio estaba previsto para que se realizara este mes de enero de 2022.
Además de haberse convertido en estrellas de televisión, los hermanos Bogdanoff se hicieron famosos por sus peculiares rostros dotados de pómulos y mandíbulas prominentes. Si bien siempre negaron haberse sometido a cirugías plásticas y aseguraban ser “experimentadores”, la fantasía de la eterna juventud era visible en sus semblantes.
Su vocación científica los llevó a ser un poco escépticos ante las vacunas contra el covid-19, y si bien fueron señalados como antivacunas, lo cierto, según sus amigos más cercanos, es que confiaban tanto en sus estilos de vida saludable, que no vieron la necesidad de hacerlo.
Incluso, se resistieron a ir al hospital porque minusvaloraron los síntomas de gripe que los aquejaba. Cuando fueron ingresados el pasado 15 de diciembre al hospital Georges Pompidou de París, el covid-19 ya se había apresurado a alcanzarlos con fuerza.
A sus 72 años confiaban plenamente en la ciencia, pero no lo suficiente como para acceder a la vacuna. Tal vez confiaban más en ellos mismos y no en la ciencia que tanta fama les dejó.