Gustavo Petro está a horas de convertirse en el hombre más poderoso de Colombia, recibiendo su banda presidencial por parte del presidente saliente, Iván Duque. Sin embargo, como se vio en el video promocional de su imagen oficial, esta no sería la primera vez que se la pone. Kienyke.com le cuenta la historia inédita del detrás de cámaras de esta fotografía, la primera imagen presidencial tomada en un ambiente no controlado y por fuera del protocolo del Palacio de Nariño.
Lo cierto es, que no es gratuito haber escogido un mítico paisaje colombiano como Caño Cristales para la foto que estará en toda dependencia del Gobierno a partir del 7 de agosto. Bautizado como el “Río de los siete colores”, es considerado una de las fuentes hídricas más hermosas del mundo, emblema de la riqueza medioambiental del país y un atractivo turístico de suprema importancia internacional.
Mismo lugar del departamento del Meta que, hoy por hoy, se encuentra amenazado por la minería ilegal y la creciente deforestación que afecta principalmente a la Amazonía colombiana.
En ese sentido, hacer la foto allí es en parte un mensaje de refuerzo institucional. Uno, dirigido a los grupos armados y demás actores interesados en los recursos naturales: una promesa de protección ambiental que viene desde la campaña y que ahora se inscribe en la fotografía presidencial oficial.
Desde días antes de la llegada de Gustavo Petro a La Macarena, el rumor de que estaría allí era cada vez más incontrolable. Muchas eran las preguntas, pero pocas las respuestas que podía dar el equipo encargado de tomar la fotografía, liderado por el legendario fotógrafo Mauricio Vélez. Un hombre con una trayectoria importante en la cultura visual colombiana, con una relación bastante estrecha con el Ejército Nacional y recordado por haber realizado el último retrato en vida de Gabriel García Marquez.
Ahora, su tarea es darle forma a la foto presidencial de Gustavo Petro y al nuevo video del himno nacional, con el reto añadido de seguir con el protocolo de romper todo protocolo.
La antesala de la foto oficial
Hospedados en la Macarena, a unos 45 minutos en trocha de Caño Cristales, un equipo de varias personas estuvo encargado de hacer la antesala al momento de la foto. Escenario que ya había sido explorado un día antes por Mauricio Vélez, quien con su ojo vislumbró el punto perfecto del llamado “río de los dioses” para realizarla.
El día de la sesión fotográfica, volando en un Black Hawk del Ejército Nacional, Vélez y su equipo llegaron a las ocho de la mañana al Batallón del Ejército en la Macarena y sobre las 8:30 una tormenta nubló el clima e hizo parecer que la foto peligraría. Idea que se asentó luego de un primer sobrevuelo por la selva y comprobar que el clima seguiría haciendo de las suyas.
Sin embargo, unos 45 minutos después finalmente escampó y el equipo se dirigió en helicóptero a un modesto hotel cercano a Caño Cristales donde deberían esperar al presidente electo. Un lugar descrito por uno de los asistentes como muy sencillo, con gente local muy amable. Nadie creía que Petro fuese a llegar.
El presidente pidió con anterioridad almuerzo para todos: sancocho de pollo en leña, que fue preparado por dos mujeres en una cocina campesina construida en madera, con estufa de leña en ladrillo y el inconfundible negro exterior de la olla como señal de que el sancocho estaría ‘para chuparse los dedos’.
Las cámaras y la presencia militar aumentaban la curiosidad de los huéspedes. Petro debía llegar sobre las 11 de la mañana, a las 11:30 llegó.
El Chocorramo y la Coca Cola
Cuenta uno de los presentes que la tormenta regresó momentos antes de que el presidente llegara. El aterrizaje de Petro, que venía en otro Black Hawk junto a sus asesores y asesoras de confianza, así como con al menos 10 escoltas de su círculo de seguridad, se hizo con el cielo gris y una lluvia agresiva. En un video se logra apreciar que a pocos metros del helicóptero del presidente cayó un rayo con fuerza, nada para la experticia de los pilotos de la Fuerza Aérea Colombiana.
Petro se bajó. Vestía camisa rosada, chaqueta roja, jean gris, botas pantaneras y una gorra de la Policía. Lo reciben con sombrilla para evitar que se moje y en la zona hay un despliegue de numerosos militares dispuestos en diferentes anillos de seguridad.
Los que se hospedaban en aquel hotel salieron a saludarlo, se tomaron fotos con Petro y luego éste, sin más, se sentó en un comedor de madera por unos 15 minutos a hablar con la gente. En un rato, el presidente electo habría consumido varias Coca Cola en vidrio y Chocorramos, un gusto que compartiría con una gran mayoría de colombianos.
Era la 1:30 de la tarde del día en cuestión y llegó el momento del almuerzo. Un sancocho para todo el mundo: Petro, guardaespaldas, militares, policías, producción, asesores, maquilladores y fotógrafos. Todos sentados en un comedor gigante, departiendo muy tranquilos y cruzando palabras con el presidente, que habría degustado su sancocho con ají.
Antes de irse a tomar una siesta, Petro alcanzó a cruzar palabras con un coronel que no perdió la oportunidad para exponerle la problemática de la deforestación en el territorio y hablar sobre la capacidad de las fuerzas para apagar incendios forestales. Luego se fue a dormir unos 15 minutos.
Lo foto presidencial
Llegó el momento, Mauricio Vélez decidió que era hora de tomar la foto presidencial. Sobre las 2:30 a 3:00 pm se fueron todos caminando a Caño Cristales y se ubicaron las luces. En el lugar había una carpa de la Defensa Civil para que el presidente electo cambiara su camisa rosa y jean, por el traje azul de corbata con el que se le vio en el video que divulgó. Jamás se quitó ni su reloj ni su manilla de Colombia.
Maquilladores, asesores y fotógrafos trabajaron en medio de la inclemente selva que rodea a Caño Cristales preparando a Petro para la fotografía. El río, a lo mejor por la tormenta, estaba más crecido que de costumbre. Acto seguido, en una caja azul que también sale en el video, le entregan la banda presidencial y Petro no pudo ocultar su felicidad. La mujer que le entregó la banda fue Eva Ferrer, asesora española del círculo más íntimo del nuevo presidente.
Finalmente, Petro posó con el elegante traje azul, aunque como detalle curioso (que no saldrá en la foto) siempre permaneció con botas pantaneras. Infinidad de tomas fotográficas se habrían tomado en aquel lugar y habrá que esperar hasta después del 7 de agosto para conocer a la candidata escogida.
Saludo a los héroes caídos
Este viaje, entre otras cosas, marcó un primer e interesante acercamiento entre el presidente electo Gustavo Petro y las Fuerzas Armadas. En una zona como estas la sensibilidad frente a temas como el conflicto aumentan, teniendo en cuenta la dura tarea que tienen los hombres y las mujeres del Ejército, la Policía, Fuerza Aérea y Marina para cuidar los bienes naturales de la nación.
Cuenta uno de los asistentes, por ejemplo, que cuidando al presidente en el lugar de la foto había un teniente contraguerrilla que llevaba casi toda su vida en servicio y manifestaba nunca querer irse. Muestra de valentía en un territorio en el que la línea de la autoridad se vuelve delgada en ocasiones ante el poderío de la criminalidad.
Muchos de esos uniformados, entre policías, pilotos y militares, no dejaron pasar la ocasión para tomarse fotos con el presidente electo. De hecho, la cachucha de la Policía que llevaba Petro habría sido un regalo de un alto mando retirado que habría acompañado el trayecto.
Antes de irse, el presidente Petro visitó el Monumento de los Héroes Caídos de la Macarena, erigido por la Fuerza de Tarea Conjunta “Omega” en honor a sus miembros muertos en combate. Mismo en el que yace parte de un soneto: “Hoy te lloran tu madre y hermanas. Los colegas te han visto partir. Recordaste muy bien la proclama que un día juraste cumplir”.
Concluyendo la jornada, a las 5:30 p.m. el presidente electo y demás miembros del equipo se subieron a un avión de la Policía Nacional en el aeropuerto de La Macarena. Lugar donde muchas personas esperaron para tomarse una foto con Petro, pero todavía más importante, como relata uno de los presentes, para pedirle: “Por favor ayúdenos y sea el presidente que necesita Colombia”. Sobre las 7 de la noche aterrizaron en Bogotá.