El primero de abril se dio apertura a la XVII edición del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB), un espacio que congrega a los amantes del teatro y adorna la capital del país en una atmósfera artística, creada por obras nacionales e internacionales, y teatro de calle.
En los últimos años, el Festival atravesó una crisis financiera y de gestión que repercutió en la organización del evento en 2016 y asimismo, puso en duda su continuidad. A raíz de esto, la junta directiva de dicho periodo contactó a la firma auditora Crowe para plantear una reestructuración del espectáculo.
De esta manera nace un Comité de Transición que coequipera Crowe con importantes actores del circuito artístico bogotano. Lia Heenan, co-directora del Comité, habló con Kienyke.com sobre el proceso de resurgimiento del Festival y cómo alcanzaron el punto de equilibrio entre lo estratégico y económico.
“Encontramos una situación compleja financieramente. Se le debían facturas a más de 270 proveedores de distintas áreas del sector artístico, además, había unos pagos pendientes con la DIAN. Debido a esto, en 2017 empezamos con la etapa de entendimiento y planeación, que hace parte del ciclo de trabajo que hacemos desde Crowe para las empresas que están pasando por una crisis” expresó la co-directora del Comité.
Teniendo en cuenta que en 2013 el Festival Iberoamericano de Teatro fue declarado como patrimonio cultural de la Nación (ley que insta al Gobierno a velar por el sostenimiento y viabilidad del evento), la primera acción que realizó el Comité de Transición fue conversar con (en ese entonces) el recién posesionado presidente de la República, Iván Duque.
En palabras de Lia Heenan, el mandatario puso sobre la mesa cuatro condiciones para hacer viable el evento:
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El Festival debe pasar de ser corporativo a una fundación, con el fin de democratizar el acceso de los colaboradores.
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Resolver los problemas financieros con los acreedores.
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Resolver la deuda con la DIAN.
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Hacer una reestructuración del gobierno corporativo del Festival.
“Una vez cumplimos con estos requisitos, de la misma manera el Gobierno Nacional cumplió con su promesa de dar los recursos para poder arrancar y volver a estructurar el Festival” declaró Lia Heenan.
Para esta reestructuración se contó aliados estratégicos importantes que aportaron su grano de arena desde su área de trabajo. En el sector artístico, el Comité de Transición integraba personalidades como: Natalia Bernal, Alejandra Borrero, Germán Jaramillo, Miguel Borrás, Felipe César Londoño, entre otros.
Según Lia Heenan, en el proceso de resurgimiento uno de los principios fundamentales que tenía el Comité era tener prudencia financiera. “La sostenibilidad del arte depende del buen manejo de los recursos financieros, debe existir una combinación perfecta en todas las actividades artísticas y el presupuesto que hay para llevarla a cabo”.
Dada la emergencia sanitaria ocasionada por el covid-19, el evento no se pudo realizar en 2020. El Comité retornó a reuniones el año pasado y hoy se festeja la edición #17 de uno de los festivales más importantes de las artes escénicas en todo el mundo.
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Preparación interna e impacto económico
En conversación con la co-directora del Comité de Transición, la preparación del Festival lleva un año y en promedio se contratan alrededor de 270 pequeñas y medianas empresas asociadas al ecosistema artístico, que suplen los requerimientos de producción, técnicos, logísticos y de arte. Esto, sin contar los apoyos operativos adicionales que exige un evento de tal magnitud.
El Festival cuenta con una etapa de pre operación donde se realiza la selección de las obras, su curaduría, identificación e invitación a los proveedores y un despliegue operativo y logístico denso, que desemboca en la promoción del evento y la generación de una parrilla.
“Los festivales de Edimburgo y Avignon, que son los otros dos eventos más importantes en este campo, tienen una financiación completa del Estado. A diferencia de ellos, el FITB se financia en su gran mayoría con la taquilla, patrocinio de la empresa privada y el apoyo de entidades públicas” indicó Lia.
Asimismo, el impacto social, económico y cultural que genera la realización del Festival para la ciudad es positivo. Lia Heenan cuenta que el evento brinda más 2.000 empleos directos e indirectos y aporta a la salud financiera de Bogotá.
“La Universidad de los Andes hizo un estudio donde definió que por cada peso que el Festival invierte en hacerse, la ciudad recibe cuatro pesos en ingresos de hoteles, bares, restaurantes y compras del comercio general. En este periodo, la ocupación hotelera crece un 46% y el 27% es turismo extranjero”, concluyó la co-directora.
La edición XVII del Festival Iberoamericano de Arte de Bogotá tendrá dos temporadas. La primera transcurre desde el 1 abril hasta el 17 de abril, y la segunda se llevará a cabo del 20 de julio hasta el 20 de agosto.